Hoy, en Luxemburgo, lugar de nacimiento de Robert Schuman, celebramos la histórica declaración del 9 de mayo de 1950, que sentó las bases de la Unión Europea tal como la conocemos hoy.
Hace setenta y cinco años, en un continente que estaba resurgiendo de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, aquellos líderes visionarios decidieron mancomunar la producción y los mercados del carbón y del acero para garantizar una paz duradera en Europa. Sus esfuerzos sencillos, pero pioneros (sustituir la rivalidad histórica por una soberanía compartida, a través de la integración económica y política), allanaron el camino a una era de prosperidad, paz, democracia, solidaridad y cooperación en Europa.
Con el tiempo, cada vez más países decidieron sumarse a un proyecto europeo común, lo que demuestra el atractivo de los valores compartidos, la democracia y la unidad entre los pueblos de nuestro continente.
Hoy no ha concluido nuestro trabajo en pro de la paz en Europa, que es la esencia misma de la Declaración Schuman. Europa se enfrenta una vez más a grandes retos. La agresión de Rusia contra Ucrania ha llevado la guerra a nuestras puertas. Las tensiones mundiales van en aumento. El cambio climático está afectando a la vida de millones de personas en Europa y en todo el mundo.
Reafirmamos nuestro profundo compromiso con un proyecto europeo que une a nuestros pueblos, así como con la ampliación como la mejor inversión geopolítica de la Unión Europea. Estamos redoblando nuestros esfuerzos por garantizar el mantenimiento de la prosperidad económica, una mayor competitividad y el progreso social en beneficio de los ciudadanos europeos. Estamos tomando medidas sin precedentes para consolidar nuestra seguridad y defensa y nuestra autonomía estratégica. Estamos decididos a defender un orden internacional basado en normas, a reforzar el multilateralismo y a actuar como un socio mundial fiable.
Europa es la dueña de su propio destino. Apoyamos a Ucrania en todos sus esfuerzos por alcanzar una paz justa y duradera. Pervive el espíritu de la Declaración Schuman, que seguirá guiándonos a medida que aunamos fuerzas para garantizar la paz, la prosperidad, la solidaridad y la cooperación en Europa.