Jordania: UNICEF apoya actividades para los niños sirios refugiados
UNICEF, junto al Fondo Hachemita Jordano para el Desarrollo Humano (JOHUD), una ONG nacional y aliada ha puesto en marcha en Maan (Jordania) actividades para los niños sirios refugiados en el país.
“Aquí todos somos de la misma edad y tratamos de aliviar la
tensión y canalizar nuestra energía en algo positivo y útil
mediante la participación en artes y oficios y aprendiendo a
cocinar”, cuenta Nermine, una de las niñas cuya familia se ha
instalado en Maan. “Todo esto nos ayuda”.
Los niños de las 150 familias que viven ahora en
Maan continúan su educación con
normalidad, después de haber sido admitidos en las
escuelas locales de Jordania.
«Al principio, está claro que se vieron afectados por la
situación en la que se encontraba su país», señala Nooran Sherari,
que imparte arte en un centro de JOHUD.
Llegaron aquí, a un lugar donde no conocían a nadie… Cuando
empezaron a canalizar su energía a través de la pintura, entendimos
por lo que estaban pasando».
«Los niños han visto cosas que no deberían haber visto a su
edad. Vieron la violencia, sangre, heridos, muertos. Se vieron
desplazados y cómo humillaban a sus familias”,
añade la profesora.
Sin embargo, las actividades están ayudando mucho a los niños
sirios a superar estas experiencias, tal y como explica Sherari:
«Después de un tiempo, han empezado a disfrutar de las actividades.
Me di cuenta porque a las 8 en punto, todos estaban esperando en la
puerta, listos para comenzar la clase».
Los niños han huido del horror
Omaima se encuentra en una clase de costura que se imparte
semanalmente y nos cuenta su historia y los terribles recuerdos de
los últimos días: «Hubo un intenso tiroteo y mucha gente muerta en
las calles. Hubo disparos y las casas y los edificios se
derrumbaron. Los heridos yacían en el suelo. Fue terrible vivir
todo eso”, explica.
Cuenta que volver a la escuela le había traído cierta normalidad
hasta que los disturbios obligaron a suspender las clases. El día
que la escuela volvió a abrir, los profesores y alumnos se
encontraron con un mensaje escalofriante.
“Había una nota en la puerta de la escuela advirtiendo que los
padres que enviaran a sus hijos a la escuela, lo lamentarían.
Algunos niños fueron a pesar de todo y algunos fueron asesinados”,
continúa Omaima.
«El día que abandonamos Homs, hubo un bombardeo», recuerda
Nermine, de 16 años. «Estábamos a punto de dejarlo todo – nuestra
familia, nuestros parientes. No estábamos seguros de si todavía
quedaría algo allí cuando volviéramos. Y estábamos a punto
de ir a un mundo nuevo del que no conocíamos nada«.
«Ir a la escuela y llegar a este centro nos ha ayudado
mucho. Pero es difícil olvidar lo que está sucediendo enHoms. Dondequiera que vaya, Siria está en mi
mente», cuenta Omaima.