- Con caminatas de ocho horas diarias los tres participantes han finalizado la prueba con constantes vitales normales, reducción de glucosa y grasa corporal, y sin pérdida de fuerza muscular ni de capacidad cognitiva
Durante cuatro días, sin comida y con ocho horas diarias de marcha, el Grupo de Investigación de Psicofisiología Aplicada de la Universidad Europea ha puesto a prueba los límites del cuerpo humano tal como lo vivieron nuestros antepasados. En el estudio se ha simulado una caza por extenuación prolongada, o un tramo de migración, mediante la realización de caminatas de ocho horas diarias en ayunas durante cuatro días consecutivos. Este diseño experimental ha permitido evaluar las respuestas cognitivas, musculares, metabólicas y perceptivas de tres participantes: uno con experiencia y entrenamiento previos, y un hombre y una mujer sin preparación.
Como parte de una línea de estudios centrada en la fisiología evolutiva, esta investigación ha sido liderada por Vicente Javier Clemente Suárez, catedrático en Ciencias del Deporte de la Universidad Europea, junto a Pedro Belinchón De Miguel, director del Máster Oficial en Enfermería Oncológica de la misma institución. “Nuestro ADN apenas ha variado desde aquella época, y dos de los factores que más han influido en su configuración actual han sido el movimiento constante y los periodos prolongados de ayuno”, ha explicado el profesor Clemente.
En esta recreación, los investigadores observaron cómo, pese a la falta total de ingesta calórica y al esfuerzo físico prolongado, los sistemas fisiológicos de los participantes mantenían su funcionalidad dentro de rangos normales. Las analíticas revelan una reducción de la glucosa y del porcentaje de grasa corporal sin comprometer la fuerza muscular ni el rendimiento cognitivo. Además, los voluntarios muestran una adaptación progresiva a la exigencia física, lo que respalda la hipótesis de una memoria biológica adaptativa frente al esfuerzo prolongado y al ayuno.
Con estos resultados, el estudio proporciona nuevas perspectivas para comprender los mecanismos de resistencia metabólica y sus implicaciones en la salud preventiva. Además, plantea la viabilidad de aplicar principios inspirados en la biología evolutiva al diseño de intervenciones que optimicen el equilibrio energético, potencien la resiliencia fisiológica y prevengan enfermedades asociadas al estilo de vida contemporáneo.