Cómo se vive un año después del terremoto en la región del Pakistán afectada por el desastre

Para los niños y niñas que viven en las zonas del Pakistán septentrional que resultaron afectadas por el terremoto, el año transcurrido desde el desastre ha sido extremadamente difícil

El terremoto, que registró7.6 en la escala Richter, ocurrió el 8 de octubre
de 2005, cuando los niños y niñas de la región iniciaban su jornada
escolar. Los niños y jóvenes, que constituyen más de la mitad de la
población de la región afectada, fueron quienes pagaron el precio
más alto, ya que de las 75.000 bajas fatales que causó el
terremoto, 18.000 correspondieron a niños.

UNICEF y sus aliados comenzaron a
prestar socorro de emergencia en el lugar poco después del
desastre. Debido a que UNICEF ya tenía almacenados suministros
esenciales en Pakistán, fue posible actuar con rapidez. Los
afectados por el terremoto pronto recibieron mantas, galletas de
alto contenido proteínico y artículos y elementos sanitarios
básicos. Desde entonces, UNICEF ha estado prestando asistencia a
quienes necesitan ayuda de manera desesperada y continuará
realizando operaciones en las zonas afectadas durante todo el
tiempo que sea necesario, prestando especial atención a las
necesidades de los niños y niñas.

«UNICEF es un organismo que aboga
por los niños y niñas, y las voces de la niñez no se escuchan con
mucha frecuencia en el programa de reconstrucción», afirma Zeba
Bukhari, Oficial de Planificación y Coordinación de Operaciones de
Emergencia. «Creo que en ese sentido hemos logrado avances».

Agua, saneamiento ambiental y salud

Una de las tareas prioritarias ha
consistido en suministrar agua potable a millones de personas
afectadas por el terremoto. A pocos días del desastre, UNICEF había
reparado parcialmente los sistemas de suministro de agua en
Muzaffarabad y otras ciudades en ruinas, lo que hizo posible el
abastecimiento a más de 400.000 habitantes. UNICEF también colaboró
con la reparación de unos 200 sistemas de suministro de
agua
en zonas rurales y con la construcción de unas35.000 letrinas. Esas obras beneficiaron a unos
700.000 habitantes.

Sin embargo, el acceso al agua
potable sigue siendo limitado. Esa circunstancia, empeorada por los
recientes monzones, ha causado un aumento del número de casos de
infecciones transmitidas por el agua, como la diarrea y el
cólera
.

Además de interrumpir el suministro
de agua, el terremoto devastó los establecimientos de atención de
la salud en el norte de Pakistán. Con ayuda del gobierno y los
aliados locales e internacionales, UNICEF ha financiado la
reconstrucción de más de 150 establecimientos y puestos
sanitarios
. También brinda apoyo a las campañas de
vacunación y colabora con la capacitación de miles de agentes
sanitarios de la comunidad.

La educación y la protección de la infancia

La educación constituye otra
cuestión prioritaria para UNICEF y sus aliados en el norte de
Pakistán. En este caso, el objetivo no sólo consiste en que todos
los niños y niñas damnificados regresen a las aulas sino que otros
niños que nunca han ido escuela lo hagan por primera vez,
especialmente las niñas. Pero la tarea no es fácil.

El terremoto destruyó más de 7.500
escuelas y causó la muerte, lesiones o el desplazamiento de unos2.000 docentes. En la fase inicial de la
reconstrucción del sistema de educación, UNICEF completará para
fines de 2007 la construcción de 125 escuelas permanentes, que no
sólo serán resistentes a los terremotos sino también acogedoras
para los niños y niñas.

Entretanto, la organización ha
suministrado unas 2.500 tiendas de campaña -así
como los correspondientes equipos y materiales- que servirán de
aulas escolares, a fin de devolver una cierta normalidad a la vida
de los niños y niñas y ayudarles a que terminen sus estudios.

Además de ello, hay diversos
aspectos psicológicos que se deben tener en cuenta. Decenas de
miles de niños y niñas perdieron uno o ambos progenitores como
consecuencia del terremoto. Muchos más quedaron separados de sus
familias. Para ayudar a esos niños y niñas vulnerables, UNICEF y
sus aliados crearon más de 100 «espacios acogedores para la niñez»,
donde los niños participan en actividades recreativas y reciben
cuidados y orientación y apoyo psicológico.

Reconstruir mejor

El terremoto del año pasado obligó
a unos 3,5 millones de habitantes a abandonar sus
hogares. En la actualidad, más de 30.000 personas aún viven en
campamentos en diversos puntos de la Provincia Fronteriza
Nororiental y en la región de Cachemira paquistaní. A medida que la
población de la región comienza a reconstruir lentamente su vida,
junto a las viviendas demolidas por el terremoto empiezan a
aparecer los cimientos de otras nuevas. Pero eso no significa que
el trauma haya desaparecido.

«Ahora le tengo miedo a los
terremotos», afirma Nazia Azeem, una niña huérfana de 10 años de
edad que vive con sus tíos. «No quiero entrar a ningún
edificio».

Antes del terremoto, muchas de las
aisladas comunidades montañesas afectadas por el desastre carecían
de servicios adecuados de atención de la salud, educación y
bienestar social. UNICEF se ha propuesto reconstruir lo que
destruyó el terremoto de manera tal que sea mejor que antes del
desastre. Desde marzo, y con la cooperación del gobierno, las
operaciones de socorro de UNICEF, que se concentraban hasta
entonces en la prestación de ayuda de emergencia, están orientadas
principalmente a la tarea más difícil de la reconstrucción.

«Esperamos que cuando completemos
estos programas, la calidad de las escuelas, los hospitales, los
caminos y la vida en general haya mejorado en gran medida», afirmo
el Teniente General Nadeem Ahmed, Vicepresidente de la Dependencia
de rehabilitación y reconstrucción en la región devastada por el
terremoto.

Aunque es mucho lo que se ha
logrado en este año, también es mucho lo que queda por hacer para
que los supervivientes del terremoto, yespecialmente los niños y niñas, puedan reanudar
sus vidas normales.

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