Tras 12 años y casi 45.000 árboles plantados, el bosque Scania ya se ha completado. Rivas ha recuperado medioambientalmente 81 hectáreas (el equivalente a 81 campos de fútbol) al otro lado de la autovía de Valencia, hasta entonces despobladas de masa forestal.
“Se trata de uno de los proyectos de regeneración ambiental más ambiciosos del sureste madrileño de los últimos años”, explica el concejal y consejero delegado de Rivamadrid, José Manuel Castro. La empresa municipal ha sido la encargada de la planificación, plantación y mantenimiento de los ejemplares, regados cuando hace falta por operarios municipales que acuden con camiones cisterna a la zona.
En 2013 se inició el proyecto con un convenio firmado entre el Ayuntamiento y la empresa de vehículos pesados Scania [de ahí el nombre del bosque]. La firma de matriz sueca donaba un árbol por cada camión vendido en la península ibérica a lo largo de este tiempo. Y con esa aportación ha ido desplegándose una nueva masa forestal.
Pero nada hubiera sido posible sin la operación que realizó antes el Ayuntamiento, que expropió para protección ambiental, y mediante acuerdo con sus propietarios, los terrenos donde ahora crece la arboleda. De esta forma pasaba al patrimonio público una superficie privada que ahora pertenece a la ciudadanía, finiquitando cualquier tentación constructora en un paraje de alto valor ecológico.
PARQUE REGIONAL DEL SURESTE
La cifra exacta de ejemplares plantados es de 44.785. Las especies elegidas son las autorizadas por los servicios técnicos del Parque Regional del Sureste, al ser zona protegida: predomina el pino, pero también se yerguen carrascas, higueras, almendros, olivos, coscojas o enebros.
Todas las actuaciones han contado con el permiso de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, pues algunas parcelas se encuentran protegidas al albergar restos arqueológicos de valor. El bosque brota en paralelo al arroyo de los Migueles, en una zona donde los cortados de Casa Eulogio se recortan al este, conformando una de las siluetas paisajísticas más representativas del término municipal. Por el llano, ciclistas y corredores ejercitan pulmones y piernas. Y en las inmediaciones se unen los ríos Jarama y Manzanares.