Declaración de George Laryea-Adjei, director de UNICEF para el sur de Asia, tras visitar las zonas afectadas
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Islamabad/Katmandú, 28 de octubre de 2022 – “A medida que el catastrófico desastre climático continúa afectando la vida de millones de niños y niñas en Pakistán, son los niños más vulnerables quienes pagan el precio más alto.
Los niños y niñas que he conocido aquí lo han perdido todo: seres queridos, preciados libros escolares, los únicos hogares que alguna vez conocieron, sus escuelas, su sentido de seguridad.
A medida que las aguas de la inundación y la atención de los medios retroceden, la crisis en Pakistán se ha convertido en una crisis aguda de supervivencia infantil. Los niños frágiles y hambrientos están librando una batalla perdida contra la desnutrición aguda grave, la diarrea, la malaria, el dengue, la fiebre tifoidea, las infecciones respiratorias agudas y las afecciones dolorosas de la piel. Además de las dolencias físicas, cuanto más se prolongue la crisis, mayor será el riesgo para la salud mental de los niños y niñas.
Cerca de 10 millones de niños y niñas necesitan ayuda inmediata y vital. Cientos de ellos ya han perdido la vida. Más de 1 de cada 9 niños aquí sufre desnutrición aguda grave, una condición que amenaza sus vidas. Los padres y madres, presas del pánico, buscan alimentos para llevar a casa, incluso una comida sencilla para sus hijos.
En un campamento en Sohbatpur, Baluchistán, conocí a Farida, que había huido de su amado hogar con sus cinco hijos cuando llegaron las inundaciones. Estaba muy preocupada por su hija de un año, Rasheeda, que estaba visiblemente frágil y debilitada por la desnutrición aguda.
Su historia es una entre millones. A medida que se acerca el invierno, los niños y niñas hacinados en tiendas de campaña endebles, cuando tienen la suerte de tener una, seguirán sucumbiendo a enfermedades que en tiempos normales son prevenibles y tratables.
Los niños y niñas de Pakistán necesitan desesperadamente nuestro apoyo para sobrevivir. Y, sin embargo, el llamamiento internacional a favor de Pakistán sigue sufriendo un grave déficit e financiación. Cientos de niños y niñas más perderán la vida en las próximas semanas si no llega la ayuda internacional para ampliar las intervenciones.
Pero esta historia de devastación climática no es solo la historia de Pakistán. Solo en 2022, las inundaciones provocadas por el clima han devastado Pakistán, Bangladesh, el norte de India y Afganistán, lo cual ha causado que más de 15 millones de niños y niñas necesiten ayuda.
Olas de calor extremas han abrasado las ciudades abarrotadas de la región, con temperaturas que llegan hasta los 48 grados. Los glaciares han seguido derritiéndose en Pakistán y Bután, mientras que los deslizamientos de tierra en Nepal han arrasado con los hogares de los niños y niñas, y el aumento del nivel del mar sigue amenazando la existencia misma de Maldivas.
Los niños y niñas no han jugado ningún papel en la creación de la catástrofe climática en el sur de Asia, pero son ellos los que pagan el precio más alto. Esta catástrofe climática está amenazando la salud, el bienestar y la supervivencia misma de más de 616 millones de niños y niñas que llaman a esta región su hogar.
Los gobiernos deben proteger urgentemente los servicios críticos de agua, saneamiento e higiene, salud y educación de los que tanto dependen los niños y las niñas. También deben asegurarse urgentemente de que todos los niños y niñas tengan las habilidades y los conocimientos que necesitan para sobrevivir y prosperar en un mundo con cambios climáticos.
Pero, ante todo, los líderes mundiales deben limitar urgentemente el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Esta es la única manera de salvar la vida de los niños.
Sin una acción global urgente, la devastación climática que hemos visto en Pakistán, me temo, solo será un precursor de muchas más catástrofes de supervivencia infantil que están por venir”.
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