Torrejón de Ardoz recordó ayer a las personas fallecidas por la COVID-19 con un sentido homenaje. La emotiva cita tuvo lugar en el Pebetero en Memoria a las Víctimas de la Covid-19 situado en la avenida Constitución con la carretera de Loeches, que mantiene el recuerdo a las víctimas siempre encendido. Se sumaron a este homenaje los familiares de las personas tristemente fallecidas debido a esta pandemia, así como todas las entidades, asociaciones, casas regionales, hermandades, peñas, la Corporación municipal encabezada por el alcalde, Alejandro Navarro, además de vecinos que quisieron participar a título individual.
Torrejón de Ardoz, 19 de mayo de 2025. Un minuto de silencio, la lectura del poema “El Viaje Definitivo”, de Juan Ramón Jiménez, por parte de la Asociación Tertulia Poética El Desván, las ofrendas florales en nombre de la ciudad de Torrejón de Ardoz, realizadas por el alcalde, Alejandro Navarro y los portavoces de los grupos políticos representados en el Ayuntamiento, entre otras autoridades, los familiares de las víctimas, las asociaciones de la localidad y los vecinos fueron los protagonistas de este acto en el que también sonaron algunas de las canciones más representativas de la pandemia.
El alcalde, Alejandro Navarro agradeció “a todos los que habéis acudido a este homenaje en el que hemos querido recordar a las personas que tristemente hemos perdido a lo largo de esta pandemia, en la que nuestra ciudad ha sido uno de los epicentros y muchos torrejoneros nos hemos visto conmovidos por la pérdida de algún ser querido cercano”.
Torrejón de Ardoz erigió un monumento en forma de pebetero en homenaje a las víctimas de la Covid 19 que se encuentra situado en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, como es el cruce de la avenida Constitución con la carretera de Loeches y que fue inaugurado el 4 de octubre de 2020. El lema “Que vuestro recuerdo nunca se apague” está inscrito en una placa situado a los pies del monumento para que perdure en el tiempo y en la memoria de todos nosotros.
El monumento consiste en un pebetero con una pieza circular de mármol negro de dos metros de diámetro, de donde brota una llama que siempre está encendida como homenaje a los fallecidos por la enfermedad.