UNICEF Y EL MINISTERIO DE SANIDAD Y CONSUMO, A FAVOR DE LA LACTANCIA MATERNA Y CONTRA EL DÉFICIT DE YODO
El presidente de UNICEF-Comité Español, Francisco González Bueno, y la Ministra de Sanidad y Consumo, Ana Pastor, han firmado el pasado lunes, 16 de febrero, un convenio de colaboración para promover la lactancia materna y prevenir los trastornos provocados por el déficit de yodo tanto en mujeres embarazadas como en niños y niñas. Ambos programas, que se incluyen como derechos esenciales en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, serán impulsados por el Sistema Nacional de Salud.
Durante la firma del acuerdo, ambas instituciones destacaron la
importancia de intensificar los programas de lactancia
materna, imprescindible para el adecuado desarrollo del
bebé y con indudables beneficios también para las madres. También
se resaltó la necesidad de tomar medidas para erradicar los
trastornos por déficit de yodo, promocionando el
consumo de pescado marino y sal yodada.
Los beneficios de la lactancia materna
En la última década tanto UNICEF como la Organización Mundial de
la Salud (OMS) han alertado de la necesidad de revisar los
programas de lactancia materna con el fin de mejorar sus
indicadores. En la misma línea, el programa europeo EURODIET
recomienda realizar nuevos planes de acción que permitan
intensificar la lactancia materna. Según la Encuesta Nacional de
Salud 2001, tan sólo el 23,6% de las madres dan de mamar a
sus hijos durante 6 meses, el periodo mínimo recomendado.
Por el contrario, casi el 61% limitan el amamantamiento a 6
semanas. La leche materna tiene todos los elementos nutritivos que
necesitan los niños y niñas. Los protege contra las diarreas y las
infecciones respiratorias agudas, dos de las principales causas de
mortalidad infantil de menores de un año en todo el mundo. Estimula
su sistema inmunológico y su respuesta a las vacunas; contiene
centenares de anticuerpos y enzimas que fortalecen su salud; no es
necesario mezclarla, esterilizarla o disponer de equipo; y siempre
está a la temperatura correcta. Los niños y niñas que son
amamantados tienen una menor incidencia de cáncer en la infancia,
incluso de leucemia o linfoma. Son menos susceptibles a la
neumonía, el asma, las alergias, la diabetes infantil, las
enfermedades gastrointestinales y las infecciones del aparato
auditivo, al tiempo que beneficia el desarrollo neurológico. Y eso
sin hablar de las innumerables ventajas para las madres, quienes
tienen menos posibilidades de sufrir cáncer de mama o de ovarios,
depresión post parto, anemias y hemorragias. Por todo ello, el
Ministerio de Sanidad y Consumo ha asumido el compromiso de poner
en marcha campañas informativas para la población y para los
profesionales de la salud y de impulsar la “Iniciativa
Hospitales Amigos de la Infancia”, un programa promovido
por UNICEF y la OMS cuyo propósito es velar por que todos los
hospitales maternos se transformen en centros de apoyo al
amamantamiento, creando un clima de atención a la madre y al bebé
en el que la lactancia natural se convierta en la norma. Desde que
se puso en marcha este programa, más de 30.000 hospitales de todo
el mundo se han embarcado en el proyecto.
En España hay más de un centenar de hospitales trabajando para
adecuar sus prácticas a las exigencias de la iniciativa y ocho de
ellos ya han sido acreditados como Hospital Amigo de la Infancia,
un reconocimiento que se otorga por poner en práctica una decena de
medidas que promueven la lactancia natural.
Trastornos por carencia de yodo
La prevención de los trastornos por déficit de yodo es otro de
los aspectos que también se contemplan en este convenio. La
erradicación de estos trastornos constituye una prioridad mundial
en salud pública, debido a sus negativas consecuencias
sobre el desarrollo del cerebro de los niños y niñas que
nacen en zonas donde existe un déficit de este mineral. Las
necesidades diarias de yodo varían a lo largo de la vida y se
duplican durante el embarazo y la lactancia. El yodo es necesario
para la formación de las hormonas tiroideas, que afectan al
funcionamiento de todos los órganos y son fundamentales para el
normal desarrollo del embrión y del feto. Todo déficit de yodo
-leve, moderado o severo- en la madre durante el periodo de
gestación tiene consecuencias negativas e irreversibles en el
desarrollo cerebral del bebé.
Por razones geológicas, la tierra es pobre en
yodo. Hoy en día, prácticamente todo el yodo se encuentra
en los océanos y la principal y casi exclusiva fuente de este
mineral son los alimentos de origen marino, como el pescado, los
mariscos, las algas, etc. Los organismos internacionales
responsables de la erradicación de los trastornos derivados de la
carencia de yodo (la OMS, UNICEF y el Consejo Internacional para el
Control de Desórdenes por deficiencia de Yodo, conocido por sus
siglas en inglés ICCIDD) recomiendan el consumo habitual de sal
yodada, es decir, sal común enriquecida con yodo. Desde 1982 la sal
yodada se vende en España en los establecimientos de alimentación
convencionales. Asimismo, estos organismos indican que es necesario
completar con medicamentos yodados la dieta de la mujer embarazada
y lactante. Según la OMS y UNICEF, la carencia de yodo afecta a
alrededor de 2.000 millones de personas en todo el
mundo, lo que supone la tercera parte de la población mundial. 740
millones de personas en el mundo -el 14% de la población- tienen
bocio, enfermedad provocada por la carencia de yodo, y dado que el
bocio representa tan sólo la punta del iceberg, los especialistas
consideran que las tasas de déficit de este mineral son muy
superiores. En la actualidad existe déficit de yodo más o menos
intenso en casi todos los países de Europa Occidental. En España,
los estudios realizados desde los años 70 revelan una carencia de
yodo leve-moderada generalizada. Las encuestas nutricionales
recomiendan incrementar el consumo de pescado y sal yodada entre
toda la población, pero especialmente entre la infancia y las
mujeres embarazadas. La ministra de Sanidad y Consumo ha destacado
que en nuestro país “entre un 30% y un 50% de las mujeres
embarazadas consumen yodo en cantidades inferiores a las
recomendadas, con los riegos potenciales que ello implica”. El
déficit de yodo durante la gestación repercute negativamente en el
desarrollo intelectual del bebé, siendo la principal causa de
retraso mental y parálisis cerebral evitable en el mundo.
Medidas adoptadas
El suministro de un adecuado aporte de yodo durante la infancia
es una de las medidas aprobadas por la ONU durante la Cumbre
Mundial a favor de la Infancia que se celebró en 1990. España
ratificó la necesidad urgente de erradicar el déficit de yodo en su
población antes del año 2000. La Asamblea General de las Naciones,
durante su Sesión Especial dedicada a la Infancia en mayo de 2002,
decidió aprobar una moratoria para su cumplimiento hasta el año
2005. Por su parte, el Congreso de los Diputados aprobó una
Proposición No de Ley en 2000 con la finalidad de corregir este
grave problema de salud pública, encomendando a las Comunidades
Autónomas la puesta en marcha de programas para su erradicación,
bajo la coordinación del Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud. Recomendaciones del Ministerio Con el fin de
reducir la carencia de yodo entre la población, el Ministerio de
Sanidad y Consumo ha propuesto una serie de recomendaciones,
aprobadas por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud a finales de 2003, entre las que se incluyen:
- Promocionar el consumo de sal yodada en la población general,
con discriminación positiva para su fabricación, distribución y
venta. - Recomendar la ingesta de alimentos ricos en yodo, como el
pescado de mar o el marisco. ➢ Realizar campañas de información
especialmente dirigidas a las mujeres embarazadas, a los
profesionales sanitarios y a los responsables de la salud infantil
(pediatras, educadores y centros educativos). - Utilizar en los comedores escolares de todas las Comunidades
Autónomas exclusivamente sal yodada. En cuanto a la lactancia
materna, la promoción de esta práctica está incluida en el Programa
Integral de Salud Materno-Infantil, aprobado con el acuerdo del
Consejo Interterritorial en junio de 1990.
Aunque desde entonces viene desarrollándose en todas las
Comunidades Autónomas, la firma de este acuerdo entre UNICEF y el
Ministerio de Sanidad y Consumo supondrá un nuevo impulso para la
generalización de la lactancia natural en nuestro país.