Unos 70 niños y niñas experimentaron al día graves violaciones de sus derechos durante los últimos cinco años

Palabras de la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, en el debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los Niños y Niñas y los Conflictos Armados

NUEVA YORK, 28 de junio de 2021 – «Presidente Kaljulaid, secretario general Guterres, excelencias y colegas.

UNICEF da las gracias al presidente Kaljulaid por convocar este debate y por el continuo apoyo de Estonia a los niños y niñas afectados por el conflicto armado.

Y agradecemos al secretario general y al representante especial Gamba por su compromiso permanente de proteger estas vidas jóvenes.

La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora para los niños y niñas de todo el mundo.

Pero especialmente para los niños y niñas que viven los horrores del conflicto.

Para los niños y niñas que viven los 21 conflictos descritos en el informe, los desafíos de la vida diaria bajo la COVID-19 se magnifican.

Impactos en la salud mental y verse separados de sus amigos y compañeros. Mecanismos de respuesta negativos como el matrimonio y el trabajo infantiles. Todo en el contexto de conflictos prolongados y una crisis socioeconómica mundial que amenaza con hacer retroceder décadas de progreso y aumentar el riesgo de reclutamiento y uso de niños.

Esperábamos que las partes en conflicto apartaran su atención de la lucha entre sí y combatieran contra el virus. Por eso, UNICEF se unió al secretario general para pedir un alto el fuego mundial.

Lamentablemente, como muestra este informe anual, este llamamiento no fue atendido.

Las partes en conflicto no depusieron las armas.

No dejaron de luchar.

No permitieron un nivel suficiente de acceso humanitario para que nuestras agencias y aliados pudiesen llegar a estos niños y niñas necesitados.

Y los confinamientos y las limitaciones de movimiento hicieron que el ya desafiante trabajo de apoyar a estos niños y niñas fuera aún más difícil.

Afectando a nuestra capacidad de llegar a los niños y niñas con apoyo vital.

Restringiendo nuestra labor de liberar a los niños y niñas de las filas de los grupos armados.

Y ralentizando nuestros esfuerzos de localizar y reunir a los niños y niñas con sus familias e iniciar el largo proceso de reintegración.

Los niños y niñas atrapados en estas emergencias pagaron un alto precio.

La ONU verificó graves violaciones contra más de 19.000 niños y niñas en situaciones humanitarias el año pasado, muchos de los cuales fueron sometidos a más de una violación de sus derechos. Miles de niños y niñas asesinados o mutilados. Reclutados y utilizados en los combates. Secuestrados, abusados sexualmente y explotados.

De media, durante los últimos cinco años, la ONU ha verificado al menos 70 niños y niñas al día que experimentaron graves violaciones de sus derechos.

Las cifras reales son mucho más altas. Cada caso se suma tristemente a las más de 250.000 violaciones registradas desde que se puso en marcha el mecanismo de vigilancia.

Aunque nuestros organismos están haciendo todo lo que pueden para prevenir estas violaciones y proteger a la infancia, necesitamos urgentemente el apoyo de los Estados miembros, de los socios y de este Consejo en cuatro áreas clave.

En primer lugar, instamos a este Consejo a que otorgue a esta cuestión la prioridad que merece en sus decisiones y deliberaciones. Sin duda, si hay una prioridad en torno a la cual todos los Estados pueden unirse, debe ser la protección de la infancia.

Y, a pesar de las diferencias políticas, su Consejo ha logrado definir un marco general para el cumplimiento del derecho internacional y la responsabilidad para poner fin a estas violaciones, incluso a través de las resoluciones, las declaraciones y el Grupo de Trabajo dedicado a esta cuestión.

Les instamos a que sigan situando esta cuestión en el eje de su trabajo por la paz y la seguridad cada día, y a que apoyen nuestro llamamiento a todos los Estados miembros para que respalden y apliquen los Principios de París y la Declaración sobre Escuelas Seguras.

En segundo lugar, pedimos a los Estados y a todas las partes en conflicto que eviten el uso de armas explosivas en zonas con población.

El año pasado, las armas explosivas y los residuos de guerra fueron responsables de casi la mitad de todas las víctimas infantiles verificadas.

Se utilizaron para atacar escuelas, hospitales e instalaciones de agua y saneamiento. Todos los servicios vitales de los que dependen las personas. Todos esenciales para prevenir las epidemias, el hambre y las enfermedades, y especialmente críticos para los niños.

Y son un enorme impulsor de los desplazamientos, provocando que los niños y las familias huyan de sus hogares debido al peligro constante.

Hacemos un llamamiento a todos los Estados miembros para que sigan el ejemplo de Irlanda y otros países y asuman un compromiso político inequívoco para evitar el uso de armas explosivas en zonas habitadas.

Hacer esto tendría un efecto inmediato y positivo en la seguridad y el futuro de millones de niños y niñas que viven en situaciones de conflicto y post-conflicto.

En tercer lugar, pedimos a los Estados miembros que inviertan en las mujeres y las niñas y en la prevención de la violencia de género en los conflictos.

El informe del Secretario General muestra un asombroso aumento de los casos registrados de violación, violencia sexual y secuestro. Las niñas no solo fueron víctimas de una cuarta parte de todas las violaciones, sino que representaron el 98% de las víctimas de violaciones y violencia sexual.

Mientras desde nuestras organizaciones estamos haciendo todo lo posible para evitar y responder a estas terribles violaciones contra las niñas, necesitamos que los Estados miembros tomen toda acción posible, incluyendo un aumento drástico de la inversión en las capacidades de los trabajadores de primera línea, especialmente organizaciones dirigidas por mujeres y niñas.

Y, en cuarto lugar, instamos a los Estados miembros a que nos ayuden a aumentar la capacidad de protección infantil a nivel global.

Agradecemos especialmente a Estonia haber destacado este asunto. Porque sin más inversión y recursos, UNICEF y nuestros aliados de Naciones Unidas y ONG no pueden documentar los casos, interactuar con las partes en conflicto o dar apoyo a los niños y familias en todo lo necesario.

Muchos trabajadores de primera línea ponen sus vidas en riesgo para apoyar a estos niños, para escucharles y documentar sus experiencias, y para compartir sus hallazgos con el mundo –y con este Consejo- para que podamos dar una respuesta acorde.

Este trabajo es absolutamente esencial para negociar e implementar los planes de acción apoyados por Naciones Unidas (actualmente 17).

Y da al personal de Naciones Unidas dedicado a liderazgo y protección infantil la información y datos que necesitan para responder. Desde proporcionar tratamientos protésicos a niños que han perdido algún miembro, hasta reunir a niños con sus familias o reintegrarlos en sus comunidades con apoyo de salud mental; y también a asesorar a niñas que han sido violadas, de manera que puedan lidiar con el trauma que han sufrido.

Necesitamos que los Estados miembros refuercen este trabajo vital apoyando a los trabajadores de primera línea, que arriesgan sus vidas para realizarlo cada día.

Miembros del Consejo, este Nuevo informe demuestra lo lejos que hemos llegado en la comprensión del devastador impacto que los conflictos tienen sobre los niños.

Pero también muestra el poco progreso que el mundo ha realizado en la protección de los niños frente al azote de la guerra desde el pionero informe de Graça Machel hace ya 25 años.

Los conflictos son más largos. Son más complejos. Y sus consecuencias sobre los niños y jóvenes continúan devastando futuros.

Cada violación contra un niño –registrada o no- representa una marca sobre nuestra humanidad. Y sobre nuestra capacidad, como mundo, de cumplir una función básica: proteger y atender a las personas más jóvenes y vulnerables de nuestro planeta. Y corresponder a su valentía y resiliencia con nuestros mejores esfuerzos.

Los niños y los jóvenes no son responsables de ningún conflicto. Y sin embargo arrastran las cicatrices más profundas. Pagan el precio más alto.

Mediante la acción política decisiva y una mayor inversión en los héroes humanitarios que apoyan a estas jóvenes vidas en medio de la violencia y la guerra, podremos empezar a cambiar esta situación, a través y más allá de la pandemia de COVID-19.

UNICEF permanece preparado para apoyar estos trabajos de cualquier manera que podamos, y seguiremos trabajando con aliados como Estonia para poner algo de luz en este tema. Gracias”.

Acerca de UNICEF

UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos.

Para más información:

Belén de Vicente

UNICEF España, Tel: 609 160 051 / 91 378 85 91

E-mail: comunicacion@unicef.es

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