Combatir la desnutrición en Etiopía
Unos 126.000 niños y niñas etíopes sufren desnutrición grave, y se estima que ese número aumentará debido a que probablemente se perderán más cosechas. Se calcula que 3,4 millones de etíopes requerirán ayuda alimentaria en los próximos tres meses y que seis millones de niños y niñas corren peligro de desnutrición
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En Etiopía se han sucedido varios años en los que la temporada
de lluvias apenas ha traído precipitaciones. Además, los marcados
aumentos de los precios de los alimentos y la falta de recursos
para poner en marcha mecanismos de prevención y respuesta se han
combinado para afectar de manera devastadora a los niños, niñas y
familias que viven en las regiones de Etiopía donde las sequías son
más frecuentes.
«Desde que se perdió la cosecha de trigo no hemos tenido ningún
alimento», afirma Dureti Degefi, una de las mujeres que se
encuentran con sus hijos en Ropi, una iglesia católica que está
prestando atención nutricional con apoyo de UNICEF a las familias
del distrito de Siraro. «Le vine a contar mi historia porque me
dijeron que usted me escucharía. Mi estómago está hambriento, y mi
bebé está enfermo. Necesitamos ayuda».
Una brecha de capacidad
De los 126.000 niños y niñas etíopes que necesitan atención
terapéutica inmediata, muchos reciben tratamiento en centros de
alimentación como el de Ropi. Sin embargo, ese centro está
funcionando al máximo de su capacidad y el flujo de niños, niñas y
familias que acuden a los centros de alimentación terapéutica de
todo el país no disminuye.
«Un niño gravemente desnutrido corre peligro inmediato de
muerte», explica Viviane Van Steirteghem, Representante Adjunta de
UNICEF en Etiopía. «Por ahora, hay ONG trabajando en 55 woredas
(distritos) del país. En colaboración con el gobierno, esas ONG
pueden hacerse cargo del 40 al 50% del trabajo, pero queda una
enorme brecha de capacidad que impide atender las necesidades de
los restantes niños y niñas».
Los agricultores del distrito de Siraro figuran entre los 3,4
millones de etíopes afectados por la sequía que no cuentan con la
protección de un programa nacional de seguridad alimentaria, que
distribuye provisiones a 8 millones de etíopes que tienen
dependencia crónica de la ayuda alimentaria oficial. Y aunque las
lluvias han regresado a Siraro, las comunidades no serán
autosuficientes hasta dentro de varios meses. En lo inmediato,
necesitarán ayuda para sobrevivir hasta la próxima cosecha.
Se necesitan más alimentos terapéuticos
Eln los alrededores de la iglesia de Ropi, se brinda tratamiento
ambulatorio a las personas con desnutrición aguda grave. Los padres
llevan a sus hijos desnutridos para que les hagan un examen médico
y les suministren su ración semanal de Plumpy’nut, un alimento
terapéutico listo para usar.
Mediante el empleo de la leche terapéutica y Plumpy’nut se evita
la muerte de miles de niños y niñas etíopes. Sin embargo, los
recursos desaparecen rápidamente. En los próximos tres meses se
necesitarán más de 2.000 toneladas adicionales de Plumpy’nut para
salvar a los niños hambrientos.
«Hace cinco años, cuando confrontábamos una sequía similar y una
situación de emergencia nutricional semejante, perdimos muchos
niños y niñas porque no contábamos con suficiente capacidad de
respuesta sobre el terreno», explica Björn Ljungqvist,
Representante de UNICEF en Etiopía. «Hoy, gracias al compromiso y a
las medidas de previsión para garantizar que los niños no mueran de
causas prevenibles que tomó el Ministerio de Salud de Etiopía con
el apoyo del Programa Mundial de Alimentos y UNICEF, estamos
capacitados para dar respuesta a la crisis y podemos salvar las
vidas de miles de niños y niñas. Pero necesitamos más
recursos».
Alentadora respuesta inicial
Desde que UNICEF y sus aliados despertaron el interés del mundo
por la situación de emergencia que atraviesa Etiopía, los donantes
han comenzado a responder al llamamiento de ayuda que realizó
UNICEF. La Comisión Europea de ayuda Humanitaria ha contribuido con
1,8 millones de dólares y hasta la fecha se han obtenido 5 millones
de dólares provenientes del Fondo de Respuesta Humanitaria, un
sistema de financiación común para situaciones de emergencia
establecido por los donantes para Etiopía. Además el Fondo central
para la acción en casos de emergencia de las Naciones Unidas ha
proporcionado fondos para la compra de la mezcla suplementaria de
soja y maíz.
Pese a que esta respuesta inicial es alentadora, se necesita
mucho más para evitar un desastre más generalizado. Se calcula que
para dar respuesta a las necesidades de emergencia de los niños y
niñas de Etiopía se requerirán unos 50 millones de dólares.
Y si la situación continúa deteriorándose, esa suma podría ser
aún más elevada.