Las amenazas y el impacto del cambio climático en la región mediterránea, en la COP29
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Investigación
El aumento del nivel del mar podría afectar a cerca de veinte millones de personas en 2100 y provocar su desplazamiento permanente. En el Mediterráneo, una de las regiones del mundo con mayor probabilidad de inundaciones y más expuesta a la degradación ambiental, y a los peligros derivados del cambio climático —como precipitaciones extremas, oleadas de calor, etc.—, un tercio de la población vive en cerca del mar. Poco tiempo después de que las catastróficas inundaciones devastaran a regiones de la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, los peligros derivados del cambio climático antropogénico en esta zona son cada vez más evidentes. Abordar los retos del litoral mediterráneo y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) exige una innovación y esfuerzo continuos, así como la colaboración entre científicos, responsables políticos, grupos de interés y comunidades.
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Investigación
El aumento del nivel del mar podría afectar a cerca de veinte millones de personas en 2100 y provocar su desplazamiento permanente. En el Mediterráneo, una de las regiones del mundo con mayor probabilidad de inundaciones y más expuesta a la degradación ambiental, y a los peligros derivados del cambio climático —como precipitaciones extremas, oleadas de calor, etc.—, un tercio de la población vive en cerca del mar. Poco tiempo después de que las catastróficas inundaciones devastaran a regiones de la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, los peligros derivados del cambio climático antropogénico en esta zona son cada vez más evidentes. Abordar los retos del litoral mediterráneo y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) exige una innovación y esfuerzo continuos, así como la colaboración entre científicos, responsables políticos, grupos de interés y comunidades.
Esta es una de las principales conclusiones del informe especial sobre riesgos en el litoral de la región mediterránea que se ha presentado hoy, 18 de noviembre, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú, la capital de Azerbaiyán. El estudio, presentado por el Grupo de Expertos en Cambio Climático y Medio Ambiente en el Mediterráneo (MedECC, por sus siglas en inglés) y la Unión por el Mediterráneo (UfM), ha puesto de relieve la creciente preocupación de la comunidad científica sobre los impactos del cambio climático en las zonas costeras de la región mediterránea.
Maria del Carme Llasat, catedrática del Departamento de Física Aplicada, directora del Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas (GAMA) y miembro del Instituto de Investigación del Agua (IdRA) y del Instituto de Investigación en Sistemas Complejos (UBICS) de la Universidad de Barcelona, ha coordinado el análisis, en colaboración con Piero Lionello, de la Universidad de Salento, en Italia, y Salpie Djoundourian, de la Universidad Libanesa Americana, en Líbano.
Lionello y Grammenos Mastrojeni, vicesecretario general senior de Energía y Acción Climática de la UfM, han alertado de la necesidad urgente de aplicar medidas de adaptación y mitigación más eficientes en la región. «El mar Mediterráneo es una fuente de orgullo inmenso para los veintidós países que bordean sus costas, una parte inextricable de su identidad y patrimonio», ha manifestado Mastrojeni. «Ahora bien, es hora de aceptar que el Mediterráneo, tal y como lo conocemos, quizás no durará mucho más tiempo si siguen careciendo de nuestros esfuerzos para contrarrestar el cambio climático. Dada su importancia, el apoyo a la transición verde ha sido siempre una de las prioridades de la Unión por el Mediterráneo», ha concluido.
Mediterráneo: peligros actuales y futuros
A partir del primer Informe de evaluación del Mediterráneo (MAR1) —el primero que se elabora a nivel regional sobre el cambio climático y la degradación ambiental—, los estudios más recientes del equipo de expertos alertan sobre los peligros actuales y proyectados, a la vez que presentan acciones para minimizar sus efectos. La temperatura media de la región ya ha aumentado más de 1,5 °C respecto al período industrial; se espera que suba entre 2,3 °C y 3,6 °C más a mediados del siglo, si seguimos con escenarios de altas emisiones, y podría llegar a superar los 5,5 °C a finales de siglo. Esta crecida es especialmente alta en verano, con temperaturas máximas que pueden alcanzar más de 7 °C por encima de las habituales a principios del siglo pasado, lo que comporta, entre otros, impactos muy graves en la salud.
La región mediterránea también se enfrenta a picos notables de demanda de agua, un fenómeno que se espera que se intensifique en los próximos años debido al cambio climático, las prácticas agrícolas, y el aumento de la población y el turismo en las zonas costeras. Se calcula que la subida del nivel del mar —que podría ser cerca de un metro en comparación con el nivel que tenía en el siglo XX—, unida a la escasez de agua y las elevadas temperaturas, puede provocar el desplazamiento de más de veinte millones de personas.
La colaboración entre científicos, responsables políticos, partes interesadas y comunidades es crucial para desarrollar soluciones sostenibles que equilibren las necesidades ambientales, sociales y económicas.
Para promover la economía azul y desvincular el consumo de energía del crecimiento económico, existen una serie de instrumentos legales, políticos y económicos. Las vías de acción más exitosas incluyen soluciones tecnológicas, sociales y basadas en ecosistemas que tengan en cuenta los cuatro elementos interrelacionados —alimentos, agua, energía y ecosistemas— de la plataforma de recursos WEFE Nexus, el principal espacio virtual que gestiona y comparte información clave en relación con el agua.
En el marco de la COP29, la investigación de la UB está presente también con el equipo que dirige el profesor Martí Orta Martínez, de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB, que ha elaborado el primer atlas de los combustibles fósiles no extraíbles en el mundo, una contribución científica que destaca por facilitar la transición energética y la lucha contra el cambio climático.