El papel de medios y redes sociales audiovisuales o las amenazas que afectan al discurso científico son algunos de los temas centrales de la tesis
La comunicación científica, a través de diferentes canales, formatos o un lenguaje más asequible, ha permitido la democratización de un conocimiento, el científico, que durante mucho tiempo estuvo reducido a la comunidad investigadora. La comunicación científica permite que las personas conozcan cómo está avanzando la ciencia, qué soluciones puede haber para sus problemas más cercanos o en qué se está invirtiendo el dinero público, por lo que juega un papel esencial en la sociedad. Pero para que la comunicación científica avance también son necesarias investigaciones que comprueben su efectividad. El investigador de la Universidad de Córdoba Rafael Diego Macho Reyes, perteneciente al grupo Historia de la Filosofía (HUM-364), ha dado un paso más en ese camino con su tesis Ética en la transferencia universitaria: Análisis del discurso científico en la que analiza el discurso científico y los retos que enfrenta.
Para Rafael, “el discurso científico siempre ha ido a la contra de los tiempos. Si en la antigüedad el rival era el ámbito religioso y su traslación política en forma de persecución directa, hoy en día enfrenta la posmodernidad superficial y lo transitorio de lo digital, es decir, la forma.” Por ello, el autor sostiene que el discurso científico debe incorporar aspectos empáticos y didácticos que faciliten que el conocimiento no se asuma de forma doctrinal, sino por otras vías más cercanas a la ciudadanía.
Rafael Diego Macho, que comenzó sus estudios universitarios con el Grado en Bioquímica y que luego se especializó en los campos de la Historia y Filosofía de la Ciencia, ha estructurado sus tesis a lo largo de seis capítulos en los que los medios y redes audiovisuales juegan un papel central en la difusión de la ciencia. Como explica, “la televisión en democracia ha incorporado la divulgación científica como un contenido más en su misión de educar y desarrollar a la sociedad, y para ello lo ha hecho con conceptos más divulgativos de masas como los documentales sobre etología y zoología clásicos, programas especializados (Redes) o una clara visión hacia la salud pública en cuanto a prevención o recomendaciones sanitarias en formatos específicos o como secciones en magazines”. A ello hay que añadir que estos formatos se han ido amoldando a los tiempos con la inclusión de voces y perfiles amplios (mujeres, personas racializadas o del colectivo LGTBI).
Pero el discurso científico también tiene que hacer frente a retos y amenazas dentro de las cuales el papel de las pseudociencias y la difusión de bulos juegan un papel destacado. “El pensamiento pseudocientífico es un peligro social y político a la altura del patriarcado y el negacionismo climático”, señala Macho quien, además de desarrollar su tesis, ha sacado tiempo para desarrollar proyectos como el Aula de Radio y Podcasting de la Universidad y aumentar el alcance de competiciones como la Olimpiada Filosófico Científica o la Semana de la Filosofía.