LA CRISIS ALIMENTARIA EN MALAWI SE AGRAVA A CAUSA DEL VIH/SIDA

Los peores tiempos para Malawi llegan antes de la cosecha de marzo de 2006. Las Naciones Unidas lanzaron el 30 de agosto de 2005 un llamamiento urgente para alertar al mundo sobre la gravedad de la crisis alimentaria, y obtener ayuda urgente para el país

Han pasado cinco días desde que
Edna Ngosa, de 76 años, pudo comer como es debido.
Se sienta apática delante de su choza, sin fuerzas siquiera para
mendigar. Sabe que si no llega ayuda, pocas son las perspectivas de
supervivencia.

Edna se ocupa de dos jóvenes
huérfanos cuyos padres murieron de SIDA. Sobre ella y otras
personas de Malawi se cierne la triple amenaza del
VIH/SIDA, la inseguridad alimentaria y las dificultades del
gobierno para hacer frente a la situación.

A menudo, cuando obtiene comida,
Edna alimenta a los niños y no reserva nada para ella. «No veo
más que problemas, porque hay días en que no puedo conseguir
ninguna limosna»
, dice Ngosa. «Durante muchos días no
obtengo nada. El resultado será la muerte, y nada más.»

Malawi afronta una grave crisis
alimentaria: se calcula que desde el pasado verano hasta la próxima
cosecha, entre 4,2 y 4,6 millones de personas se verán expuestas a
la escasez de comida.

Las Naciones Unidas lanzaron el
pasado verano un llamamiento urgente para pedir ayuda
inmediata
y a largo plazo para la población de Malawi.
«Existe ya una situación muy grave que, a la menor sacudida, se
convertirá en una catástrofe
«, dice Aida Girma, representante
de UNICEF en Malawi.

La crisis es sobre
todo consecuencia de años de sequías sucesivas. La cosecha de 2005
produjo un 26% menos de maíz que la del año anterior. Aunque el
país tiene uno de los lagos más grandes del continente, los planes
de irrigación son limitados; los cambios en el clima y elretraso de la lluvias han diezmado una economía
fundamentalmente agraria.

El impacto del VIH/SIDA

Sin embargo, lo que hace que la
escasez de alimentos que se extiende por todo Malawi y otras partes
del sur de África sea todavía más abrumadora es la pandemia del
VIH/SIDA. Los cálculos indican que uno de cada tres menores
gravemente desnutridos, y dos de cada cinco en los pabellones
pediátricos, son seroprositivos.

En Malawi, al haber tantos
progenitores que han muerto o están gravemente enfermos, las
abuelas se ven a menudo obligadas a retomar el papel de cuidadores
principales, velando por los más jóvenes y vulnerables.

Lina Kaliati, de 82 años, es otra
abuela que está luchando para mantener a los niños que están a sucuidado. Lina es responsable de seis nietos
huérfanos. Sus progenitores murieron de enfermedades relacionadas
con el SIDA y a ella le corresponde sustentarlos.

Durante la última cosecha, logró
cultivar 25 kg de maíz, lo bastante para alimentar a una familia de
cinco personas durante cerca de tres semanas. Pero eso no es
bastante. «He podido encontrar muy poca comida», dice
Lina, «y es insuficiente para mi hogar».

Para la mayoría de la gente,
comprar maíz en el mercado tampoco es una solución, pues los
precios son astronómicos. Desde su sembrado, Lina
pude ver un mercado de maíz gubernamental, abierto para vender
grano a precios subvencionados. Está vacío.

Llamamiento de las Naciones Unidas

Los peores tiempos para Malawi
llegan antes de la cosecha de marzo de 2006. Las Naciones Unidas
lanzaron el 30 de agosto de 2005 un llamamiento urgente para
alertar al mundo sobre la gravedad de la crisis alimentaria, y
obtener ayuda urgente para el país. El llamamiento pide fondos para
afrontar las necesidades inmediatas y contribuir a evitar estos
problemas en los años venideros.

En la unidad de alimentación
nutritiva del hospital del distrito de Chiradzulo es posible ver
cómo una respuesta adecuada puede dar resultados inmediatos. A los
menores que necesitan tratamiento se les somete durante 21 días a
un programa de alimentación intensiva.

Es fácil distinguir a los niños que
llevan allí más tiempo: los recién llegados están enfermos y
desesperados, mientras que quienes han pasado por el programa
agarran la taza con ambas manos cuando beben la leche
terapéutica.

Mediante el suministro dealimentos terapéuticos (entre ellos leche),
suplementos, fármacos y otras provisiones vitales, UNICEF se
propone dar apoyo cada mes a 3.500 niños gravemente
desnutridos.

   

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