Mia Farrow, testigo de la devastación en Kivu Norte

Muy lejos de los set de rodaje y de los flashes de los fotógrafos, la experiencia de una actriz de Hollywood en un lugar castigado por la guerra se parece mucho a la que tendría cualquier persona acostumbrada a vivir en paz. El testimonio de Mia Farrow durante su estancia en República Democrática del Congo nos sirve para darnos cuenta del sufrimiento de la infancia congoleña, más allá de los fríos datos estadísticos

Mia Farrow, Embajadora de Buena Voluntad de
UNICEF, ha visitado la región de Kivu Norte, en el
noreste de la República Democrática del Congo. Esta visita la ha
afectado profundamente: «Hay culpables y hay víctimas. Yo estoy
aquí junto a las víctimas, sintiendo lo que todos sentimos por
ellas, porque se trata de seres humanos atrapados en un entramado
de violencia».

El objetivo de la visita consiste en comprobar losefectos de los recientes combates, que han
provocado el desplazamiento de unos 300.000 habitantes en los
últimos tres meses. El número total de personas desplazadas se
acerca al millón, lo que representa el 20% de la población de Kivu
Norte.

«He viajado para entender mejor la manera en que los habitantes
afrontan esta crisis y para enterarme de sus necesidades y de lo
que debemos hacer», dice Farrow. «Estar aquí junto al personal de
las ONG reconforta un poco. UNICEF hace todo lo que está su alcance
para ayudar a los afectados y eso me daesperanzas. Si viajara sola, quizá me sentiría más
deprimida, ¿Porque qué puede hacer una persona sola?».

La terrible situación de los niños

«Hay culpables y hay víctimas. Yo estoy aquí junto a las
víctimas, sintiendo lo que todos sentimos por ellas, porque se
trata de seres humanos atrapados en un entramado de violencia»

Los niños y niñas son, como siempre, losmás vulnerables, y su situación y la de las
mujeres es desesperada. Miles de niños, niñas y mujeres han
recibido muy pocos alimentos desde que emprendieron la huida.
También han tenido un acceso muy limitado al agua potable y a la
atención de la salud. Se calcula que cientos de niños y niñas han
quedado separados de sus familias y que deben valerse por ellos
mismos para sobrevivir.

En Kayna, Mia Farrow visita un centro de alimentación
terapéutica
que fue saqueado por un grupo armado. «Pienso
que el 11 de noviembre este sitio tenía que estar lleno de niños y
niñas… de niños y niñas enfermos», reflexiona. «Cómo es posible
que un centenar de hombres armados lleguen aquí; obliguen a los
niños enfermos y gravemente desnutridos a alejarse monte adentro, y
se lleven todo lo que había, incluso los pocos alimentos de los que
disponían, además de los productos de alimentación terapéutica, la
leche…? ¿Qué clase de hombres son éstos?».

Por segundo año consecutivo, miles de niños y niñas de la región
han tenido que interrumpir el año escolar cuando acababa de
empezar. Mia Farrow estuvo hablando con un grupo de padres y madres
preocupados de la aldea de Rutshuru, que se encuentra actualmente
bajo control de los rebeldes.

«Hasta saquearon las escuelas y se llevaron
todo, absolutamente todo», le explicó un padre a la Embajadora de
Buena Voluntad de UNICEF.

El desplazamiento crea una situación de emergencia

Farrow también ha visitado zonas de Kivu Norte donde el
conflicto armado ha provocado el desplazamiento de
la población. Allí pudo ser testigo de la manera en que UNICEF y
sus aliados responden a las necesidades de los niños, niñas y
familias. Se calcula que unos 300.000 habitantes han sido
desplazados durante los últimos tres meses debido a la violencia
que no tiene visos de terminar en el futuro próximo.

«Me alegra mucho estar aquí junto a UNICEF, porque de esa manera
no soy sólo una persona más», expresó la Embajadora de Buena
Voluntad. «Estoy aquí con UNICEF, cuyo personal trabaja día y
noche, haciendo frente a esta situación de emergencia. Pero también
soy un ser humano individual y me pregunto cuál es mi
responsabilidad como ser humano, más allá de mi relación con
UNICEF. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué escribiré sobre esto? ¿Con quién
hablaré sobre esto? ¿Cuál es mi obligación moral?».

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