La universidad acogió ayer un emotivo acto en recuerdo de quien fue catedrático de Historia Contemporánea, investigador incansable y maestro querido. El evento sirvió también para presentar su libro póstumo, Política y violencia en la Europa Contemporánea

El salón de actos de la OEI en Madrid se llenó ayer de emoción, recuerdos y admiración por la figura del historiador Juan Avilés Farré, fallecido en 2023. La UNED, donde desarrolló la mayor parte de su carrera, quiso rendirle homenaje con un acto en el que participaron colegas, amigos y familiares, y en el que se presentó también su obra póstuma, Política y violencia en la Europa Contemporánea, publicada por la editorial de la universidad.

 

El rector de la UNED, Ricardo Mairal, presidió el acto junto a la actual directora del Departamento de Historia Contemporánea, Rosa Pardo Sanz, y la esposa de Avilés, Ruth Betegón Díez. A lo largo de la tarde, intervinieron destacados académicos como Florentino Portero, Julio Gil Pecharromán, Ángel Herrerín, Susana Sueiro, Matteo Re, Gaizka Fernández Soldevilla y Eumenio Ancochea, quienes recordaron la trayectoria intelectual del homenajeado y su compromiso con una historia rigurosa y comprometida.

 

Los momentos más personales llegaron con las intervenciones de uno de sus hijos, Miguel Avilés, y de su viuda, Ruth Betegón. Ambos, al igual que Rosa Pardo, compartieron en entrevistas previas algunas palabras que ayudan a perfilar no sólo al historiador, sino al hombre que fue.

 

“Un trabajador incansable y un historiador vocacional”

Así lo define Ruth Betegón, quien compartió más de cuatro décadas de vida con Juan Avilés. “La Historia impregnaba todas las facetas de su vida. Su mente siempre estaba en ebullición, dándole vueltas al tema de investigación que tenía entre manos y a la vez pensando en cuál sería el siguiente”, explica. “Muy preocupado por la docencia, se interesaba por sus alumnos y doctorandos y aprovechaba sus intervenciones en público para mostrar sus habilidades didácticas”.

 

Recuerda también cómo lo acompañó en muchos de sus viajes a archivos en París, Londres, Roma o Ámsterdam: “A la salida volcaba en mí todas sus impresiones o conclusiones. Todo lo que escribía me lo daba a leer de inmediato. Al preparar la edición de este último libro, he revivido muchos momentos de nuestra vida en común”.

 

Para Ruth, Política y violencia en la Europa Contemporánea fue concebido por Juan como un legado: “Tras asistir al homenaje de jubilación de una compañera de la Facultad, se le ocurrió que estaría bien preparar una colección de artículos ya publicados en distintas revistas… Y es cierto que lo vio como un cierre a su larga etapa de historiador en activo”.

 

“Muchos de nosotros perdimos no sólo al colega, sino sobre todo al amigo”

La historiadora Rosa Pardo, compañera de Juan Avilés durante dos décadas y directora del Departamento que él mismo lideró, fue la impulsora del homenaje. Explica que la idea nació antes de su fallecimiento, “cuando comentamos con él la posibilidad de presentar su recopilación de ensayos como parte de un acto académico”. Tras su muerte, la familia y el Departamento decidieron seguir adelante con el proyecto, como reconocimiento a una vida entera dedicada al pensamiento.

 

“La obra historiográfica de Juan es muy amplia y variada”, afirma Pardo. “Se centró en las culturas políticas, las izquierdas, el comunismo, pero también en la política exterior durante la Guerra Civil o el terrorismo. Fue un enamorado del oficio, de la búsqueda exhaustiva de fuentes, pero también un gran divulgador, probablemente porque su vocación didáctica nunca le abandonó”.

 

Para ella, uno de los rasgos más característicos de Avilés era su capacidad para ir más allá del relato dominante: “Estaría satisfecho de que se recordara su compromiso con lo público… como una manera de educar en ciudadanía y solidaridad y de contribuir a hacer este mundo un poco mejor”.

 

Miguel Avilés

Rosa Pardo
 

 

“Es muchísimo lo que habita de mi padre en mí”

Miguel Avilés, hijo del homenajeado, compartió en el acto unas palabras muy sentidas. En una entrevista previa, confesó cómo desde niño sintió una profunda admiración por su padre: “Escucharle hablar de Historia, especialmente en las comidas o en las excursiones, fue siempre algo natural. Recuerdo cómo me contaba el aspecto bélico de la Segunda Guerra Mundial durante trayectos en coche; lo vivía como un libro fascinante”.

 

Para Miguel, la figura paterna fue esencial también en lo afectivo y lo ético: “Yo he vivido siempre con la tranquila certeza de ser amado por mi padre. Me transmitió mucho de su manera de pensar y también de su bondad para con los más pequeños, algo que llevo años poniendo en práctica como psicólogo infantil”.

 

Entre los valores que le dejó, destaca la honestidad intelectual: “Ante el conocimiento, la cultura y el trabajo, manejarse con respeto e integridad. No retorcer las cuestiones para que soplen a nuestro favor”. Al preguntarle qué palabra resumiría lo que significaba su padre, responde sin dudar: “Me ha venido la palabra ‘gracias’. Es enorme la cantidad de recuerdos padre-hijo que atesoro y siempre me van a acompañar”.

 

Un legado historiográfico de referencia

Juan Avilés fue un referente en la Historia Contemporánea española. Desde los partidos republicanos de la II República hasta el terrorismo anarquista y el yihadismo global, su mirada rigurosa y lúcida abarcó una diversidad temática inusual. Entre sus títulos más destacados se encuentran La fe que vino de RusiaPasión y farsaLa daga y la dinamitaHistoria del terrorismo yihadista y La estrategia de la tensión en Italia.

 

Su último libro, Política y violencia en la Europa Contemporánea, recoge una selección de artículos que el propio autor eligió antes de su muerte. En ellos se articulan cuatro grandes bloques: el terrorismo anarquista, la política española entre 1917 y 1936, el terrorismo en la Italia de los años de plomo y el terrorismo yihadista. Todo ello narrado con la claridad, profundidad y compromiso ético que definieron su carrera.

 

Un homenaje a su altura

El acto celebrado en Madrid sirvió no sólo para recordar al catedrático y al investigador, sino también al compañero, al amigo, al padre y al esposo. Un hombre sencillo, riguroso, generoso y apasionado por el conocimiento. Como bien dijo Ruth Betegón, “si Juan hubiera podido asistir a este homenaje se habría sentido muy satisfecho y emocionado, e incluso algo sorprendido también de ser el protagonista”. La UNED, sus compañeros y su familia han querido que su legado no sólo permanezca en los libros, sino también en el recuerdo de todos los que compartieron su camino. Un camino hecho de honestidad, compromiso y amor por la Historia.