Anthony Lake y ODM: Carta abierta a la Unión Europea

Ante la reunión del Consejo Europeo, que tendrá lugar el 17 de junio en Bruselas, y donde se debatirán los preparativos de la reunión plenaria de alto nivel de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Anthony Lake escribe una carta abierta dirigida a la UE donde pone de manifiesto la necesidad de poner en marcha medidas inmediatas para poder alcanzarlos.

Mañana, los dirigentes de la Unión Europea se reúnen en
Bruselas para debatir su posición común ante la muy esperada Cumbre
sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio
, organizada
por el Secretario General de las Naciones Unidas. Estos ocho
compromisos fundamentales se inspiran en la Declaración del Milenio
de las Naciones Unidas que, hace 10 años, inició un movimiento
mundial sin precedentes para construir un mundo más pacífico, más
próspero y más justo para todos.

La reunión de Bruselas ofrece a la Unión Europea la oportunidad
de reafirmar su defensa histórica de los derechos de los niños y
niñas, especialmente de los más olvidados y marginados. En
UNICEF tenemos grandes esperanzas de que la Unión Europea sepa
aprovechar esta oportunidad.

Porque hoy en día, a medida que el mundo mide los progresos
logrados para alcanzar los ODM, es cada vez más evidente
que millones de niños y niñas se están quedando atrás
. De
hecho, los datos comienzan a indicar que existen grandes
diferencias entre los países ricos y los países pobres, y
disparidades flagrantes dentro de los países en desarrollo.

Por ejemplo, en países como Afganistán o República Democrática
del Congo, la tasa de mortalidad de menores de cinco años no ha
descendido ni siquiera en un 1%, incluso a pesar de que la tasa
mundial se ha reducido en un 30% entre 1990 y 2008.

Una mujer de Níger tiene 1 posibilidad sobre 7 de morir por una
causa relacionada con el embarazo a lo largo de su vida. En los
países más ricos, esta tasa es de un promedio de 1 sobre 8.000.

En el mundo en desarrollo, los niños y niñas que
pertenecen al 20% más pobre de sus sociedades tienen dos o tres
veces más posibilidades de sufrir un peso inferior al normal que
los niños del 20% más rico de sus sociedades; corren de dos a tres
veces más riesgo de padecer retraso en el crecimiento; y tienen de
dos a tres veces menos posibilidades de asistir a la
escuela
.

En algunos países, las disparidades están aumentando, un hecho
que afecta sobre todo a las niñas, a los niños y niñas indígenas y
a los niños y niñas de las minorías étnicas. Todo esto resulta
alarmante y exige medidas inmediatas.

Centrar nuestros esfuerzos en favor de los ODM en aquellas zonas
donde resulte más fácil hacerlo y en favor de quienes estén más al
alcance servirá tal vez para obtener buenos resultados
estadísticos, pero este éxito ocultará un fracaso moral: el
abandono de aquellos que tienen mayor necesidad de ayuda.Debemos centrar nuestros esfuerzos en los niños y niñas
olvidados.

La comunidad internacional afirmó en 1948 que todas las personas
“nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Este compromiso
fundamental forma la base de la Convención sobre los Derechos del
Niño; de él se hace eco la Declaración del Milenio; y ha sido
reiterado en la Declaración de París de 2005, en el Programa de
Acción de Accra de 2008, y en numerosas declaraciones
internacionales relativas a los derechos humanos.

En este momento decisivo, el quintil más pobre debe convertirse
en la principal prioridad del mundo. Es en este espíritu que
esperamos que la Unión Europea aproveche mañana la ocasión de
convertirse en Bruselas en una campeona de los derechos de la
infancia, y de este modo contribuya en septiembre a dirigir los
esfuerzos para colocar a los niños y niñas más necesitados del
mundo en lo más alto del temario mundial.

Anthony Lake Director Ejecutivo UNICEF

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