Haití: Las escuelas tienen problemas para reabrir sus puertas
En Haití, la catastrófica temporada de huracanes ha aumentado la vulnerabilidad de miles de niños y niñas. Es fundamental que se rehabiliten las escuelas y que empiece el curso escolar, pero semanas después de la fecha habitual de comienzo de clases, muchas escuelas continúan destrozadas y las que siguen en pie sirven de refugio a miles de desplazados. La fecha de comienzo del curso quizás se retrase aún más para muchos niños
Cuando Venette y su hermana llegaron a la escuela a media
mañana, cada una recibió una pala. Poco después, ambas se sumaron a
una cuadrilla de hombres cubiertos de barro y tuvieron que vadear
el lodo para llegar a lo que había sido el comedor de su
escuela.
Venette cursa el último año escolar. O debería estar cursándolo,
en circunstancias normales. Pero las circunstancias están lejos de
ser normales en esta ciudad donde cuatro tormentas sucesivas
inundaron las zonas más bajas y el lodo cubrió viviendas, calles y
pobladores.
La devastación fue tan grave y generalizada que
en todo el país se pospuso por un mes la reanudación de las clases.
A pesar de ello, la educación puede ser un factor estabilizador
tanto durante como después de las crisis y es un componente
importante de la reconstrucción de los países tras las situaciones
de emergencia.
Ahora, pasado el 6 de octubre, cuando vencía el nuevo plazo para
la reapertura de las escuelas, no se sabe a ciencia cierta cuántos
alumnos y alumnas de Gonaïves podrán regresar a
clases a tiempo.
«Hay unas 200 escuelas que debemos limpiar, unas 100 que hay que
rehabilitar y más de 20 que hay que reconstruir completamente»,
explicó Arnold Christian, Director de Departamento del Ministerio
de Educación. «Tenemos que empezar de cero». ¿Cuándo podrán
comenzar las clases?
Hay escuelas que se salvaron de los torrentes de lodo, pero
ahora sirven de refugio de pobladores desplazados. Se calcula que
todavía quedan unas 65.000 personas albergadas en edificios
públicos. Las autoridades de la ciudad buscan otros sitios donde
puedan residir los desplazados, pero después de tres semanas de
servir de abigarradas viviendas a personas y familias con
instalaciones mínimas, estas aulas no estarán preparadas para
recibir a los alumnos simplemente porque estén vacías para la fecha
establecida.
«Miro toda esta tierra y basura y me pregunto cuándo podrán
comenzar las clases», comentó Sanon Verlaine, de 18 años de edad,
mientras observaba los escombros y desperdicios que cubrían el
patio de su escuela.
En cada aula se alojan unas 60 personas, y los pasillos
exteriores están cubiertos de ropa secándose y ollas, y llenos de
niños y niñas. En las últimas tres semanas cuatro mujeres
desplazadas dieron a luz en la escuela. En esta ocasión, una mujer
de edad avanzada se subió a uno de los pupitres para mostrar cómo
había estado durmiendo desde que perdió su hogar.
Un dilema en materia de prioridades
UNICEF colabora estrechamente con el Ministerio de Educación
para establecer cuáles son las escuelas que pueden reabrir sus
puertas y cuáles deberán funcionar en instalaciones
provisorias.
«Pese a que muchas escuelas de la capital y los distritos
rurales que no sufrieron los efectos de las inundaciones están en
condiciones de reanudar las clases la semana próxima, la situación
en Gonaïves es complicada debido a que algunas escuelas todavía
albergan pobladores desplazados», manifestó Beatrice Malebranche,
Oficial de Educación de la Oficina de UNICEF en Haití. La
funcionaria agregó que se tardará varias semanas en limpiar y
rehabilitar las escuelas de Gonaïves.
«Las familias han perdido todas sus pertenencias y recursos, de
manera que tienen graves problemas para enviar a sus hijos a
clases», añadió la Sra. Malebranche.
La educación en las situaciones de emergencia
La educación siempre ha sido un tema difícil en Haití, aún antes
de que los desastres naturales complicaran todavía más la
situación. En este país castigado por la pobreza y carente de
infraestructura, la educación escolar no ha sido un tema
prioritario para el Gobierno.
Sólo un 50% de los haitianos en edad escolar recibe educación
primaria y apenas el 17% llega a cursar quinto grado. La mayoría de
las escuelas de Haití son privadas. Aunque las cuotas escolares
suelen no superan los 50 dólares anuales, esa suma puede
representar una grave carga para un país donde el habitante
promedio debe vivir con menos de dos dólares diarios.
La Oficina de UNICEF en Haití presta su ayuda para que un número
mayor de niños y niñas haitianos puedan ir a la escuela mediante la
distribución de suministros escolares, así como ayudando a las
familias más pobres a obtener los fondos que necesitan para pagar
las cuotas escolares. A pesar de ello, el último año ha sido
especialmente difícil para las familias que tienen problemas para
solventar la educación de sus hijos. La mayoría de las familias de
Haití sufre las consecuencias de la carencia de alimentos y del
incremento mundial del costo de la comida. Para muchos pobladores
de Gonaïves, la posibilidad de pagar los costos de la educación
escolar es un sueño fantástico.
«Yo trabajaba en una tienda para poder pagar la educación de mis
hijos», explicó Lala Pierre, madre de cinco niños con quienes está
albergada en la escuela de Sanon. «Pero ahora he perdido mi empleo,
de manera que estoy tratando de averiguar cómo podré pagar este
año».
Las escuelas protegen la seguridad de la sociedad
En Haití, la catastrófica temporada de huracanes de este año ha
causado retrocesos en muchos aspectos y ha aumentado el número de
niños y niñas relegados a los niveles más vulnerables de la
sociedad. A fin de lograr la estabilización de las comunidades
castigadas resulta fundamental que se rehabiliten las escuelas y
que se aproveche la oportunidad para reconstruir mejor.
«Es verdad que estoy cansada, pero todos debemos volver a clases
para graduarnos», dijo Venette durante un breve descanso del paleo
de lodo.
Cuando una situación emergencia altera las vidas de los niños y
niñas, su rápido regreso a las aulas acelera no sólo su
recuperación sino también la de todo el país.
«La población comprende que si las escuelas no funcionan, la
ciudad no funciona», señaló el Sr. Christian, del Ministerio de
Educación. «No se vuelven a poner en marcha los negocios. En este
mismo momento hay gente que se está alejando de la ciudad y se
dirige al campo o a otras ciudades».