Una carrera para proteger a los más vulnerables
UNICEF Myanmar tiene 130 miembros de personal técnico y de apoyo trabajando con aliados de otras organizaciones y con el Gobierno para conseguir y distribuir suministros de emergencia. En estos momentos la prioridad de UNICEF es proporcionar suministros esenciales para salvar las vidas de los niños y sus madres. El agua potable y los elementos para la higiene son la necesidad más urgente y deben llegar a su lugar tan pronto como sea posible
“Tenía miedo. Me preocupaba que los miembros de mi familia se
separaran. Nuestras caras estaban azules por el frío y pensé que
moriríamos”, narra Ma Khine, de 13 años, recordando sus temores en
el momento en el que el ciclón Nargis destruyó su
casa.
Ma Khine se acurruca ahora junto a su familia en un
monasterio, junto a otros 500 habitantes del
municipio de Kyauktan, una de las áreas más duramente golpeadas del
área de Yangón. La dureza de su vida ha ido a peor a causa del
reciente desastre. La situación económica era tan precaria en el
pueblo del delta del Irrawaddy donde vivía con su familia que tuvo
que dejar la escuela y empezar a trabajar en una fábrica de ropa
cerca de la capital. Apenas ganaba 20.000 kyat(menos de 13 €) al mes nos cuenta.
Desplazados por la catástrofe
El sábado 2 de mayo el ciclón
Nargis arrasó a 190 kilómetros por hora la costa
del sur de Myanmar, convirtiéndose en el peor desastre natural que
ha sufrido el país. Además, los fuertes vientos provocaron un
tsunami de 12 metros de altura que golpeó las zonas costeras
dejando a su paso una destrucción sin precedentes.
Los habitantes de la costa, al ver
que anochecía y que la inundación no dejaba de crecer, abandonaron
lo que quedaba de sus hogares y buscaron refugio en lugares del
interior, como el monasterio de Sasana Beikman, ahora abarrotado.
Otros buscaron cobijo en vano en sus hogares, hasta que se
derrumbaron. Algunas familias se subieron a contenedores de
plástico para evitar ahogarse.
En los refugios, los niños
y niñas menores de 5 años permanecen en brazos de sus
madres con una expresión de miedo que parece que se ha quedado
grabada en sus caras. No quieren volver a sus barrios. Sus padres,
sin embargo, desean poder regresar y recomponer las piezas de lo
que hace poco era su mundo.
“Por favor, ayúdennos a reconstruir
nuestro pueblo. Cada día tenemos que luchar por sobrevivir porque
las ruinas de nuestras casas han quedado sumergidas en el agua,
algunas aplastadas por árboles. Ni siquiera tenemos cacharros para
cocinar o ropa para ponernos”, dice una madre.
Una carrera contra reloj para atender a las víctimas
Las actividades de evaluación
de daños y socorro de emergencia han encontrado enormes
dificultades para determinar la dimensión del desastre. Los
primeros informes respecto a la localidad donde Ma Khine vivía,
indican que al menos 16 de sus 15.000 vecinos han
muerto, aunque las autoridades temen que el número aumente
una vez pueda evaluarse la situación de las áreas del municipio a
las que aún no hay acceso.
De acuerdo con las evaluaciones del
equipo de UNICEF desplazado al municipio de Kyauktan, escasea la
comida en los 66 refugios que hay allí. Muchos de los habitantes
que aún conservan sus casas han estado cocinando y donando a sus
vecinos lo que pueden.
UNICEF se encuentra en una carrera
contra reloj para aumentar los esfuerzos de ayuda de emergencia en
el delta del Irrawaddy. Existe una gran preocupación de que la
destrucción de las canalizaciones de agua y alcantarillado
provoquen que los niños y niñas que han sobrevivido al ciclón
sucumban ahora a las enfermedades diarreicas causadas por las malas
condiciones del agua.
UNICEF Myanmar tiene 130 miembros de
personal técnico y de apoyo trabajando con aliados de otras
organizaciones y con el Gobierno para conseguir y distribuir
suministros de emergencia: medicamentos, plásticos para refugios,
mosquiteras, utensilios de cocina y de higiene, pastillas
potabilizadoras de agua o sales de rehidratación oral, entre otros
suministros vitales para las familias en estos momentos.
Además UNICEF está trabajando para
la restauración de los servicios de agua y
saneamiento y para proporcionar espacios temporales para
el aprendizaje, ya que muchas escuelas han quedado destruidas.
Otras áreas de trabajo de UNICEF son la creación de espacios
seguros para los miles de niños y niñas que necesitan protección y
tratamientos y la reunificación de los niños que se han perdido y
sus familias.
En estos momentos la prioridad de
UNICEF es proporcionar suministros esenciales para
salvar las vidas de los niños y sus madres. El agua potable y los
elementos para la higiene son la necesidad más urgente y deben
llegar a su lugar tan pronto como sea posible.