Ópera en favor de la infancia en Bilbao
Aída de Verdi se acerca a todos en Barakaldo los días 8 y 10 de junio. Ya se pueden adquirir las entradas para este espectáculo, que tiene además un fin solidario: 3 euros de cada entrada se destinarán a proyectos de UNICEF en África
Es la segunda vez que se organiza
un evento de estas características en España, cuyo objetivo es
acercar la ópera a todos. Ópera Clásica Internacional (OCI),
promotora de la superproducción operística, donará 3 euros a UNICEF
por cada entrada vendida para cualquiera de las dos funciones. Esta
colaboración entre OCI y UNICEF-Comité País Vasco se enmarca dentro
la estrategia de alianzas con empresas que promueve UNICEF para
aumentar la captación de fondos y la sensibilización, y otorgará,
además, un carácter solidario a este espectáculo operístico, pues
todas las personas que compren su entrada para la ópera “Aida”
estarán colaborando con UNICEF.
También se ha habilitado una
“Fila Cero”, donde empresas y otras entidades
podrán ocupar un lugar preferente en el espectáculo a cambio de un
donativo especial. Además, se ha abierto un número de cuenta
bancaria para recoger las aportaciones de particulares que quieran
adherirse a esta iniciativa de recaudación de fondos (BBK 2095 0374
70 9107249716).
Destino: África
Todos los fondos que se obtengan
serán destinados a los programas de desarrollo de UNICEF en África,
un continente que se halla en una situación de emergencia
permanente, asolado por las guerras, la desnutrición y las
enfermedades, sobre todo el VIH/SIDA. UNICEF está trabajando para
hacer visibles estas emergencias olvidadas, especialmente en Níger,
donde estamos desarrollando una campaña para combatir ladesnutrición infantil, y en los países más
castigados por el VIH/SIDA, donde la esperanza de vida se ha
reducido a poco más de 40 años.
Campaña SOS Níger
Según la ONU, Níger es el país más
pobre del mundo. El verano pasado, la escasez de lluvias y las
plagas de langostas provocaron la pérdida de las cosechas,
colocando a más de un millón de personas, entre ellas 800.000 niños
y niñas, en una dramática situación de desnutrición y hambre. Sin
embargo, esta crisis no fue sino el reflejo de una crisis
estructural más profunda, en un país con la tasa de fecundidad más
alta del mundo -con un promedio de 8 hijos por
mujer– y donde casi dos tercios de su población vive en
extrema pobreza, con menos de un euro al día.
Desgraciadamente, Níger es uno de
esos países en emergencia constante. Las mujeres, los niños y niñas
son los más afectados por esta situación. Uno de cada cuatro
menores muere antes de cumplir los 5 años, y la mitad padece
malnutrición crónica. Esta situación de vulnerabilidad se ve
exacerbada por la inseguridad alimentaria que sufre el país. El 80%
de la población vive en áreas rurales, practicando un cultivo de
subsistencia, lo que deja a los agricultores muy expuestos e
indefensos ante posibles eventualidades, como sequías o
plagas. Por si fuera poco, la práctica totalidad de las
familias nigerinas se abastece casi exclusivamente de leña como
fuente de energía, lo que ha provocado una gran deforestación y la
disminución de las lluvias, imprescindibles para obtener buenas
cosechas. Esto, sumado a la explosión demográfica del país, hace
que la población crezca a un ritmo del 3% anual mientras que la
producción de alimentos sólo crece al 1%.
Para hacer frente a esta crisis,
UNICEF ha puesto en marcha la campaña SOS Níger, que pretende
recaudar 2 millones de euros para el país africano en los próximos
meses. Concretamente, los fondos conseguidos con la campaña SOS
Níger se destinarán a la financiación de un proyecto de nutrición
que pretende mejorar la alimentación de los niños y niñas menores
de 5 años. Los objetivos del proyecto en un plazo de tres años son
reducir en un 50% los casos de desnutrición grave y en un 30% los
casos de desnutrición moderada.
SIDA e infancia
Otra de las prioridades del trabajo
de UNICEF en África es la lucha contra el VIH/SIDA. Desde finales
de los años setenta, más de 23 millones de personas han perdido la
vida a causa de la enfermedad; en 2010 se calcula que el número de
víctimas alcanzará la cifra de 45 millones. Para entonces, de no
emprenderse una acción internacional, el índice demortalidad infantil en los países más afectados se
habrá duplicado y el progreso en educación y en salud seguirá
siendo un sueño lejano.
El VIH/SIDA golpeará con dureza a
la sociedad, la economía y la estabilidad de estos países cuando
sus principales recursos humanos -agricultores, médicos,
profesores, intelectuales, empresarios, funcionarios, dirigentes
políticos, policías- enfermen y mueran. Y es que en los países
africanos más afectados por la enfermedad, además de un sufrimiento
humano intolerable, el SIDA supone también varias
décadas de retraso en el desarrollo.
Los niños y las niñas son la cara
oculta del SIDA, pues la pandemia está afectando de modo creciente
a los más jóvenes, siendo las niñas y mujeres las más vulnerables:
más de una tercera parte de todos los infectados por el VIH/SIDA
son menores de 25 años, y casi las dos terceras partes son mujeres.
A lo largo del año pasado, alrededor de 2.000 niños y niñas de
corta edad se convirtieron en portadores del VIH durante el
embarazo de sus madres, en el nacimiento o en el periodo de
lactancia. Cada minuto, un niño muere por una enfermedad
vinculada al SIDA.
Además de los niños y niñas
infectados, también hay un gran número de menores afectados por el
SIDA. Se estima que 15 millones de niños y niñas han perdido al
menos a uno de sus progenitores a causa del SIDA. Actualmente,
menos del 10% de los niños y las niñas huérfanos por el SIDA están
recibiendo ayuda o acceso a servicios sociales. En África
Subsahariana, donde el impacto es mayor, los sistemas de apoyo
están llegando al límite. Hay una generación
entera que no ha conocido jamás un mundo libre de SIDA.
UNICEF trabaja para que los niños y
las niñas tengan prioridad en la lucha contra el SIDA. En los
próximos tres años se necesitarán 44.000 millones de euros para
afrontar la pandemia del SIDA. Actualmente hay un vacío de fondos
de al menos 14.000 millones de euros para el periodo de 2005 a
2007. No sólo los fondos para SIDA deben crecer en gran número,
sino que también una parte significativa debería destinarse
específicamente a los niños y niñas infectados y afectados por la
enfermedad.