Una semana después del terremoto en el Perú, los supervivientes necesitan más ayuda para satisfacer sus necesidades básicas
El intenso terremoto que sacudió al Perú el 15 de agosto afectó a más de 85.000 habitantes del sur del país. Según el Instituto Nacional de Defensa Civil del Perú el seismo provocó 513 muertes, hirió a 1.090 personas y dejó sin techo a 37.521 familias
«Estaba mirando televisión en mi
cuarto cuando de pronto se cortó la electricidad», recuerda Iván,
un niño peruano de 11 años de edad que vive en Pisco, cerca del
epicentro del temblor. «Tratamos de salir a la calle pero no
pudimos, debido a toda la tierra y el polvo que había», agrega
Iván. «Finalmente pudimos salir. Estoy aquí con mi hermanita, mi
tía y mi mamá. Todos están muy desesperados». En Pisco, la ciudad
natal de Iván, un 85% de las viviendas resultaron
total o parcialmente destruidas por el terremoto. Por lo menos 200
personas que asistían a misa en una iglesia histórica de esa misma
ciudad quedaron sepultadas en los escombros del templo, que se
desmoronó durante el temblor.
Llega la ayuda humanitaria
«Perdimos todo. No nos queda nada.
Nos hemos quedado desamparados», decía con tono de desesperación
Esperanza Micma, una vecina de Pisco, un día después del terremoto.
«Hasta ahora, nadie nos ha dado de comer ni de beber. Desde ayer no
hemos desayunado, ni siquiera nuestros bebés».
Una semana más tarde, las
poblaciones más afectadas, como las ciudades de Pisco e
Ica, continúan sufriendo escasez de agua y carecen de
servicios de electricidad y saneamiento ambiental. Una misión
conjunta de las Naciones Unidas colabora sobre el terreno con el
gobierno para brindar apoyo humanitario a las comunidades
necesitadas.
Mario Tavera, Oficial de Salud de
la Oficina de UNICEF en el Perú, ha inspeccionado las zonas más
afectadas junto al equipo de las Naciones Unidas.
«Los más afectados en esa región
son los pobladores más pobres», afirmó, «porque casi todas las
viviendas que se derrumbaron estaban construidas conadobe, y no resistieron la fuerza del terremoto. Y
las viviendas de ese tipo son las que pertenecen por lo general a
las familias más pobres». Las necesidades básicas de los
supervivientes
El Sr. Tavera agregó que en la
devastada ciudad de Pisco, «los pobladores requieren también ayuda
en materia de suministro de agua potable y saneamiento ambiental,
la eliminación adecuada de los desperdicios e información sobre la
prevención de las enfermedades. Y los niños y niñas necesitan
oportunidades para reanudar sus estudios, además de atención de la
salud mental y emocional».
A fin de proteger de lasenfermedades transmitidas por el agua a los niños
y niñas afectados, UNICEF ha distribuido en la zona del terremoto
pastillas de cloro, recipientes y tanques de agua y tabletas para
la purificación de ese líquido. Además de los suministros ya
entregados, UNICEF se propone suministrar otras 500.000 pastillas
de cloro y 3.000 recipientes de agua, cuya distribución estará a
cargo del Ministerio de Salud.
UNICEF colabora con el Ministerio
de Educación en las labores de evaluación de los efectos del
desastre natural en el sistema escolar. El Ministerio aplicará los
resultados de esos estudios cuando inicie la fase de recuperación y
reconstrucción de su respuesta al terremoto.
Por ahora, sin embargo, los
esfuerzos se concentran en satisfacer las necesidades básicas y
urgentes de muchos damnificados. «Un elevado número de personas aúnduerme en las calles«, comentó el Sr. Tavera, «de
manera que nuestra prioridad debe ser conseguir albergue para esa
gente».