Declaración de Ann M. Veneman, Directora Ejecutiva de UNICEF, sobre el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre de 2009)
Los niños y niñas que crecen en la pobreza confrontan muchos obstáculos que pueden impedir su pleno desarrollo
Nueva York -La
primera infancia, en particular, constituye una base para el resto
de la vida. Los niños y niñas que sufren desnutrición
crónica durante los primeros dos años de vida corren grave
peligro de tener un desarrollo cognoscitivo y físico
deficiente, con consecuencias para toda la vida.
La desnutrición en la niñez reduce
la capacidad de aprender y de generar ingresos durante toda la
vida. La carencia de alimentos provoca en los niños cansancio y
debilidad y reduce su cociente intelectual, de manera que tienen
desempeño escolar deficiente. Cuando esos niños llegan a la
edad adulta, tienen menor capacidad productiva y generan menos
ingresos que las personas saludables, de manera que el
ciclo de desnutrición y pobreza se repite una y otra vez de
generación en generación.
Cuando se invierte en la mejor
alimentación de los niños y niñas se ayuda a mejorar sus vidas y se
contribuye al desarrollo de sus comunidades. Las investigaciones
demuestran que cada dólar que se gasta en suplementos de
vitamina A y zinc para los niños genera beneficios
superiores a los 17 dólares.
Las inversiones en la educación
también benefician a los niños, niñas y sus comunidades. Los
expertos calculan que cada dólar que se invierte en la educación de
las niñas produce una ganancia 10 veces superior debido al
consiguiente aumento de la productividad.
Diversos estudios demuestran que los
adolescentes que han recibido educación tienden a establecer
familias y a tener hijos más sanos después de haber superado la
adolescencia, que es una etapa en la que corren graves riesgos. Los
hijos de madres que han recibido una educación tienen un50% más de probabilidades de sobrevivir hasta los cinco
años que los de las mujeres que han recibido poca o
ninguna instrucción escolar.
Millones de niños y niñas carecen
aún de medios para obtener una educación decente. Esos niños corren
mayor peligro de vivir en la pobreza durante el resto de sus
existencias.
Es necesario poner fin al
ciclo de pobreza intergeneracional. El paso inicial más obvio hacia
ese objetivo consiste en invertir en la salud, la educación y la
protección de los niños y niñas.