La infancia paga el precio de la falta de agua potable y saneamiento
El agua es para el ser humano tan necesaria como el aire. Sin embargo, millones de personas no tienen acceso a un agua que puedan consumir de forma segura. Los niños y niñas son los principales afectados por la falta de canalizaciones de agua y saneamiento. Pierden no solo su salud, sino otros derechos fundamentales, como la educación y la protección. Aunque más de 1.200 millones de personas han obtenido acceso al agua potable desde 1990, según el último informe de UNICEF sobre el progreso de la infancia es necesario avanzar más
La diarrea se
lleva cada año las vidas de 1,5 niños menores de 5 años. Esta
enfermedad puede evitarse extendiendo el consumo de agua potable,
promoviendo hábitos de higiene y proporcionando sistemas de
saneamiento adecuado a las comunidades y familias que carecen de
ellos. Sin embargo, el mundo está aún lejos de conseguir un acceso
adecuado al agua y el saneamiento para todos los niños y niñas del
mundo.
Los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, impulsados por las Naciones Unidas, tienen como una de sus
metas «reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de
agua potable para 2015«. Este objetivo está aún
lejos de conseguirse, con graves consecuencias para los niños y
niñas, que son más vulnerables a las consecuencias de la falta de
agua y saneamiento.
Los niños que mueren no son los
únicos que ven sus vidas truncadas por este problema. Varios
millones más ven minadas sus opciones de futuro, su desarrollo y su
salud por enfermedades relacionadas con el agua. Además los niños y
niñas (sobre todo niñas) que ven como su día a día gira en torno a
la búsqueda y recolección de agua, pierden
oportunidades fundamentales para su desarrollo: la posibilidad de
ir a la escuela o su derecho al juego y el tiempo libre.
Las niñas son también las
principales víctimas de una realidad terrible: muchas mujeres y
niñas han sido violadas mientras se alejaban de sus casas en búsca
de agua o para poder hacer sus necesidades con un poco de
intimidad. Incluso algo tan aparentemente trivial como que no haya
baños separados para chicos y chicas en las escuelas, hace que
miles de niñas renuncien a su educación cada año.
El último número de la serie de
informes de UNICEF «Progreso para la Infancia«,
analiza esta realidad y lanza una advertencia: el mundo está lejos
de cumplir el objetivo de acceso al saneamiento y, aunque está en
camino de lograr el objetivo marcado en relación al agua, es
posible que no se logre si el abastecimiento a las comunidades más
pobres no se convierte en una prioridad.