VI Jornadas “Bioética de los espacios y modelos residenciales”. Universidad Pontificia Comillas y Ballesol
La Universidad Pontificia Comillas, en colaboración con las residencias de ancianos Ballesol, ha celebrado las VI Jornadas “Bioética de los espacios y modelos residenciales”. Este encuentro, que reunió a más de 200 profesionales y expertos, abordó los retos actuales y futuros que enfrentan las residencias geriátricas desde una mirada interdisciplinar, centrada en el respeto a la dignidad humana y en la transformación de los modelos de atención a las personas mayores.
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La humanización de los espacios en las residencias para personas mayores
Con el lema “Bioética de los espacios y modelos residenciales”, las jornadas pusieron sobre la mesa cuestiones tan diversas como el diseño arquitectónico de las residencias de mayores, la calidad de las relaciones humanas en estos entornos, los desafíos económicos del sector o la necesidad urgente de profesionalizar y dignificar el trabajo de los cuidadores.
Durante la inauguración, Francisco Romero, director de Recursos Humanos de Ballesol, destacó la importancia de avanzar hacia un nuevo modelo de residencia geriátrica que ofrezca bienestar integral.
“Otra manera de envejecer es posible si entendemos que el bienestar no es solo salud física, sino también tranquilidad emocional, un entorno acogedor y un trato que reconozca y respete cada historia de vida”, afirmó.
Por su parte, Rafael Amo, director de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas, subrayó que:
“el valor ético de un centro sociosanitario depende de la calidad de las relaciones que en él se generan. No tratamos con clientes o usuarios, sino con habitantes que merecen un entorno digno y humano”.
Arquitectura y accesibilidad: claves en el diseño de las residencias geriátricas
Una de las mesas más destacadas fue la dedicada a la arquitectura para el cuidado. Carlos Lera, director de Gestión de Inmuebles de Ballesol, remarcó que:
“los espacios que habitamos influyen directamente en nuestra calidad de vida. Una mala arquitectura puede dificultarla, por eso es esencial diseñar residencias para personas mayores que combinen seguridad, accesibilidad y libertad”.
Además, insistió en la necesidad de fomentar la socialización para combatir la soledad no deseada.
En esa misma línea, el arquitecto Javier Jiménez Sánchez resaltó la dificultad de adaptarse a una normativa cada vez más rígida, pero defendió que el diseño arquitectónico debe contribuir a una experiencia humana positiva.
“Crear espacios que no solo cubran necesidades funcionales, sino que promuevan la conexión social, la dignidad y la autonomía, es un desafío ético fundamental”, indicó.
El aspecto físico del envejecimiento también tuvo su espacio. Josep Vergés, presidente de la Osteoarthritis Foundation International (OAFI), alertó sobre el incremento de fracturas en personas mayores, estimando que en 2034 se alcanzarán los 370.000 casos anuales en España.
“El 20% de quienes sufren una fractura mueren en el primer año. Y muchas de estas personas acabarán en una residencia de mayores, porque el sistema sanitario no podrá absorber toda esta demanda”, explicó.
También advirtió que mantener en buen estado la musculatura y las articulaciones es clave para prevenir enfermedades como la obesidad, la hipertensión o la diabetes.
Desafíos económicos y el futuro de las residencias de ancianos
En la segunda jornada, la atención se centró en el modelo ético y económico de las residencias de ancianos. Rafael Sánchez Ostiz, presidente de CEAPs y profesor de Geriatría, defendió la necesidad de rediseñar los centros para que se conviertan en verdaderos hogares.
“Hay que diversificar formatos, incluir a las familias en la gestión, reorientar las políticas hacia la calidad de vida y, sobre todo, pasar de la ética de los comités a la ética de las manos”, afirmó, en alusión a la importancia del cuidado directo y cotidiano.
Desde una perspectiva económica, David Cantarero, profesor de la Universidad de Cantabria, alertó sobre el fuerte impacto financiero que supondrá el cuidado de personas mayores en los próximos años.
“Con un 20% de la población por encima de los 65 años y medio millón de personas viviendo ya en residencias para personas mayores, el impacto económico de los modelos de cuidados puede alcanzar los 15.000 millones de euros”.
A su juicio, “la atención médica no puede considerarse un producto de mercado, sino un derecho básico que debe estar disponible para todos, independientemente de su situación económica”.
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias, cerró el evento con una ponencia sobre la bioética de las unidades residenciales. En su intervención, planteó una reflexión sobre el futuro del sector:
“El tsunami demográfico que se avecina nos traerá más personas dependientes, una atención más costosa e infraestructuras que, en muchos casos, están obsoletas”.
Advirtió también que el principal desafío no será la disponibilidad de residentes, sino encontrar personal cualificado y comprometido:
“Los residentes están garantizados por la capacidad económica y las políticas sociales; lo que nos va a costar es encontrar a gente que quiera trabajar”.
La clausura corrió a cargo de Fermín García, director médico de Ballesol, quien reafirmó el compromiso de la entidad con la innovación y la mejora continua:
“Seguiremos trabajando por un modelo centrado en la persona, con la misma vocación que nos impulsa desde hace años: cuidar con humanidad, calidad y respeto”.
Las VI Jornadas organizadas por Ballesol y la Universidad Pontificia Comillas dejaron patente que el futuro de las residencias de ancianos debe construirse desde una mirada ética, interdisciplinar y sostenible, donde el entorno, los cuidados y las políticas públicas estén al servicio de una vida digna para las personas mayores.