Haití: Prioridades de ayuda humanitaria centradas en la infancia

UNICEF nació como un fondo de emergencias de las Naciones Unidas, y como tal tiene una experiencia de más de 60 años en atender las necesidades de los más vulnerables frenta a una catástrofe. El caos, el nivel de destrucción y las imágenes que sacuden nuestras mentes desde los medios tras el terremoto de Haití no pueden hacernos olvidar que, tras el desastre, un país necesita todos sus recursos para reponerse. Y su principal y más importante recurso son los niños y las niñas

Haití, Myanmar, República Democrática del Congo, Iraq, el Sur de
Asia… Son tantos los países golpeados por la naturaleza o por la
insensatez de la guerra que no es posible nombrarlos todos. Sin
embargo, UNICEF ha estado en todas estas catástrofes
atendiendo las necesidades prioritarias de la infancia
. El
personal de UNICEF continúa trabajando cuando las cámaras y los
equipos de televisión se van y cuando los fondos no llegan.

Aunque cada emergencia es un caso único, hay ciertasáreas de atención prioritaria que UNICEF siempre tiene en
cuenta tras una catástrofe
. Las cuatro prioridades de
ayuda humanitaria que UNICEF considera que deberían enfatizar todos
los implicados en los esfuerzos de ayuda humanitaria incluyen:

• En primer lugar, la ayuda humanitaria de emergencia en
todos los lugares debe enfocarse en mantener a los niños y a las
niñas con vida
. Esto quiere decir, agua potable,
saneamiento adecuado, nutrición básica y asistencia médica
rutinaria. Esto es lo básico a lo que no puede renunciar. En Haití,
el cuidado de los niños y las niñas que sobrevivieron al terremoto,
vivos y sanos, debe ser nuestra prioridad.

• En segundo lugar, atención para niños y niñas
separados de sus familias
. A través de toda la región,
debemos encontrar a los niños y las niñas que han perdido a sus
familias, identificarlos y reunirlos con otros familiares y sus
comunidades. UNICEF toma parte activa en los esfuerzos para
registrar y atender a los niños y niñas que permaneces solos debido
a la catástrofe.

• Tercero, nuestros esfuerzos en todos los lugares debenasegurar que los niños y las niñas son protegidos frente a
la explotación
. En un caos como este, cuando las familias
se separan, cuando se pierden las fuentes de ingresos, cuando la
dignidad y la esperanza escasean, los niños y las niñas son más
vulnerables a abusos. Nuestros esfuerzos de emergencia deben ser
concebidos y realizados de manera que se reduzcan estas
vulnerabilidades y ayuda a restaurar la confianza de los niños y
las niñas en el mundo.

• Finalmente, debemos ayudar a los niños y las niñas a
afrontar sus traumas llevándoles de nuevo a la escuela tan
rápidamente como posible
. No hay ninguna señal tan clara
de esperanza como reconstruir y volver a abrir las escuelas. Un
ambiente de aprendizaje da a los niños y las niñas un punto
positivo en el que centrarse y permite a los adultos a su alrededor
trabajar en la reconstrucción con una mayor confianza.

Esta última prioridad, la vuelta a la normalidad, es mucho más
de lo que parece a simple vista. Podría parecer que volver a la
escuela es algo secundario en una situación de emergencia o que la
«vida normal» no es algo importante tras una catástrofe. Todo lo
contrario: la rutina, lo cotidiano, el día a día, los
horarios, los deberes de clase y las obligaciones de casa forman
parte de lo que más echan de menos los niños tras un
desastre.
Lo «de todos los días», los familiares y
vecinos, la realidad cotidiana, por humilde y precaria que sea es
todo lo que conocen. Aunque parezca increíble, la rutina de
todos los días es lo que más puede ayudar a un niño a superar una
situación tan difícil como el derrumbe de su mundo
.

Deja un comentario