Este miércoles, la Sala Orive de Córdoba fue el escenario mágico de la representación de El Quejío de una Diosa, una obra teatral única protagonizada por mujeres que han vivido en situación de sinhogarismo. Organizada por el Aula de Sinhogarismo de la Universidad de Córdoba y en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba y la Red Cohabita, este evento se enmarcó en la semana que conmemora el Día Europeo de las Personas Sin Hogar y logró conmover a un público que llenó totalmente la sala.
El proyecto teatral, liderado por la compañía Mujereando y dirigido por Carmen Tamayo, da voz a mujeres que, a través del teatro, encuentran un espacio de protección, libertad y creatividad. La obra aborda con valentía el sinhogarismo oculto, una realidad invisibilizada que afecta especialmente a las mujeres.
«El teatro significa para ellas un lugar de transformación personal y social, y una herramienta poderosa para denunciar y visibilizar un colectivo que gran parte de la sociedad ignora», destacó Tamayo.
El público asistente pudo conectar con historias reales, cargadas de emoción y autenticidad, que evidencian la importancia de integrar la perspectiva de género en el análisis del sinhogarismo. La obra es un testimonio de superación y una invitación a la reflexión sobre los retos sociales que enfrentan estas mujeres.
Un momento de la representación
Desde el Aula de Sinhogarismo, que celebra este mes su segundo aniversario, subrayaron su compromiso con la sensibilización y transformación social frente a esta situación de extrema vulnerabilidad. Para ello “es necesario poner al servicio de estos contextos su labor comprometida en investigación y en transferencia, especialmente con la mejora del bienestar de las personas sin hogar y, de manera particular, con la situación de las mujeres” señaló Amalia Reina, coordinadora del aula .
La representación concluyó con un coloquio entre las actrices y el público, fomentando el diálogo sobre cómo abordar y visibilizar esta problemática desde una perspectiva de género y una y una emocionada y prolongada ovación.
Este evento reafirma el poder transformador del teatro como motor de cambio social y como altavoz para quienes habitualmente no son escuchados.