Quienes practicaban la mutilación genital femenina en el Níger ahora se oponen a ella
La vida de Haissa ha cambiado para siempre. Su aldea se ha comprometido públicamente a poner fin a la mutilación genital femenina o excisión y ha pedido a quienes la practicaban que «guarden los cuchillos» y no vuelvan a realizar operaciones de ese tipo
Haissa, de 45 años de edad, que fue sometida a excisión genital
a los 7, comenzó a practicar ese procedimiento cuando tenía 10
años, cuando adoptó el oficio de su familia. La mujer calcula que
ha sometido a mutilación genital o excisión a unas 400 niñas a lo
largo de su vida, varias de las cuales murieron debido a
complicaciones de la operación.
Según UNICEF, en Oriente Medio y África unos70 millones de mujeres y niñas de 15 a 27 años de
edad han sido víctimas de la mutilación genital o
excisión. Muchas niñas quedan traumatizadas debido a la
experiencia, pero sufren en silencio, generalmente por temor a ser
condenadas al ostracismo por sus comunidades.
Disparidades geográficas y étnicas
Entre las posibles consecuencias perniciosas de la mutilación
genital femenina o excisión figuran el deterioro de la
salud reproductiva y las consecuenciaspsicológicas que pueden sufrir las víctimas. Esa
forma de mutilación aumenta las tasas de mortalidad
maternoinfantil, así como la vulnerabilidad de las
mujeres y niñas ante el VIH/SIDA.
Según la oficina de UNICEF en Níger, la tasa de mutilación
genital femenina o excisión de las mujeres de 15 a 49 años de edad
se ha reducido a más de la mitad entre 1998, cuando era del 5%, y
2006, cuando fue de 2,2%. Esos datos estadísticos ocultan, sin
embargo, grandes disparidades geográficas y étnicas. Por ejemplo,
el 65,9% de las mujeres de la etnia gourmantché han sido sometidas
a la mutilación genital femenina o excisión. Pero entre la etnia
peul, la tasa de mujeres que han sufrido esa forma de mutilación es
del 12,4%, y entre las mujeres de origen árabe, de 3,4%. Desde una
óptica geográfica, las regiones de Tillabery, Diffa y Niamey tienen
las tasas más elevadas de esa práctica de todo el país.
La disminución de la incidencia de la mutilación genital
femenina o excisión se debe en parte a la aprobación de nuevas
normas jurídicas pertinentes y a la aplicación combinada de
diversas estrategias en los planos comunitario y nacional.
Cambios sociales positivos
Desde 1992, UNICEF ha colaborado con el Comité nigerino sobre
prácticas tradicionales (CONIPRAT), una organización no
gubernamental, para combatir el problema de la mutilación genital
femenina o excisión en el Níger.
En 2007, CONIPRAT puso en práctica unaestrategia de cambio social
positivo con el propósito de modificar las convenciones
sociales mediante la educación no estructurada, brindando a los
integrantes de la comunidad de nuevos conocimientos y aptitudes. La
estrategia también fomenta el diálogo entre las mujeres y los
hombres, así como entre los integrantes de las diversas
generaciones. Las actividades realizadas por CONIPRAT han resultado
más eficaces cuando se han utilizado para fortalecer la vigencia de
los derechos humanos.
El programa de cambio social alienta a las comunidades a
establecer cuáles son los problemas principales y a buscar
soluciones a las diversas cuestiones planteadas. Para poder
estimular modificaciones de comportamiento de efectos duraderos, es
necesario que toda la comunidad participe en la toma de decisiones
sobre los temas delicados como la mutilación genital femenina o
excisión.
El comienzo de una nueva vida
Gracias a los esfuerzos de UNICEF y CONIPRAT, Haissa cobró
conciencia de las consecuencias perjudiciales de
la mutilación genital femenina o excisión y se convenció de que ese
procedimiento no tiene nada que ver con la práctica de sufe islámica. También se enteró de que en 2003 en
Níger se aprobó, con apoyo de UNICEF, una ley quepenalizó la práctica de la mutilación genital
femenina o excisión.
Más importante aún, el programa de UNICEF y CONIPRAT ha puesto
al alcance de Haissa y otras mujeres que practicaban esa forma de
mutilación la posibilidad de aprender un nuevooficio. Esas mujeres recibieron capacitación en
horticultura y un lote de tierra cultivable que les permitirá
generar los ingresos necesarios para satisfacer las necesidades de
sus familias.
«Lo que me convenció de que debía abandonar la práctica de la
mutilación genital femenina o excisión», explicó Haissa, «fue
comprender que existe una relación entre esa práctica y la salud de
las mujeres. Me siento muy orgullosa de que éste sea para mí el
comienzo de una nueva vida».