La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, mediante la Dirección General de Calidad Agroalimentaria y Producto Local y a petición del Consejo Regulador, ha modificado la normativa que regula la producción y comercialización de los vinos bajo la indicación geográfica protegida Vi de la Terra Mallorca. La Orden del conseller Joan Simonet ya se ha publicado en el Boletín Oficial de las Islas Baleares (BOIB). El director general de Calidad Agroalimentaria y Producto Local, Joan Llabrés, ha manifestado que con esta medida «se da respuesta a una demanda de los elaboradores de vino de Mallorca, ya que se actualiza la normativa para que se adapte a las nuevas condiciones climáticas de la producción de vino, así como a las demandas de los consumidores en su comercialización».

En este sentido, hay que destacar que la primera modificación hace referencia a la acidez total mínima de los vinos, que ha pasado de 4,5 a 3,5 g/l de ácido tartárico. El Consejo Regulador ha presentado un estudio elaborado por la Universidad de las Illes Balears (UIB) y el Instituto de Investigaciones Agroambientales y de Economía del Agua (INAGEA), en el que se explica que el cambio climático impacta no solo en las cosechas de uva y en la calidad de las añadas vinícolas, sino que tiene un efecto directo sobre los parámetros físico-químicos del mosto.

En concreto, el incremento de las temperaturas y los cambios en los patrones de las lluvias hacen que la acidez natural del mosto sea cada vez menor. La acidez es un parámetro fundamental en la elaboración de los vinos e influye en el equilibrio gustativo, la estabilidad microbiológica, la conservación del color y la longevidad del producto. Esta baja acidez natural de los mostos ha hecho que en los últimos años se haya tenido que incrementar la dosificación de ácido tartárico para llegar al mínimo que fija la normativa. La adición excesiva de ácido tartárico puede tener consecuencias negativas en el perfil sensorial del producto final. Por otro lado, reducir el nivel mínimo de acidez no tiene ninguna repercusión negativa sobre la calidad del vino.

La segunda modificación es la eliminación del logotipo identificador establecido en 2013, cuando se creó la indicación geográfica protegida Vi de la Terra Mallorca. El Consejo Regulador ha elaborado un estudio para valorar el conocimiento del logotipo y su implantación en el ámbito social, tanto en los consumidores como en los elaboradores de vino de Mallorca. El informe concluye que no es necesario establecer una imagen que forme parte de la normativa. De este modo, todos sus elaboradores podrán utilizar voluntariamente el nuevo logotipo de la indicación geográfica. «Sin duda, esto facilitará que el Consejo Regulador disponga de más libertad a la hora de actualizar la imagen corporativa del sello de calidad», ha destacado Llabrés.

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