Alicante. Lunes, 2 de junio de 2025
La Cova Dones, ubicada en Millares (Valencia), continúa desvelando secretos claves para comprender las prácticas simbólicas y de ocupación del espacio subterráneo en diferentes periodos históricos. El equipo de trabajo formado por arqueólogos de las universidades de Alicante (UA) y Zaragoza (Unizar) ha identificado en su interior más de un centenar de espeleofactos, es decir, formaciones de estalagmitas modificadas intencionadamente por la acción humana.
Este hallazgo evidencia la adaptación del medio por parte de las comunidades prehistóricas y sitúa al yacimiento como el segundo más importante del mundo en esta categoría, únicamente por detrás de la cueva francesa de Saint-Marcel.
Los espeleofactos, resultado de la fractura, desplazamiento o reagrupación de estalagmitas para formar estructuras, constituyen una evidencia contundente de la ocupación planificada del medio subterráneo por parte de sociedades prehistóricas. En este sentido, “la presencia de recrecimientos calcíticos sobre algunas fracturas permite atribuir, al menos parcialmente, estas intervenciones a periodos prehistóricos, circunstancia que se confirmará mediante un estudio multidisciplinar actualmente en desarrollo”, señalan los investigadores. Un ejemplo paradigmático de su importancia fue el hallazgo de estos elementos en la cueva de Bruniquel (Francia), cuya datación fue clave para demostrar la ocupación del mundo subterráneo por parte de los neandertales.
El carácter excepcional de la Cova Dones como enclave arqueológico de referencia a nivel internacional se demuestra en cada campaña de excavaciones. En 2024, el equipo identificó los primeros espeleofactos en el interior de la cueva, lo que motivó la incorporación del especialista en este tipo de evidencias arqueológicas, el investigador postdoctoral de las universidades del País Vasco (UPV/EHU) y de Burdeos, Iñaki Intxaurbe Alberdi.
En la campaña actual, “el experto ha podido confirmar la existencia de al menos cien espeleofactos, cuyo estudio se ampliará con análisis geomorfológicos, arqueológicos y un amplio programa de dataciones, con el fin de determinar con precisión el alcance y la cronología de estas estructuras”, explican los arqueólogos de la UA y Unizar.