Para los niños y niñas libaneses, hasta sus propios vecindarios son campos minados

Lo peor para muchos de los niños y niñas que han salido ilesos de los ataques de las últimas semanas está escondido bajo los escombros de sus barrios. Con apariencia inofensiva, e incluso atractiva, la munición sin explotar supone para muchos niños una novedad que explorar y con la que jugar en un momento en el que sus espacios habituales de recreo han sido dañados o destruidos. UNICEF trabaja para informar a la población civil sobre los riesgos de estas municiones y para proteger la vida y la salud de los niños y niñas que intentan volver a la normalidad en sus hogares

Sikuna Marei, de 12 años de edad, está internada en una unidad
de cuidado intensivo en el hospital Jebel Amel de Tiro. Ni siquiera
la máscara de oxígeno que le cubre el rostro puede ocultar el dolor
que sufre por la herida que le causó una operación mediante la cual
un equipo médico logró extraerle una esquirla de una
bomba
que le había perforado el hígado.

Sikuna, su primo Hassan, de 10 años, que descansa bajo los
efectos de fuertes sedantes en una cama vecina, y otra niña, Marwa,
fueron algunas de las primeras víctimas de lo que podría resultar
el legado más mortífero de la guerra que castigó al Líbano durante
34 días.

Ninguno de los tres niños resultó herido durante los violentos
enfrentamientos armados que dejaron en ruinas a la mayor parte de
su aldea, Ait al Shaab, sino que los tres sufrieron lesiones un día
después de que entrara en vigencia el alto el fuego entre Israel y
Hezbolá.

Los tres niños jugaban cerca de sus hogarescuando descubrieron un pequeño cilindro metálico de pocos
centímetros de largo que se encontraba oculto bajo los escombros.
Marwa recogió el extraño objeto, y Sikuna comprendió de inmediato
que podía ser muy peligroso.

«Le dije que lo arrojara lejos», recuerda Sikuna en una voz que
es un susurro. «Pero antes de que ella pudiera hacerlo, el
objeto estalló
. Sentí un dolor en el estómago. Había humo
por todos lados y me di cuenta que estaba perdiendo mucha
sangre».

Las bombas de racimo al acecho

Durante la primera semana posterior al alto el fuego, los
equipos de eliminación de bombas encontraron miles de
artefactos explosivos de racimo
sin estallar en más de 50
localidades del Líbano. Más de 200 de esas bombas fueron halladas
en el hospital de Tibnin y alrededores. Otras han aparecido en
calles y campos, y hasta en viviendas particulares, junto a otros
tipos de bombas, proyectiles y cohetes.

Las bombas de racimo fueron disparadas por piezas de artillería
israelíes dentro de proyectiles que se abren en plena trayectoria y
dispersan el mortífero contenido sobre las fuerzas enemigas. Sin
embargo, y como suele ocurrir, resulta obvio que muchas de esas
bombas no estallaron al hacer impacto, y ahora acechan a cualquiera
que sea suficientemente ignorante o desafortunado como para
tocarlas.

La experiencia cosechada en otras zonas de conflicto demuestra
que quienes están particularmente amenazados por
la munición sin estallar son los niños, niñas y jóvenes, entre
otras cosas porque el más leve movimiento puede desencadenar su
detonación.

«Se parecen a esas pilas eléctricas gruesas y cilíndricas. De
manera que para la mayoría de la gente parecen inocuas, y muy
especialmente en el caso de los niños y niñas, que tienenmentes curiosas«, explicó Chris Clark, del
Servicio de Actividades Relativas a las Minas de las Naciones
Unidas. «Son pequeñas y se ocultan fácilmente entre los escombros
que dejan los bombardeos. En su ignorancia, los niños y niñas las
recogen y, lamentablemente, sufren heridas cuando estallan».

Una campaña para salvar vidas y miembros

El Dr. Ahmed Mrowe, director del hospital Jebel Amel, afirma que
los médicos de ese establecimiento ya están tratando ocho
casos de lesiones
y heridas graves causadas por bombas de
racimo, entre ellos seis niños y niñas. Otra víctima conocida de
esos artefactos es un soldado que perdió un pie, pero en toda la
región meridional del Líbano se informa diariamente acerca de
nuevas víctimas de la munición sin estallar. Se teme que cuando los
granjeros y sus familias comiencen la cosecha de tabaco y aceitunas
se registrarán muchos más casos de personas heridas.

Ante tal situación, UNICEF y una amplia alianza de organismos
nacionales e internacionales inauguraron la semana pasada una
campaña nacional de concienciación e información
pública
mediante la cual se advierte sobre los peligros de
la munición sin estallar. Por medio de carteles y panfletos, además
de anuncios de radio y televisión, se advierte a los pobladores que
no toquen ningún artefacto sin estallar que puedan encontrar, y se
les exhorta a que denuncien el hallazgo de esos objetos a las
autoridades.

Se espera que mediante esa campaña se pueda evitar que miles de
niños y niñas sufran lesiones como las que casi le cuestan la vida
a Sikuna, y se reduzca así la magnitud del mortífero legado de la
guerra más reciente en el Líbano.

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