Lactancia materna: la primera hora es importante

La semana de la lactancia materna destaca este año la importancia de la iniciación temprana a la lactancia. En muchos casos, por costumbres tradicionales o por la imposición de prácticas hospitalarias no se inicia la lactancia hasta pasadas unas horas, o incluso días, con lo que el bebé pierde una oportunidad única de protección de la salud y de fortalecimiento de lazos afectivos

La celebración de la Semana de la
Lactancia Materna, que en gran parte del mundo se celebra en
agosto, tiene lugar en España y otros países europeos enoctubre, de tal modo que más gente pueda
participar en las movilizaciones y actos de apoyo a la lactancia.
El objetivo de esta semana es la concienciación de la sociedad
respecto a una práctica que favorece el desarrollo físico y
emocional de los bebés y facilita la recuperación de las madres
tras el parto.

En todo el mundo, la iniciativaHospitales Amigos de la Infancia, promovida por
UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, trabaja para que los
hospitales cumplan una serie de medidas que permitan el inicio de
la lactancia poco después del parto. Pero más allá del ámbito
médico, la sociedad en general, las instituciones públicas y las
empresas deben vencer tabúes y prejuicios y tomar una actitud
responsable hacia una práctica que salva y mejora las vidas de
millones de niños y niñas en todo el mundo. Es necesario que en
muchos países, tanto en vías de desarrollo como industrializados,
se refuerce la «cultura de la lactancia » y se la
defienda enérgicamente de las incursiones de la «cultura del
biberón».

La lactancia salva vidas

Si se amamantara de manera
exclusiva a todos los lactantes desde el nacimiento hasta los seis
meses, se podrían salvar las vidas de casi 1,3 millones de
niños y niñas
por año, y mejorar las de muchos otros. De
hecho, la lactancia es una de las intervenciones que ha permitido
que este año las muertes de menores de 5 años desciendan de los 10
millones, la cifra más baja en la historia reciente de la
humanidad.

Por otra parte, la lactancia
materna elimina los gastos de la familia en preparados alimenticios
para lactantes y otros sucedáneos de la leche materna, a la vez que
evita los incalculables costes emocionales y económicos de la
muerte y las enfermedades causadas por problemas relacionados con
la alimentación artificial. En muchos países, el coste de alimentar
a un lactante con sucedáneos de la leche materna puede llegar a
superar el promedio de ingresos de un grupo familiar. En todo el
mundo la «cultura del biberón» es promocionada por
las empresas de venta de sucedáneos de leche materna, que obtienen
grandes beneficios al extender sus ventas más allá de los casos en
que es absolutamente necesario el empleo de estos sucedáneos.

Asimismo, la lactancia materna
contribuye al espaciamiento de los nacimientos, al retrasar el
retorno de la fertilidad después del
alumbramiento. Esto repercute positivamente en la salud de la madre
y de los más pequeños, así como capacidad de las familias para
atender a los bebés y organizar sus recursos a medida que el número
de miembros de la familia aumenta.

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