MILLONES DE NIÑOS Y NIÑAS ESTÁN EN PELIGRO DE SUFRIR RETRASO MENTAL DEBIDO AL DÉFICIT DE YODO EN SU ALIMENTACIÓN

En España, la mitad de las embarazadas toma menos yodo del recomendado, lo que puede tener graves consecuencias en el desarrollo del feto

La carencia de yodo es
un problema sanitario mundial que afecta el crecimiento y
desarrollo de millones de niños. La erradicación de los trastornos
provocados por esta carencia constituye una prioridad mundial en
salud pública, debido a sus negativas consecuencias sobre el
desarrollo del cerebro de los niños y niñas que nacen en zonas
donde existe un déficit de este mineral.

La ingesta insuficiente de yodo se
manifiesta a través de una serie de problemas muy variados, los
llamados “Trastornos por Deficiencia de Yodo” (TDY), cuyas
características dependerán de la intensidad del déficit y del
momento de la vida en que ocurra. Estos trastornos son la
consecuencia de la producción insuficiente detiroxina (la hormona de la glándula tiroides, que
es necesaria para el crecimiento y desarrollo de todos los órganos,
especialmente del cerebro) a causa de la falta de yodo, e incluyen
el bocio endémico a todas las edades y el incremento de los
abortos, de las malformaciones congénitas, de la mortalidad fetal y
de las enfermedades ocasionadas durante el embarazo y el parto.

Carencia de yodo y embarazo

En la actualidad existe déficit de
yodo más o menos intenso en casi todos los países de Europa
Occidental. En España, los estudios realizados desde los años 70
revelan una carencia de yodo leve-moderada generalizada. Las
encuestas nutricionales recomiendan incrementar el consumo de
pescado y sal yodada entre toda la población, pero especialmente
entre la infancia y las mujeres embarazadas.

Las necesidades diarias de yodo
varían a lo largo de la vida y se duplican durante el embarazo y la
lactancia. El yodo es necesario para la formación de las hormonas
tiroideas, que afectan al funcionamiento de todos los órganos y son
fundamentales para el normal desarrollo del
embrión
y del feto. Todo déficit de yodo -leve, moderado o
severo- en la madre durante el periodo de gestación tiene
consecuencias negativas e irreversibles en el desarrollo cerebral
del bebé.

En nuestro país, entre un 30% y un
50% de las mujeres embarazadas consumen yodo en cantidades
inferiores a las recomendadas, con los riegos potenciales que ello
implica. El déficit de yodo durante la gestación repercute
negativamente en el desarrollo intelectual del bebé, siendo la
principal causa de retraso mental y parálisis cerebral evitable en
el mundo.

Medidas adoptadas

El suministro de un adecuado aporte
de yodo durante la infancia es una de las medidas aprobadas por la
ONU durante la Cumbre Mundial a favor de la Infancia que se celebró
en 1990. En aquella fecha, sólo uno de cada cinco hogares utilizaba
sal yodada. Desde entonces, se ha avanzado enormemente y la sal
yodada, según las últimas estimaciones, llega ahora al 70% de los
hogares de los países en vías de desarrollo.

En España, el gobierno ratificó la
necesidad urgente de erradicar el déficit de yodo
en su población antes del año 2000. La Asamblea General de las
Naciones, durante su sesión especial dedicada a la infancia en mayo
de 2002, decidió aprobar una moratoria para su cumplimiento hasta
el año 2005.

Por su parte, el Congreso de los
Diputados aprobó una Proposición No de Ley en el año 2000 con la
finalidad de corregir este grave problema de salud pública,
encomendando a las Comunidades Autónomas la puesta en marcha de
programas para su erradicación, bajo la coordinación del Consejo
Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

UNICEF y el Ministerio de Sanidad, juntos contra el déficit de
yodo

En España, el pasado 16 de febrero
de 2004, el Ministerio de Sanidad y Consumo y UNICEF-Comité Español
suscribieron un convenio de colaboración para promover la lactancia
materna y prevenir los trastornos provocados por la carencia de
yodo. Durante la firma del acuerdo, ambas instituciones destacaron
la necesidad de tomar medidas para erradicar los trastornos por
déficit de yodo, promocionando el consumo de pescado marino
y sal yodada
. En este sentido, y con el fin de reducir la
carencia de yodo entre la población, el Ministerio de Sanidad y
Consumo ha propuesto una serie de recomendaciones entre las que se
incluyen:

  • Promocionar el consumo de sal
    yodada en la población general, con discriminación positiva para su
    fabricación, distribución y venta.
  • Recomendar la ingesta de alimentos
    ricos en yodo, como el pescado de mar o el marisco.
  • Realizar campañas de información
    especialmente dirigidas a las mujeres embarazadas, a los
    profesionales sanitarios y a los responsables de la salud infantil
    (pediatras, educadores y centros educativos).
  • Utilizar en los comedores escolares
    de todas las Comunidades Autónomas exclusivamente sal yodada.

Desde 1982 la sal yodada se vende en
España en los establecimientos de alimentación convencionales. En
el caso de las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, es
necesario completar su dieta con medicamentos yodados.

La yodación de la sal

Por razones geológicas, la tierra es
pobre en yodo. Hoy en día, prácticamente todo el yodo se encuentra
en los océanos y la principal y casi exclusiva fuente de este
mineral son los alimentos de origen marino, como el pescado, los
mariscos, las algas, etc. Los organismos internacionales
responsables de la erradicación de los trastornos derivados de la
carencia de yodo (la OMS, UNICEF y el Consejo Internacional para el
Control de Desórdenes por deficiencia de Yodo,
conocido por sus siglas en inglés ICCIDD) recomiendan el consumo
habitual de sal yodada, es decir, sal común enriquecida con
yodo.

La yodación de la sal es una forma
sencilla, efectiva y económica de proporcionar yodo a las
poblaciones que lo necesitan. Esta medida de bajo costo ha supuesto
avances importantísimos en la lucha contra el déficit de yodo,
especialmente en los países del mundo en desarrollo, demostrando
que el régimen alimentario de las familias puede alterarse de forma
casi imperceptible pero muy beneficiosa en sólo unos años.

A pesar de ello, según la OMS y
UNICEF, la carencia de yodo afecta todavía a alrededor de 2.000
millones de personas en todo el mundo, lo que supone la tercera
parte de la población mundial. 740 millones de personas en el mundo
-el 14% de la población- tienen bocio, enfermedad provocada por la
carencia de yodo, y dado que el bocio representa tan sólo la punta
del iceberg, los especialistas consideran que las tasas de déficit
de este mineral son muy superiores.   

La carencia de yodo Consecuencias

La carencia de yodo es la principal
causa evitable de lesiones cerebrales y retraso mental. Casi todo
el daño ocurre antes del nacimiento. Este déficit también aumenta
considerablemente el riesgo de mortalidad infantil y materna, así
como los abortos espontáneos.

Quiénes la padecen
  • 2.000 millones de personas en el
    mundo sufren las consecuencias de la falta de yodo en su
    organismo.
  • 43 millones de personas tienen
    lesiones cerebrales de diverso grado.
  • Unos 11 millones de personas
    padecen cretinismo.
  • Alrededor de 740 millones tienen
    bocio.
Para qué sirve el yodo

La glándula tiroides necesita yodo
para funcionar y mantener el desarrollo mental y físico de la
persona. La manifestación más común y visible de la carencia de
yodo es el bocio, una inflamación del cuello provocada al
agrandarse la tiroides en su esfuerzo por recoger yodo de la
sangre. La falta de yodo tiene consecuencias aún más graves pues
daña la agudeza mental y provoca discapacidades. Carencias menos
graves de yodo pueden provocar, tanto en niños y niñas como en
adultos, una pérdida de entre 10 y 15 puntos del cociente
intelectual, además de deficiencias en la coordinación física.

Dónde se encuentra el yodo

La sal yodada es la mejor fuente de
yodo. El pescado marino y algunas algas también contienen yodo,
pero no la sal de mar.

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