Manuel Manrique

Manuel Manrique El representante de UNICEF para Colombia y Venezuela ha visitado recientemente las oficinas de la sede de UNICEF- Comité Español. Durante su visita ha tenido un momento para responder a nustras preguntas sobre la situación en Colombia y los grande desafíos a los que se enfrentan los niños y niñas cada día, en medio de una situación de conflicto.

Estos desafíos son compartidos por
UNICEF-Comité Español, que tiene una vinculación especialmente con
los programas que desarrolla UNICEF en beneficio de los niños y
niñas colombianos.

A pesar de
cargar a sus espaldas con 40 años de conflicto armado, Colombia
sigue siendo una crisis olvidada por gran parte de la comunidad
internacional. ¿A qué cree que se debe esta situación?

Creo que con
frecuencia la comunidad internacional pierde de vista que este es
el único conflicto de estas características que existe en una
América Latina que ya hace algunos años volvió al camino de la
democracia. Aunque Colombia es la democracia electoral más antigua
de América Latina, conserva en su seno este conflicto hasta el
momento no resuelto. Creo que eso es lo que hace que sean
invisibles las situaciones dramáticas que afectan a la sociedad
civil y en particular a los niños y niñas.

Decimos
que los niños y las niñas son las principales víctimas de esta
crisis ¿Cómo les afecta el conflicto armado?

En el caso de
Colombia la manifestación más dura de la crisis es el efecto de las
minas anti-persona sobre los niños -la mitad de los accidentes de
la población civil son en menores de 18 años. Cada accidente
particular devasta la vida del niño o niña afectado. No sólo porque
con frecuencia su vida cambia de rumbo, por los efectos que este
accidente tiene, desde la pérdida de miembros inferiores o
superiores u otras partes del cuerpo a los casos de niños que han
perdido la vista. No sólo afecta la vida de esta persona durante
mucho tiempo en términos físicos sino que también afecta sus
oportunidades de desarrollo.

Si las minas son
la primera manifestación del conflicto, en segundo lugar tenemos el
fenómeno irresuelto de los niños y niñas vinculados a los grupos
armados. Más o menos el 70 por ciento de ellos son hombres y 30 por
ciento mujeres. Unos 6.000 niños, o tal vez más, están vinculados a
estos grupos armados. El número es siempre la preocupación
principal de los medios de comunicación. Pero creo que nosotros en
UNICEF no necesitamos que sea un número elevado. Lo que nos
preocupa es la existencia del fenómeno: que se utilicen niños para
acciones militares en procesos de las características del
colombiano, donde existen grupos que no están cumpliendo con las
normas del derecho internacional humanitario, y menos con la
Convención sobre los Derechos del Niño.

Las poblaciones desplazadas
se ven expuestas a grandes problemas como la falta de agua y
servicios básicos de educación y sanidad. ¿Cómo trabaja UNICEF para
hacer frente a estos problemas?

Creo que nuestra
contribución en el caso de los niños afectados por los
desplazamientos ha sido principalmente contribuir a la garantía de
la salud básica. Hemos encontrado, afortunadamente, una respuesta
positiva por parte de las autoridades del Gobierno colombiano. En
segundo lugar hemos contribuido a su educación, porque cuando un
niño cambia de lugar de residencia y pasa a una situación de vida
mucho más precaria es más difícil garantizar ese derecho. Y la
tercera contribución, en la que hemos puesto énfasis porque
entendemos que es invisible y que con frecuencia no merece la
atención de las autoridades, es a la atención psicoafectiva de los
niños que pasan por situaciones de violencia. El esfuerzo por la
recuperación de condiciones básicas emocionales es
importantísimo.

Se
calcula que cada día se producen tres nuevas víctimas a causa de la
proliferación de las minas anti-persona. ¿En qué se basan
específicamente las campañas de prevención que lleva a cabo
UNICEF?

Lo principal es
que la población tenga conciencia de que el fenómeno existe. En
muchas ocasiones me he encontrado con habitantes de las regiones, e
incluso autoridades locales como alcaldes, que no son plenamente
conscientes de que la mina es parte de la realidad de su municipio
y que allí está la amenaza latente y traicionera de un objeto letal
que puede afectar a cualquier persona en cualquier hora.
Desgraciadamente, este es un factor del conflicto armado interno
que se va cobrando cada vez más víctimas. Colombia es el tercer
país del mundo en número de víctimas y va desafortunadamente camino
de convertirse en el segundo porque hay un conflicto en marcha muy
potente donde las minas se utilizan de una manera muy recurrente.
Es el instrumento de contención de la ofensiva militar que han
encontrado más efectivo. Y esto acaba teniendo consecuencias sobre
la población civil.

¿Cuáles
son los desafíos a los que UNICEF se enfrenta en Colombia de cara
al futuro?

La violencia es
una de las dimensiones que nos afectan y obligan a responder de
manera rápida. Las emergencias que se producen cuando ocurre un
ataque a una población, cuando ocurren accidentes de minas o
desplazamientos de pobladores que tienen que huir de donde están.
Eso es lo más inmediato, lo más urgente, de eso no nos podemos
eximir. Pero también están todos los desafíos que son más a largo
plazo. Y tal vez algo que necesitamos que se de es que en todos las
regiones, departamentos y municipios se organice la respuesta para
cumplir con los derechos de los niños. Colombia es un país en
proceso de descentralización efectiva, así que el municipio tiene
la obligación de asegurar buenas condiciones de sanidad, de
higiene, de educación, de medio ambiente y contribuir a la
reducción de la violencia intrafamiliar para evitar cualquier
violación contra los derechos del niño -trabajo infantil,
explotación sexual-. Los municipios deben estructurar esas
repuestas.

Colombia
es una de los cinco países del Informe de Acción Humanitaria de
este año en los que UNICEF- Comité Español centrará sus esfuerzos
de sensibilización y recaudación de fondos. En este sentido ¿qué
mensaje quisiera transmitir a la sociedad española con el fin de
solicitar su apoyo a favor de los niños y niñas
colombianos?

Nos satisface que
así sea, pero doblemente porque es el único país latinoamericano
que está en estas circunstancias. No es que los otros estén exentos
de problemas, pero estas dimensiones del conflicto armado que
afectan a la niñez dejan huellas por mucho tiempo en el seno de
esta sociedad. Yo creo que España en particular tiene una
responsabilidad por tratarse de un país latinoamericano de un
arraigo y de una tradición tan sólida, de una cercanía tan grande
con España – su geografía misma está llena de denominaciones que
evocan a España- . También es el país latinoamericano donde se
cultiva y se promueve con mayor riqueza el español, donde hay
vínculos históricos que los españoles tienen que identificar. Creo
que por este cúmulo de razones es más que justificado que se
produzca una expresión de solidaridad con los niños y niñas
colombianos. Esa es la invocación que quisiéramos hacer a todos los
españoles.

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