20 años de derechos de infancia, 20 fotos para celebrarlos

La fotógrafa Isabel Muñoz, UNICEF España y El País Semanal se han unido en un proyecto conjunto para realizar una radiografía de la infancia en el mundo, con motivo del 20 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño. Este trabajo refleja las luces y las sombras de los derechos de la infancia que, en ocasiones, distan de verse cumplidos

A sus 14 años Nohou vive en las calles de Niamey, la capital de
Níger. Nunca ha conocido a sus padres y se resiste a creer que su
familia le ha abandonado. Sus días pasan lejos de las escuelas y
demasiado cerca de bandas callejeras que explotan a niños como él
para que mendiguen, roben o se prostituyan. Su vida es muy
diferente de la de Ronny, que a su misma edad tampoco vive con sus
padres, pero recibe educación y cuidados en una escuela especial de
Kalsruhe, en Alemania.

Sin embargo ambos forman parte de un mismo reportaje fotográfico
realizado por una conocida revista española. Lo que les une es
mucho más profundo que lo que les separa: ambos tienen unos
derechos reconocidos por la Convención sobre los Derechos del Niño,
un tratado que cumple 20 años el 20 de noviembre de 2009.

Una foto, un derecho

Durante 6 meses la fotógrafa española Isabel Muñoz ha puesto su
cámara y su personal visión del mundo al servicio de niños y niñas
de 20 países del mundo con importantes historias que contar: sus
propias vidas. Cada niño es el protagonista absoluto de una foto
que refleja cómo los 20 años de vigencia de la Convención sobre los
Derechos del Niño han supuesto cambios reales para la infancia en
todo el mundo.

“Ha sido una experiencia transformadora situarse frente a esos
niños y escuchar con los ojos de la cámara lo que tenían que
contarme”, afirma Isabel Muñoz. “Son tan profundamente sinceros,
hay una honestidad en su mirada, que ha sido muy difícil
seleccionar las mejores fotos. Todas transmitían algo realmente
autentico”.

Unidos por los Derechos de la Infancia

Isabel Muñoz es una reconocida fotógrafa española que muestra en
sus diversos trabajos alrededor del mundo la complejidad de ser
humano, sus luces y de sus sombras. Entre sus trabajos más
comprometidos se encuentra su retrato de las maras centroamericanas
y su visión de la explotación infantil en el sur de Asia. Su
colaboración con UNICEF forma parte de un proyecto conjunto entre
UNICEF-Comité Español y El País Semanal, el suplemento dominical
del periódico El País.

“Con motivo del 20 aniversario de la entrada en vigor de la
Convención sobre los Derechos del Niño, la revista EPS ha dedicado
un número íntegro a mostrar la situación actual de los niños para
celebrar la existencia de la Convención y para recordar que aún
queda trabajo por hacer para asegurar el pleno cumplimiento de
todos los derechos de todos los niños del mundo”, explica Paloma
Escudero, Directora Ejecutiva de UNICEF-Comité Español. “Esta es
una colaboración sin precedentes”.

Las fotografías del futuro

Otra de las protagonistas del reportaje, Auma, fue raptada en
1994 por el Ejército de Liberación del Señor, en Uganda. “Quería
ser médico, pero cuando me raptaron todo acabó”. Como ella, muchos
de los niños que han participado en el reportaje pueden contar
historias sobre cómo sus derechos no son respetados. Sus historias
son el reflejo de los compromisos que el mundo aún tiene pendientes
con la infancia.

Conseguir que una fotografía capte la esencia de la Convención
de los Derechos del Niño no es tarea fácil. Como tampoco lo es
conseguir que se cumplan los derechos que cada niño y cada niña del
mundo tienen cualesquiera que sean sus circunstancias. Aún hay que
seguir trabajando para que las fotografías que se hagan en el
futuro sólo reflejen el cumplimiento efectivo de los derechos de la
infancia.

“A veces es muy duro, pero he aprendido a ser
paciente” 

Las manos de Mariama no son como las de cualquier
otra chica de 14 años. Son las manos de una niña que desde que
tiene memoria trabaja más de 8 horas al día, 7 días a la semana,
como empleada doméstica en Niamey, la capital de Níger. Son las
manos de una niña que nunca ha cogido un lápiz ni un libro y que no
ha podido ir a la escuela, algo con lo que sueña pero que no puede
alcanzar. Sus ocho hermanos y hermanas, su madre y su anciano
padrastro dependen de su salario de 13 dólares mensuales para
sobrevivir.

“Las chicas que viven en la casa donde trabajo son
mayores que yo. Van a la escuela. A veces las miro y quisiera estar
en su lugar”, dice mientras sus manos, duras y curtidas, juegan con
la fina tela de su velo. “No es que me guste mi trabajo. Es que es
lo único que puedo hacer si queremos comer cada día. Nunca he ido a
la escuela. Me encantaría, pero necesito trabajar. A veces sufro
mucho, pero he aprendido a ser paciente”

La pesada carga del pasado familiar 

Vivir como un fugitivo es algo que ningún niño
debería tener que experimentar. Sin embargo, para Sebastián, un
niño colombiano de 13 años, el pasado de su padre como guerrillero
ha marcado gran parte de su infancia. Aunque su padre está en
paradero desconocido, la guerrilla quiere hacer pagar a alguien su
deserción. Por este motivo Sebastián, su madre y sus hermanos han
vivido en continua huída ante el temor a las represalias de quienes
fueran compañeros de su padre.

La pobreza, la provisionalidad del día a día y la
difícil situación emocional de toda la familia podrían haber hecho
de Sebastián un niño de la calle. Sin embargo, gracias al fuerte
apoyo que la comunidad ha prestado a su familia, ahora se plantea
un futuro más esperanzador. Sebastián ha escrito y dirigido el
corto “Soy pequeño” de One Minute Jr. Colombia y participa
activamente en varias actividades de su comunidad.

Deja un comentario