Cada estudiante que culmina su etapa en la UNED esconde una historia única, la de Tomás Novo, con 80 años, es un verdadero ejemplo de constancia, superación y amor por el aprendizaje. En su juventud fue jugador del Lugo Club de Fútbol; más tarde, corredor de maratones. Hoy, ese mismo espíritu infatigable lo impulsa en su aventura académica en la UNED.

A Tomás no le gusta la fama, ha accedido a participar en este reportaje con un único objetivo: dar las gracias a UNED Lugo, que ha sido para él una verdadera aliada en un camino de aprendizaje que no ha estado exento de dificultades.

 

El sentimiento es mutuo; la directora del Centro, Ana Belén Traseira, destaca la enorme calidad humana de Tomás y afirma “Tomás ha ido como una hormiguita enfrentándose a todas las materias; si no era a la primera, a la segunda o a la que fuera”, y añade “es fuente de inspiración, de la importancia de la tenacidad y la constancia para conseguir aquello que nos proponemos en nuestras vidas”.

 

A sus años, Tomás ha desafiado la barrera de la edad para seguir formándose. Ha afrontado con entereza problemas de salud y sus limitaciones tecnológicas. Antes de llegar a la UNED, trabajó en banca y, curiosamente está formado como programador. Sin embargo, se prometió no volver a tocar un teclado tras su jubilación, reconoce con humor que la soberbia de haber querido abandonar la tecnología le ha pasado factura: “Yo no uso el ordenador”, confiesa. “Afortunadamente, mi esposa maneja lo más básico. Y cuando tengo la más mínima duda, UNED Lugo me la resuelve.” Emilia, profesora jubilada y su compañera de vida, le ayuda a conectar con un mundo digital que a veces puede resultar abrumador. “Nunca me aburro con Tomás”, comenta ella con cariño. “Siempre tiene una sonrisa y nunca se frena ante las dificultades.”

 

Aprender sin prisa, aprender para siempre

Al estudiar este grado no buscaba beneficios económicos, sino personales: es una fuente de autoestima y un enriquecimiento cultural. Su satisfacción no será solo suya, sino de toda su familia el día que obtenga el título.

Eso sí, el camino ha sido largo: “Toda la materia a la que te presentes tienes que llevarla suficientemente preparada para aprobarla; si no, seguir estudiando y esperar a la siguiente convocatoria.”

Considera que “un maratoniano y un estudiante en el fondo son lo mismo. Esfuerzo y disciplina son los dos principios básicos de las dos carreras, si quieres conseguir algo tienes que trabajarlo, con independencia de las cualidades personales que tenga cada cual”.

 

A pesar de no llevarse bien con la tecnología, su visión sobre la inteligencia artificial, sobre la que ha basado su Trabajo Fin de Grado (TFG), es clara: será una revolución comparable a la industrial. Un cambio que afectará incluso al mundo jurídico que tanto le apasiona.

 

Sin freno y con nuevas metas

¿Y después? Si la salud lo permite, Tomás ya se plantea seguir estudiando un nuevo grado. Porque como él mismo demuestra, nunca es tarde para aprender.

Con esa retranca gallega, recuerda el dicho: “Morrendo e aprendendo” — muriendo y aprendiendo —. La edad no es un límite, solo hay que estudiar sin prisas para obtener mejores resultados.

Su historia es una invitación a no dejar de aprender, pase lo que pase y tengas la edad que tengas. Así lo cree Traseira que insiste en la importancia de envejecer activamente, tal como ejemplifica Tomás y todo el alumnado de la UNED Senior, que llena de vida las aulas del centro cada mañana. Este año, el número de materias Sénior se ha duplicado, con una excelente acogida por parte de la sociedad lucense.