Las tres mujeres, como recuerda la carta, fueron detenidas por su compromiso con los civiles kurdos, torturadas, condenadas en juicios injustos y sometidas a un régimen de detención muy duro, lo que hace que sus condiciones sean extremadamente precarias.
En el caso de Sharifeh Mohammadi, ella también es sindicalista, ex miembro del comité de coordinación para la creación de organizaciones sindicales en Irán, condenada a muerte precisamente por sus actividades. Mohammadi, actualmente encarcelada en la prisión de Lakan en Rasht (Irán) ha dirigido una emotiva carta a su hijo Aidin en la que esclarece su injusto arresto y la infundada condena a muerte a la que se enfrenta sin un proceso judicial transparente legal. Su vida corre grave peligro y la única manea de detener su ejecución es mediante la solidaridad internacional generalizada y el apoyo de todos los que aman la libertad y buscan la justicia.
Junto a otras organizaciones sindicales europeas y, en general, al movimiento sindical internacional hemos pedido a esta Embajada que actúe para impedir la ejecución de tres mujeres cuyo único delito es defender los derechos de la población y de la clase trabajadora iraní.
El sindicato ha expresado a este embajador que “el cese de las ejecuciones, la anulación de las sentencias y la liberación de Azizi, Moradi, Mahammadi y los demás presos y presas políticos, sindicales y civiles, así como el respeto de las libertades sindicales, políticas y religiosas, son para nuestro sindicato, y esperamos que también lo sean para usted, un paso importante en las relaciones entre los pueblos y los países”.