Mediante la micro financiación se potencia a las mujeres y se mejoran vidas en Togo
Los microcréditos a las mujeres están convirtiéndose en una de las mejores formas de asegurar que las inversiones en una comunidad revierten sobre la infancia. Las mujeres que son beneficiadas por estos créditos trabajan duramente para generar una riqueza que favorece el desarrollo de sus comunidades
Las mujeres de una aldea de la región costera en la frontera
entre Togo y Benin cantan y bailan como saben
hacerlo. Sin embargo, a medida que los sonidos y ritmos
tranquilizadores de su música van siendo reemplazados por el
tintineo de las monedas que se van acumulando en el interior de un
cuenco, queda en claro que aquí hay algo más que danzas y
canciones.
Las mujeres vestidas con coloridas prendas que bailaban en
círculo interrumpen la celebración para dedicarse de lleno al
quehacer bancario. Aunque lassumas de dinero que se solicitan en préstamo y se
devuelven puedan parecer pequeñas, cada una de las
modestas contribuciones que hacen estas mujeres al «banco»
representa una importante ayuda.
Las mujeres vigilan celosamente cada transacción, y el dinero se
guarda bajo llave hasta el momento en que lo necesiten.
La micro financiación, que consiste en el préstamo de pequeñas
sumas a los sectores más pobres de la población, y en especial a
las mujeres marginadas, ha significado para mucha gente en diversas
partes del mundo la posibilidad de eludir la
pobreza. Asimismo, ha resultado ser una original fuente de
crédito para los sectores de la economía sedientos de capital.
Imagen del UNICEF
Crédito a quienes más lo necesitan
«El objetivo de los proyectos de micro crédito consiste en
posibilitar que las mujeres tengan acceso al dinero, lo que les
permite tomar decisiones propias acerca de la educación y la
atención de la salud de sus hijos e hijas», afirma Una McCauley,
Representante de UNICEF en Togo.
El sistema de micro crédito hace posible que las mujeres
alimenten, vistan y mantengan a sus familias. Fundamentalmente,
posibilita que muchas mujeres como Vigoumide Ahouagbe, que se ha
quedado viuda, puedan acrecentar sus pequeños negocios sin tener
que esperar hasta obtener ganancias. Es crédito le ha permitido a
la Sra. Ahouagbe convertirse en propietaria de varias cabras y
cerdos, lo que en esta región de África Occidental constituye una
señal de riqueza.
«La diferencia con el micro crédito es que ahora puedo comprar
materias primas de inmediato, lo que me permite hacer negocios más
rápidamente», explica la mujer.
Gracias al proyecto de micro crédito, un número creciente de
niños y niñas pobres -entre ellos la hija de la Sra. Ahouagbe-
puede ir a la escuela, ya que sus madres pueden
pagar las cuotas escolares.
El respeto de su comunidad
En Attiso Condji, otra aldea de la región, Francoise Kayi
Afanoue se coloca un pesado recipiente lleno de mandioca rallada
sobre la cabeza y se aleja de la sombra de una choza de barro
caminando bajo los intensos rayos del sol.
En la choza funciona un nuevo molino que construyeron las
mujeres de la aldea con las ganancias que obtuvieron de sus
negocios. El molino ha reducido el
tiempo que emplean las mujeres en rallar la mandioca, que
es el alimento principal en casi toda la región. La nueva
instalación garantiza que las mujeres dispongan de un suministro
constante de mandioca cocida para alimentar a sus familias y para
vender.
Debido a que su marido ha quedado incapacitado por una
enfermedad, la Sra. Afanoue debe trabajar intensamente
transportando pesadas cargas, cocinando la mandioca y tamizando los
granos. A eso se dedica todo el día, hasta la puesta del sol,
cuando se dirige a su hogar para realizar las tareas domésticas.
Pero los esfuerzos enormes que realiza la Sra. Afanoue ya han
rendido frutos. El proyecto de micro financiación ha permitido que
su hijo vaya a la universidad, lo que ha elevado notablemente el
status de la madre en su aldea.
«Me siento realmente feliz porque he conquistado el respeto de
toda la aldea», explica.
El poder económico de las mujeres
Por primera vez en sus vidas, estas mujeres han comenzado a
disfrutar de libertad económica, lo que ha
convulsionado a esta sociedad agraria tradicionalmente dominada por
los hombres. Vincent Kome Liggie, de Hotsi, la organización
comunitaria que administra y coordina el proyecto de micro crédito
con respaldo de UNICEF, ha sido testigo de esos cambios.
«Al principio», dice, «los hombres estaban un poco celosos, pero
con el correr del tiempo fueron cambiando de opinión y comenzaron a
aceptar que se trata de algo positivo».»Y ahora, ellos hacen lo
mismo que las mujeres, ya que organizan asociaciones y solicitan
micro préstamos», agrega el coordinador de Hotsi. «»En la
actualidad, tener poder quiere decir tener poder económico. Y en
esta aldea, las mujeres tienen poder, porque han logrado ese poder
económico».