Escuelas en tiendas de campaña para los niños desplazados por la violencia en Kenia

Las escuelas en tiendas de campaña de UNICEF ofrecen refugio a los niños y niñas de Kenia desplazados por la violencia. Miles de familias han perdido sus hogares en los disturbios y se refugian en edificios comunes, como iglesias, polideportivos y escuelas. El establecimiento de escuelas temporales es esencial para que los niños y niñas desplazados puedan recuperan un sentido de la normalidad en medio del caos

Cuando la familia de Yvonne huyó de
la violencia que devastó su pueblo, la niña de 8
años
perdió su casa, su precioso collar de plástico, su
uniforme escolar y el aula de su escuela.

«No tenemos muchas cosas», dijo,
«pero siempre habíamos tenido nuestra escuela».

La violencia que arrasó Kenia
después de las reñidas elecciones presidencialesde diciembre se produjo mientras los niños y niñas como Yvonne se
preparaban a empezar un nuevo año escolar. A medida que UNICEF
trata de obtener a la vez seguridad y estabilidad para cientos de
miles de niños de Kenia, la educación es fundamental.

La semana pasada, Yvonne pudo
finalmente volver a la escuela, en un aula en una tienda de
campaña
que UNICEF levantó en uno de los campamentos del
valle del Rift, una zona asolada por el conflicto. Estaba
encantada.

«Tengo dos vestidos que mi madre
rescató de nuestra casa incendiada», dice. «Éste es mi favorito. Es
el vestido que me pongo para ir a la iglesia el domingo, pero como
regresar a la escuela era algo tan especial, mi madre me dejó
ponérmelo para ir a la escuela».

La escuela como refugio

Mientras la crisis en Kenia
continúa, UNICEF trata urgentemente de obtener 6,6 millones
de dólares
para intervenciones de emergencia. La mayor
parte de esta suma se destinaría a la protección, la educación y la
asistencia destinadas a un mayor número de niños.

«El aula es un refugio para tantos
niños y niñas como la pequeña Yvonne», afirma la Representante de
UNICEF en Kenia, Olivia Yambi. «Es un lugar seguro y sin peligro
donde pueden comenzar a jugar y a aprender, y dejar atrás los
horrores que han sufrido».

Más de 300.000 habitantes de Kenia han huido de sus casas
durante las últimas seis semanas y 1.000 han sido asesinados. El
número de violaciones registradas se duplicó. UNICEF calcula que150.000 niños se encuentran en campamentos
improvisados dispersados en todo el país y más de la mitad de estos
niños tienen menos de cinco años.
Verdaderos progresos en un período difícil

La erupción de la violencia fue tan
rápida que numerosas familias llegaron solamente con lo que
pudieron cargar. Ahora viven temporalmente en los campos,
los estadios, las escuelas y las iglesias
, y los niños
juegan en lugares polvorientos en medio de ancianos que dormitan
sobre sus colchones y otros que permanecen simplemente sentados,
reviviendo el terror que tuvieron que sufrir. Las familias cocinan
sus escasos alimentos en fuegos al aire libre, y los retretes están
abarrotados y sucios. Éstas son las personas a quienes UNICEF trata
de ayudar.

Durante el mes pasado en Kenia, UNICEF ha:
  • Aportado una alimentación
    nutritiva al 70% de los niños que se encuentran en
    los campamentos
  • Asegurado el acceso a la escuela a
    más de 15.000 niños y niñas en las tiendas de
    campaña de UNICEF
  • Proporcionado acceso al agua
    salubre a más de 50.000 personas
  • Suministrado más de 50.000
    conjuntos familiares
    que incluyen material para construir
    un refugio, así como utensilios y ollas para cocinar.

«Hemos realizado verdaderos
progresos en un breve plazo de tiempo y ante grandes dificultades
logísticas», afirma Olivia Yambi. «Pero hay muchos más niños que
necesitan nuestra ayuda, y la necesitan hoy mismo».

Actividades desinteresadas

Mientras Yvonne regresaba a la
escuela y estaba dispuesta a hablar, la expresión temerosa de su
compañera revelaba otra historia.

«Vio cómo unos jóvenes con
machetes
mutilaban a su tío y lo asesinaban», dice una de
las maestras de escuela de la niña. «Se ocultó con su tía, pero lo
vio todo». Para ayudarla, la maestra visita a la niña en el
campamento la mayoría de las noches, le orienta con sus deberes y
le da toda la comida que puede.

Se trata de un acto desinteresado
que se repite cada día en Kenia. Aunque han visto cómo sus vidas se
hundían en el caos, los habitantes de este país se esfuerzan sin
descanso en ayudarse unos a otros. He aquí algunos ejemplos.

Francis, de 17 años, pasa sus días
con los niños de un campamento recientemente instalado cerca de su
ciudad. «Ésta es una época en que debo olvidarme de mí y ocuparme
de los otros», dijo.

En el barrio de chabolas más
extenso de Kenia, escenario de numerosos combates,
una maestra, Leah, ha albergado y alimentado a 20 niños durante dos
semanas mientras la violencia amenazaba sus vidas. «Estos niños
viven en condiciones horribles todos los días de su vida», afirma.
«¿Cómo nadie puede tratar de aumentar su dolor? No había duda de
que debía hacer todo lo posible para mantenerlos seguros».

También está Anna, de 9 años, que
va de puerta a puerta con sus camaradas para pedir a los vecinos
todas las medias que pueden donar. Luego las reparte entre las
jóvenes de los campamentos. «Las medias les permiten
mantenerse calientes por las noches
«, explica. «Más tarde,
quiero recolectar zapatos para ellas».

Esto le daría a Yvonne un enorme
placer. «Algunos de mis amigos no tienen más que un vestido, y
carecen de libros y calzado», afirma. «Algunos van a la escuela,
pero otros no. Simplemente quiero que volvamos a estar juntos de
nuevo, seguros en la escuela y en la iglesia».

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