Cada año mueren más de medio millón de mujeres y niñas por complicaciones del embarazo o el parto en los países en desarrollo
La educación de las niñas y un sistema sanitario apropiado son fundamentales para mejorar la salud materna y neonatal
JOHANESBURGO/NUEVA
YORK/GINEBRA – Las mujeres de los países menos adelantados
del mundo tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el
parto o debido a complicaciones derivadas del embarazo que las
mujeres de los países desarrollados, según el último informe de
UNICEF, Estado Mundial de la Infancia 2009, que UNICEF presenta hoy
en varios países.
Al mismo tiempo, los niños y
niñas nacidos en un país en desarrollo tienen 14 veces más
probabilidades de morir durante su primer mes de vida que un niño o
niña nacido en un país industrializado.
La salud y la supervivencia de las
madres y de sus recién nacidos están vinculadas entre sí y muchas
de las intervenciones que salvan las vidas de las madres primerizas
benefician también a sus recién nacidos. La edición de 2009 de la
principal publicación de UNICEF, Estado Mundial de la Infancia,
subraya el vínculo que existe entre la supervivencia de las madres
y de los recién nacidos, y sugiere intervenciones para superar la
distancia que hay entre los países ricos y pobres.
“Todos los años, más de
medio millón de mujeres mueren como resultado de complicaciones
derivadas del embarazo o el parto, entre ellas 70.000
niñas y jóvenes de 15 a 19 años”, ha dicho Ann M. Veneman,
Directora Ejecutiva de UNICEF, en la presentación del informe en
Johannesburgo. “Desde 1990, las complicaciones derivadas del
embarazo y el parto han costado la vida de alrededor de 10 millones
de mujeres”.
Tanto las madres como los recién
nacidos son muy vulnerables durante los primeros días y semanas
posteriores al nacimiento, un momento fundamental para realizar
intervenciones vitales como organizar visitas posnatales, aplicar
una higiene apropiada y prestar orientación sobre los síntomas de
peligro relacionados con la salud materna y neonatal.
Aunque muchos países en desarrollo
han logrado en los últimos años grandes progresos para mejorar la
tasa de supervivencia infantil, los avances han sido inferiores en
la reducción de la tasa de mortalidad materna.
Níger y Malawi, por ejemplo,
redujeron casi en la mitad las tasas de mortalidad de menores de
cinco años entre 1990 y 2007. En Indonesia, las tasas de mortalidad
de menores de cinco años se redujeron a una tercera parte de lo que
eran en 1990, y en Bangladesh descendieron en más de la mitad. Pero
estos mismos progresos no se han logrado en el caso de los peligros
para la salud de las madres, que son muy elevados durante el parto
y los primeros días después del nacimiento. Además, mientras que la
tasa de supervivencia de los niños menores de cinco años mejora en
todo el mundo, los riesgos que corren los recién nacidos durante
los primeros 28 días de vida siguen siendo inaceptablemente
elevados en muchos países.
En el mundo en desarrollo, el riesgo
que una mujer padece durante toda su vida de morir por causas
relacionadas con la maternidad es de 1 entre 76, en comparación con
la probabilidad de 1 entre 8.000 en el caso de las mujeres de los
países industrializados. Aproximadamente el 99% de las
muertes mundiales derivadas del embarazo y de sus complicaciones se
producen en el mundo en desarrollo, donde tener un hijo
sigue siendo uno de los riesgos de salud más graves que corren las
mujeres. La gran mayoría de estas muertes se producen en África y
en Asia, donde las elevadas tasas de fecundidad, una escasez de
personal capacitado y unos sistemas de salud ineficientes
representan una tragedia para muchas mujeres jóvenes.
Los 10 países donde el riesgo de
mortalidad materna durante toda la vida es mayor son Níger,
Afganistán, Sierra Leona, Chad, Angola, Liberia, Somalia, la
República Democrática del Congo, Guinea-Bissau y Malí. El
riesgo que tiene una mujer durante toda su vida de morir por una
causa relacionada con la maternidad oscila en estos países desde 1
entre 7 en Níger a 1 entre 15 en Malí.
Y por cada mujer que muere, otras 20
sufren enfermedades o lesiones, a veces con consecuencias graves y
duraderas.
Para reducir la mortalidad materna e
infantil, el informe recomienda la administración de servicios
esenciales por medio de sistemas de salud que integren una atención
continua en el hogar y la comunidad, y mediante intervenciones
ambulatorias y en establecimientos sanitarios.
Este concepto de atención continua
va más allá de la importancia que se ha concedido tradicionalmente
a las intervenciones individuales relacionadas con enfermedades
específicas, y en lugar de ello ofrece un modelo de atención
primaria de la salud que abarca todas las etapas de la salud
materna, neonatal e infantil.
“Salvar las vidas de las madres y de
sus recién nacidos exige bastante más que realizar solamente
intervenciones médicas”, dijo Veneman. “Educar a las niñas es
fundamental para mejorar la salud materna y neonatal y también
beneficia a las familias y las sociedades”.
El informe concluye que los
servicios de salud son más eficaces en un entorno propicio que
promueva la autonomía, la protección y la educación de la
mujer.
Acerca de
UNICEF
UNICEF trabaja sobre el terreno en
155 países y territorios para ayudar a los niños y niñas a
sobrevivir y avanzar en la vida desde la primera infancia hasta la
adolescencia. UNICEF, que es el mayor proveedor de vacunas a los
países en desarrollo, apoya la salud y la nutrición de la infancia,
el abastecimiento de agua y saneamiento de calidad, la prestación
de educación básica de calidad para todos los niños y niñas y la
protección de los niños y niñas contra la violencia, la explotación
y el SIDA. UNICEF está financiado en su totalidad por las
contribuciones voluntarias de individuos, empresas, fundaciones y
gobiernos.