“Ser niño en Yemen es una pesadilla. Cada 10 minutos muere un niño por desnutrición y enfermedades evitables con vacunas”
Declaraciones de la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, sobre la situación en Yemen ayer en la última reunión del Consejo de Seguridad de la ONU
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NUEVA YORK, 24 de agosto de 2021 – “Hace más de seis años, los adultos iniciaron una guerra en Yemen. Lo hicieron a pesar de conocer el daño terrible que un conflicto violento provoca en los niños y niñas.
La guerra en Yemen, ahora en su séptimo año, ha generado la mayor crisis humanitaria del mundo, agravada por las consecuencias socioeconómicas y de salud pública de la pandemia de COVID-19.
Desde la última vez que hablé con ustedes sobre Yemen hace dos años en la Sala del Consejo de Seguridad, poco ha cambiado para la población civil del país. Cada día, la violencia y la destrucción causan estragos en las vidas de los niños, niñas y sus familias. Este año han aumentado los desplazamientos y ya hay 1,6 millones de niños desplazados dentro del país debido a la violencia, sobre todo en torno a Hudaydah y Marib.
Los servicios básicos como la atención médica, el saneamiento y la educación, todos ellos vitales para la respuesta humanitaria, son increíblemente frágiles y están al borde del colapso total.
La falta generalizada de acceso a agua potable suficiente es profundamente preocupante. Los desplazados internos son especialmente vulnerables a los cortes de agua que se están produciendo en el frente de combate.
Mientras tanto, la economía de Yemen se encuentra en una situación espantosamente mala. El PIB ha caído un 40% desde 2015, lo que ha provocado la desaparición de puestos de trabajo y la caída de los ingresos familiares. Aproximadamente una cuarta parte de la población, incluidos muchos médicos, profesores y trabajadores del saneamiento, dependen de sus sueldos como funcionarios, que se pagan erráticamente, si es que se pagan. Hay alimentos en Yemen, pero quienes no pueden pagarlos corren el riesgo de morir de hambre.
Hoy en Yemen casi 21 millones de personas, entre ellas 11,3 millones de niños, necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. Unos 2,3 millones de niños sufren desnutrición aguda y cerca de 400.000 niños menores de cinco años con desnutrición aguda grave corren un riesgo inminente de muerte. Más de 10 millones de niños y cerca de 5 millones de mujeres no pueden acceder adecuadamente a los servicios sanitarios.
En Yemen, un niño muere cada 10 minutos por causas prevenibles, entre ellas la desnutrición y enfermedades que se pueden evitar con vacunas.
La educación de los niños y niñas en Yemen también se ha visto gravemente afectada por la guerra. Dos millones de niños no van al colegio y 1 de cada 6 escuelas se encuentra inutilizada. Dos tercios de los maestros, más de 170.000 en total, llevan más de cuatro años sin recibir un salario de manera regular debido al conflicto y a las divisiones geopolíticas, lo que deja a otros cuatro millones de niños en riesgo de interrumpir o abandonar sus estudios, ya que los profesores, al no recibir remuneración, tienen que dejar de enseñar y buscar otras formas de mantener a sus familias.
Los niños y niñas que no terminan su educación están atrapados en un ciclo de pobreza que se perpetúa. Si aquellos que no están asistiendo a la escuela o que la han abandonado recientemente no reciben el apoyo adecuado, es posible que nunca regresen.
Estas son las cifras. Pero las cifras no nos dicen de verdad lo que es ser un niño que crece hoy en Yemen.
Ser un niño en Yemen significa ver a tus padres luchar para llevar suficientes alimentos a tu familia para comer, sin la cual podrías morir de hambre. Significa que, si eres lo suficientemente afortunado de tener una escuela a la que ir, podrías morir de un disparo, una explosión o al pisar una mina caminando por la carretera para llegar hasta allí.
O quizás seas uno de los niños o niñas reclutados para unirse a la lucha, utilizado por un grupo para una función que no es de combate, o forzado a casarse porque tu familia no tiene opciones.
Ser un niño o niña en Yemen significa que probablemente has experimentado o presenciado una violencia horrible a la que ningún niño debería estar expuesto. Significa que, si sobrevives a la guerra, puedes arrastrar contigo cicatrices físicas y emocionales para el resto de tu vida. vida, socavando tu desarrollo y felicidad como adulto.
Los enfrentamientos en torno a tu comunidad significan que puede ser imposible que te vacunen contra la poliomielitis o el sarampión. Y si enfermas, es posible que no haya ningún hospital o clínica que puedas visitar de manera segura.
Ser un niño en Yemen es una pesadilla.
Estamos haciendo todo lo posible para ayudar a los niños y niñas a superar este calvario. Codo con codo con nuestros aliados, estamos proporcionando acceso a agua potable y saneamiento, así como servicios de salud, nutrición, protección y educación.
Estos esfuerzos incluyen la entrega de vacunas y el apoyo a los centros de atención primaria y hospitales para que sigan funcionando. Estamos respondiendo a la COVID-19 y dando transferencias de emergencia en efectivo a 1,5 millones de hogares cada trimestre, lo que beneficia a unos 9 millones de personas.
En todo el país, UNICEF apoya el tratamiento contra la desnutrición aguda en más de 4.000 centros de atención primaria y 100 centros de alimentación terapéutica. Estamos trabajando para rehabilitar escuelas y hemos proporcionado apoyo financiero y suministros para que los estudiantes de secundaria puedan presentarse a los exámenes nacionales.
Pero nada de esto es suficiente dada la escala de las necesidades humanitarias en medio de la violencia en curso.
Ha habido indicios de progreso en el frente político, signos ocasionales de esperanza de que esta pesadilla podría llegar a su fin. Sin embargo, no hay signos tangibles de paz sobre el terreno. De hecho, las hostilidades han aumentado significativamente en lugares como Marib. Mientras tanto, los niños y niñas continúan sufriendo. Después de seis años de guerra, ¿cuándo las partes en el conflicto, y quienes ejercen influencia sobre ellos, darán prioridad a los niños y niñas?
Una vez más, les pido que hagan todos los esfuerzos posibles para mantener a los niños y niñas seguros, y que cumplan sus obligaciones legales para mantenerlos fuera de la línea de fuego. Esto incluye mantener a salvo de ataques la infraestructura esencial de la que dependen los niños, como instalaciones sanitarias y sistemas de agua y saneamiento.
Quiero destacar que respetar y proteger la educación, incluidas escuelas, estudiantes y profesores, es de suma importancia para los niños y jóvenes de Yemen. Seguimos muy preocupados por la gravedad y frecuencia de las amenazas y ataques contra la educación, y por el uso de escuelas con propósitos militares.
Las consecuencias de dichos ataques sobre la seguridad de los estudiantes y su capacidad de disfrutar de su derecho a la educación no pueden subestimarse.
Todas las partes tienen responsabilidad en la muerte y mutilación de niños, y todas las partes han fallado de manera habitual a la hora de tomar las precauciones necesarias para proteger a los civiles. Esto debe terminar.
Además, UNICEF y nuestros aliados necesitamos acceso humanitario constante, incondicional e ininterrumpido para llegar a la gente que lo necesita en Yemen, estén donde estén, sin importar quién controla las zonas en las que viven. Las trabas burocráticas no deberían interponerse en el camino de nuestra capacidad para distribuir ayuda, y valoramos el apoyo de los donantes y los Estados Miembros para resolver estos problemas.
Esos esfuerzos son también cruciales para que el trabajo de desminado se lleve a cabo de manera segura y eficaz.
Yemen importa prácticamente todo, incluidos los suministros humanitarios. Debemos reabrir el puerto de Hudaydah a las importaciones comerciales y al combustible. Millones de personas más podrían verse metidas de lleno en una hambruna si las importaciones esenciales continúan estando restringidas.
La última vez que me dirigí al Consejo de Seguridad acerca de Yemen fue antes de la pandemia de COVID-19, que ha complicado aún más la ya desesperada situación humanitaria. El sistema sanitario está colgando de un hilo. Y también la economía. Las campañas de vacunación en el país deben ampliarse urgentemente, especialmente dada la emergencia de las variantes de COVID-19, altamente transmisibles.
Aprovecho también esta oportunidad para instar a la comunidad internacional a aumentar su apoyo financiero para contribuir a abordar las necesidades inmediatas de los niños, así como a hacer inversiones a más largo plazo para evitar el completo colapso de los sistemas sanitario, de agua, saneamiento, nutrición, protección y educativo. Los niños de Yemen los necesitan ahora y en los próximos años.
UNICEF y nuestros aliados estamos preparados para trabajar con las partes y garantizar que los salarios de los funcionarios públicos se paguen regularmente, un paso que devolvería dinero a millones de personas y ayudaría a las familias a sobrevivir. Esto también apoyaría el funcionamiento de servicios básicos que son esenciales para una respuesta humanitaria exitosa.
Asimismo, debemos dar pasos para aumentar los ingresos de la gente. Esto implica proteger las remesas, que son un balón de oxígeno para millones de familias y constituyen la mayor fuente de divisas de Yemen.
En última instancia, los niños de Yemen necesitan una paz integral y duradera. Las partes en conflicto deben trabajar para llegar a una solución política negociada, que priorice y defienda los derechos de los niños y niñas. Solo entonces los niños podrán dejar atrás esta pesadilla y mirar con esperanza sus sueños de futuro”.
Acerca de UNICEF
UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos.
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