Casi 60.000 personas visitan la exposición de Leygonier en el Museo de Bellas Artes de Sevilla

La exposición ‘Francisco Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos’, que cerró este domingo sus puertas en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, ha recibido un total de 59.815 visitas. La muestra, concebida por los comisarios Juan Antonio Fernández Rivero y María Teresa García Ballesteros, ha permitido recuperar la vida y el trabajo de uno de los pioneros de la fotografía en España, nacido en la capital hispalense donde mantuvo abierto su estudio durante más de tres décadas.

La propuesta ha permitido reunir durante dos meses exactos en la sala de exposiciones temporales del Bellas Artes un total de 81 obras del fotógrafo sevillano de diverso formato (calotipos, albúminas, litografías, cartas de visita, daguerrotipos, facsímiles, dos álbumes de fotografías e, incluso, un óleo). Son, principalmente, imágenes de vistas y monumentos de Sevilla, reproducciones de pinturas e instantáneas de fiestas y procesiones, como la Semana Santa o la romería de Valme.

La consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, ha destacado “el importante rescate patrimonial de la exposición dedicada a Leygonier, dado que ha permitido arrojar luz a algunos episodios de su biografía y ha dado a conocer su producción, especialmente sus albúminas, que no habían sido estudiadas hasta la fecha”. “Además, ha resultado de gran interés para conocer tanto los orígenes de la fotografía como la Andalucía de los inicios de la época contemporánea”, ha recalcado Del Pozo.

Francisco Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos’, que se suma a la muestra que ya se le dedicó entre mayo y septiembre de 2021 a otro de los pioneros del arte fotográfico en la ciudad, Luis Masson, registró la semana con más afluencia de público del 8 al 13 de abril, con 7.976 personas, siendo el viernes 2 de mayo la jornada con más visitas, con 2.028. Del total de visitantes, el 54,26% fueron mujeres y el 45,74%, hombres.

Entre otras aportaciones, la muestra ha permitido rastrear en los vínculos del fotógrafo con el duque de Montpensier, gran aficionado a las artes, quien, además de adquirir algunas de sus vistas, le encargó numerosos reportajes, como el de la ermita de la Virgen de Valme, su caseta en la Feria de Abril (la imagen, datada en 1859, es la primera que se realizó de la fiesta) o las reproducciones de la colección de óleos que atesoró en San Telmo.

Las imágenes reunidas en la exposición ‘Francisco Leygonier, el primero de los fotógrafos sevillanos’ proceden, en su mayoría, de la colección Fernández Rivero. También se han exhibido otros originales procedentes del Archivo y la Fototeca Municipal de Sevilla, y de otras dos relevantes colecciones particulares: la de Carlos Sánchez, de Granada, y la de Narbona Algara, de Madrid.

El primero de los fotógrafos sevillanos

Francisco Leygonier (Sevilla 1808-1882) fue el más precoz de la enorme lista de profesionales fotógrafos sevillanos del siglo XIX. Junto a Luis Masson y Emilio Beauchy conforma el gran triunvirato de fotógrafos que, desde Sevilla, dejó una profunda huella de su quehacer fotográfico a nivel nacional e internacional.

Leygonier, que había nacido en Sevilla en el seno de una familia de origen francés, tuvo que marchar a Francia tras la muerte de su padre. Con solo 11 años, se fue a vivir al país vecino a la casa de su hermana mayor, quien se había casado con un oficial napoleónico curtido en la guerra de Independencia. Regresó a Sevilla a los 33 años envuelto en un cierto misterio, dada su anterior profesión de marino que le había llevado a recorrer medio mundo.

Desde su vuelta y para sorpresa de sus paisanos, Leygonier practicó en Sevilla el joven e innovador arte de la fotografía. La llegada de los Montpensier a la ciudad, a comienzos de la década de 1850, sacó a la luz sus fotografías sevillanas en un catálogo que incrementó en los siguientes años con imágenes de Granada y Córdoba.

El estudio de Francisco Leygonier, instalado, sucesivamente, en la calle Cantimplora, la calle Ravetilla y el Patio del Alcázar, ofreció sus retratos y vistas durante más de tres décadas, hasta finales de la década de 1870.