Chad: hablar de agua es hablar de vida
El acceso al agua potable y a servicios de saneamiento en Chad está entre los más bajos del mundo, lo que contribuye a brotes recurrentes de enfermedades como la poliomielitis, la meningitis y el cólera. El 50% de la población no tiene acceso a fuentes mejoradas de agua potable y sólo el 9% tiene un sistema de saneamiento mejorado, según el Estado Mundial de la Infancia de UNICEF.
Los barrios pobres de los alrededores de
Yamena, la capital de Chad, no se benefician de
los servicios públicos de la ciudad, por lo que la
población se abastece a través de pozos de poca profundidad, con
alto riesgo de contaminación del agua, o a través de los vendedores
ambulantes. Incluso así no hay garantía de que el agua sea potable.
El pasado año, 17.000 personas contrajeron cólera en
Chad, con miles de casos concentrados en la capital.
Por esta razón, UNICEF junto a la organización Secours Islamique
France, comenzaron a construir sistemas de suministro de
agua potable en las comunidades más vulnerables de Yamena.
Hasta ahora se han construido siete, gestionados por las
comunidades en las que se han construido.
La historia de Adoum y su familia
Adoum vive en Dar Salam, un barrio pobre de las afueras de
Yamena. Su familia es una de las muchas que se han beneficiado de
este sistema de abastecimiento de agua potable. Antes, gastaban
gran parte de sus ingresos en comprar uno o dos bidones de agua a
la semana, que ni siquiera eran suficientes para su familia.
“Era tan caro que no podíamos comprar agua suficiente
para todo, por lo que solo podíamos comprar uno o dos
bidones de agua para beber y cocinar. Pero para todo lo demás, como
lavar, usábamos agua sucia, y los niños se enfermaban mucho”,
cuenta.
Ahora, vive cerca de uno de los puntos de agua y cuenta cómo les
ha cambiado la vida: “Mi hija, mis nietos y yo vamos a recoger agua
cada vez que necesitamos”, explica.
La comunidad, clave para el funcionamiento del sistema
Mohammed Mohammezen Duma es el Presidente del Comité del Agua en
el barrio Dar Salam y cuenta cómo el acceso al agua potable
ha mejorado la salud del []barrio.
“La gente en este barrio nos cuenta historias sobre cómo solía
haber muchos casos de diarrea, e incluso de cólera, pero
desde que se ha instalado este sistema, no ha habido ningún caso de
cólera”, explica Duma.
“Si se habla de vida, se habla de agua, pero no solo de agua en
sí, sino de agua potable, y ahora la tenemos”, añade.
Mientras que el agua es gratuita para las viviendas, los
vendedores de agua pagan una cantidad mínima, que se usa para el
servicio, mantenimiento y potabilización. Así también los
vendedores de agua no tienen que viajar tan lejos y pueden vender
un producto más saludable.
En el barrio de Habbena, UNICEF y Secours Islamique France
lucharon para encontrar un lugar para el sistema de agua. El jefe
del barrio, Abbakaka Tidjani, aportó parte de su propia granja.
“Como jefe de este barrio, sé lo importante que es el agua
aquí”, añade. “La gente está siempre luchando por el agua, por lo
que cedí mi propia tierra para implantar este sistema”, explica
Abbakaka Tidjani.
Junto con los sistemas de agua, UNICEF y Secours Islamique
France han construido también letrinas públicas en mercados
y escuelas. Como los sistemas de agua, la comunidad
gestiona las letrinas. La gente paga una pequeña cantidad para usar
los servicios, que luego se invierte en el mantenimiento y en
jabón.