Una jornada de la URJC sobre inundaciones extremas analiza el origen, desarrollo y consecuencias de las inundaciones extremas como la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana hace ahora casi un mes.
Raúl García Hémonnet/Redacción
La reciente DANA que produjo enormes estragos humanos y materiales en la Comunidad Valenciana, está generando un problema medioambiental “muy serio”. Esta es una de las principales conclusiones de la jornada ‘Inundaciones extremas: entender por qué y cómo se producen para prevenir y mitigar la catástrofe’, celebrada la semana pasada en la URJC.
El evento contó con los profesores de la ESCET, Tatiana Izquierdo, Francisco Carreño y Javier Lillo.
Como señala Francisco Carreño (Geodinámica Externa), la idea era “presentar un análisis de las inundaciones desde un punto de vista técnico que es nuestra función como universidad, ofrecer conocimiento para ayudar a una mejor gestión de este tipo de situaciones”.
En este sentido, una de las principales conclusiones es que en la zona experimenta una acumulación de residuos y sustancias muy contaminantes, como los de los vehículos averiados (aceites, combustibles, líquidos refrigerantes y frenos, entre otros). Sustancias que acaban filtrándose en el suelo, con el riesgo de ser incorporados al ciclo natural de los seres vivos y la cadena alimenticia. “Toda la contaminación irá a parar a los acuíferos y aguas subterráneas, y llegados a este punto, será muy difícil y casi imposible aplicar técnicas de descontaminación en zonas tan extensas.”, explica Francisco Carreño.
Este aspecto fue el que generó mayor debate, en el que participaron estudiantes y docentes de la Universidad y tras el que se llegó a la conclusión que fenómenos de este tipo exigen una solución “transversal e interdisciplinar. No hay una solución única y cada situación requiere una solución concreta”, señala Francisco Carreño que añade que “la Universidad cuenta con el Grado en Recursos Hídricos en el que se forma a los estudiantes en aspectos tan relacionados como la hidrología, estudio de eventos climáticos extremos, dinámica fluvial, modelización de mapeo de zonas inundables y asignaturas relacionadas con la contaminación en el medio”, además del Máster en Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos.
Las conclusiones antes citadas llegaron tras abordar en profundidad diferentes aspectos de las inundaciones extremas con el foco centrado en la DANA de la Comunidad Valenciana.
Desde el punto de vista climático, aspecto que correspondió a la profesora Tatiana Izquierdo (Geodinámica externa), se abordó la situación climática y meteorológica que da lugar a estos eventos y se centró en el proceso de formación de la propia DANA en Valencia, que tuvo unas características peculiares. Según se explicó no fue una situación inédita, ni el fenómeno más extremo en cuanto a precipitación, pero su localización generó una acumulación de agua en forma de escorrentía superficial mayor de lo que suele ocurrir y desbordó.
Francisco Carreño analizó las inundaciones de la zona y del conjunto de España desde el punto de vista histórico, haciendo una revisión y un repaso. “El arco mediterráneo se caracteriza por este tipo de eventos extremos asociados al agua, no sólo de inundaciones sino también de periodos prolongados de sequías. Existen documentos que informan de registros de avenidas desde el año 1321 y a lo largo de la historia con situaciones muy similares a las ocurridas ahora. Lo que ha pasado ahora es un evento extraordinario que suelen ocurrir cada 20-30 años, y que van a seguir ocurriendo, el gran reto al que nos enfrentamos los científicos consiste en determinar con cierta antelación cuándo y dónde ocurrirá el siguiente. En España contamos con el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI) con la cartografía de las zonas inundables en todo el territorio hecha con modelos matemáticos. Si consultamos esta cartografía, veremos que las zonas afectadas ya están perfectamente identificadas de alto riesgo por inundación. La situación del evento se ha agravado considerablemente por el alto grado de ocupación y urbanización en zonas inundables.
Además, Carreño ha rechazado culpar de todo lo sucedido al cambio climático, “tenemos el conocimiento y las herramientas técnicas y legislativas para afrontar situaciones como ésta y reducir considerablemente los desastres causados y la pérdida de vidas humanas, pero se requieren de decisiones valientes y esfuerzos más comprometidos de múltiples actores: científicos, técnicos, legisladores, gestores, políticos y la ciudadanía. El planeta tiene valor en sí mismo, y hay que cuidarlo sí o sí, trabajando por hacer políticas ambientales, independientemente de que haya cambio climático” y ha añadido que, “cuando se produce una DANA, lo que genera este tipo de evento es el contraste térmico entre temperatura caliente del mar y aire frío. Cuanto mayor es el contraste más extremo es el evento, si la temperatura global aumenta, tenemos océanos más calientes y mayor riesgo de que se produzcan estos eventos extremos”.
Actuar antes de que el daño sea irreversible
Por su parte, el análisis del impacto medioambiental corrió a cargo del profesor Javier Lillo (Geodinámica Interna) que explicó que los contaminantes se irán concentrando principalmente en el Parque Nacional de la Albufera y habrá que analizar y remediar ese impacto antes de que sea irreversible. Además, la acumulación de los lodos en los suelos, provoca un efecto de sellado que altera el desarrollo y función de los suelos, tan importantes para los cultivos y en definitiva el medio natural. Según lo expuesto por Lillo, se está llevando a cabo una recogida de lodo y basura que tienen una gran cantidad de contaminantes, pero uno de los principales problemas es que los residuos están muy mezclados lo que hace muy difícil su gestión. Lo normal sería llevarlo a vertederos y zonas controladas, “pero las noticias que nos llegan es que se están acumulando en el propio Barranco del Pollo y en terrenos destinados a la agricultura donde no existe control”, señala Francisco Carreño en referencia a lo presentado por el profesor Javier Lillo.
Una jornada que ha permitido abordar la DANA y sus efectos desde una perspectiva poliédrica que ha incluido lo medioambiental, la gestión de recursos hídricos y lo geológico.