La guerra en Yemen supone una amenaza cada vez mayor para los niños
Declaración de Julien Harneis, representante de UNICEF en Yemen
“Cerca de 10 millones de niños se enfrentan a un nuevo año de dolor y sufrimiento en Yemen, donde no se vislumbra el final del conflicto armado.
Los continuos bombardeos y los enfrentamientos en la calle están
exponiendo a los niños y sus familias a una combinación mortal de
violencia, enfermedad y privaciones.
El impacto directo del conflicto en los niños es difícil de
medir. Las estadísticas confirmadas por la ONU (747 niños muertos y
1.108 heridos desde marzo del año pasado; 724 niños forzados a
realizar algún tipo de actividad militar) solo reflejan parte de la
historia. Pero son lo suficientemente impactantes.
Los efectos más amplios de la violencia contra civiles inocentes
van mucho más allá. Los niños constituyen al menos la mitad de los
2,3 millones de personas que se estima que están desplazadas de sus
hogares, y de los más de 19 millones de personas que intentan
conseguir agua cada día. 1,3 millones de niños menores de cinco
años se enfrentan al riesgo de la desnutrición aguda y de
infecciones agudas de las vías respiratorias. Al menos 2 millones
de niños no pueden ir a la escuela.
Los servicios públicos sanitarios, de agua y saneamiento se han
visto diezmados y no pueden abordar las necesidades cada vez
mayores de una población desesperada. Muy pocos de los 7,4 millones
de niños que necesitan protección (incluyendo apoyo psicosocial que
les ayude a lidiar con los efectos de su exposición a la violencia)
la recibirán realmente.
De las consecuencias a largo plazo de esta situación en Yemen,
que ya era la nación más pobre de Oriente Medio antes del
conflicto, solo se pueden hacer conjeturas.
Las agencias como UNICEF están trabajando lo mejor que pueden,
en un entorno extremadamente peligroso. Como resultado, en el año
2015, 4 millones de niños menores de cinco años fueron vacunados
contra el sarampión y la polio, y 166.000 recibieron tratamiento
contra la desnutrición. Más de 3,5 millones de personas afectadas
por el conflicto tuvieron acceso a agua y 63.520 personas de
comunidades muy pobres recibieron transferencias en efectivo en las
ciudades de Sanaa y Taiz.
Pero se necesita hacer mucho más. Los niños de Yemen necesitan
ayuda urgente, y la necesitan ahora.
Esto sería posible si todas las partes involucradas en el
conflicto, tal y como les impone el Derecho Internacional
Humanitario, permitieran el acceso libre a las áreas afectadas por
los combates, donde los civiles están muriendo porque los
hospitales no están operativos y las medicinas escasean, y los
niños están en riesgo de morir a causa de enfermedades prevenibles.
Las agencias de ayuda humanitaria podrían entonces ampliar su
trabajo.
Pero lo que realmente se necesita, por encima de cualquier otra
cosa, es el final del conflicto. Solo de esa manera los niños de
Yemen podrán mirar a 2016 con esperanza, y no con
desesperación”.