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22/04/2022
La malaria es una enfermedad potencialmente mortal que se transmite a las personas a través de las picaduras de los mosquitos Anopheles hembra infectados.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se registraron 229 millones de casos de malaria en todo el mundo, provocando 409.000 muertes. En el mismo año, 274.000 niños menores de 5 años murieron a causa de la enfermedad, lo que representa dos tercios de todas las muertes por malaria en todo el mundo.
Los más afectados son los niños y niñas más pequeños: cada dos minutos muere un niño menor de cinco años de malaria. Muchas de estas muertes son prevenibles y tratables.
Y una de las mejores formas de prevenir la malaria es dormir bajo una mosquitera tratada con insecticida de larga duración, ya que forma una barrera física y química contra los mosquitos.
Cuando los mosquitos intentan picar a alguien que duerme bajo estas redes, no solo son bloqueados, sino que también mueren por el recubrimiento insecticida. Los estudios demuestran que el uso de estas mosquiteras redujo la incidencia del paludismo en un 50% en África subsahariana, una región que representa más del 90% de los casos mundiales.
275 millones de mosquiteras en una década
UNICEF comenzó a comprar las primeras mosquiteras impregnadas de insecticida de larga duración en el año 2000, cuando adquirimos 53.000 para apoyar el control y la prevención del paludismo en los países afectados por la enfermedad.
Desde entonces, esta cifra ha crecido significativamente, aunque los números anuales fluctúan dependiendo de las solicitudes de los países donde la malaria es endémica.
En la última década, UNICEF distribuyó más de 275 millones de mosquiteras tratadas con insecticida de larga duración en distintos países, entre ellos, Sudán, Costa de Marfil, Etiopía y Chad.