El músculo de la acción humanitaria

Por Raquel Fernández, Directora de Comunicación de UNICEF España

Trabajadores de distintas agencias de Naciones Unidas, como UNICEF, y de ONGs diversas, viven en los campos de Dadaab. Hay tiendas de campaña para quienes se quedan días, semanas o meses, y pequeñas casitas para quienes se quedan durante etapas prolongadas (algunos llevan tres años trabajando en Dadaab).

También hay una pequeña tienda donde se pueden comprar
ventiladores, linternas, etc. Dos cafeterías, una cubierta y otra
al aire libre, con buffete (sin variedad de menú) para desayuno,
comida y cena. No son dos cafeterías/restaurante como las que
podemos imaginar, son dos lugares austeros y
funcionales
, solo con lo necesario para el servicio que se
da. En este entorno limitado y austero viven cientos de
profesionales
de la acción
humanitaria
.

Ellos son el músculo que cada día hace posible que más de435.000 refugiados somalíes tengan sus necesidades
cubiertas, que sea posible acoger a la media de los 1.000
refugiados
que llega cada día, que haya
hospitales, agua, vacunas, escuelas…les mueve algo más que el deber
profesional. Su dedicación, su decisión de permanecer en los campos
de Dadaab, tiene más que ver con laresponsabilidad y el compromiso
humano
.

El día a día de estas personas está dedicado a
conseguir salvar vidas y a conseguir mejorar la
situación de los habitantes de Dadaab: miles llegados hace más de
20 años, y otros miles en los últimos meses; todos huyendo de la
hambruna y la guerra. Más de un millón de somalíes viven como
refugiados en otros países. Kenia acoge ya a más de
435.000
.

El entorno de Dadaab y los kilómetros hasta la fronterano son un lugar seguro. Cada día es diferente al
anterior, un día no ocurre nada, pero el siguiente puede ocurrir
cualquier cosa, así que no hay libertad de movimiento.

No hay comodidades, no hay opciones de ocio, no
están cerca la familia y los amigos, no hay variedad de menú en las
cafeterías, a veces no hay luz ni una nevera, la ducha y el baño
son compartidos por varias docenas de compañeros, no puedes cogerte
un coche e irte a dar una vuelta…

Sin embargo, no he oído quejarse a nadie, sólo les he oído
hablar de trabajo y de las conversaciones que han tenido ese día
con los refugiados o con compañeros de trabajo. Dedican las horas
libres a seguir hablando de cómo mejorar esto o aquello para que
funcione mejor o más rápido, para llegar a más gente, para sumar
apoyos que ataquen las causas de una crisis inconcebible en pleno
siglo XXI…muerte por hambre en 2011
 

Estos cientos de trabajadores de la acción humanitaria han
elegido esta vida, no se consideran héroes ni seres especiales por
vivir en Dadaab, tan sólo han elegido un trabajo que responde a su
compromiso humano. No es que lo digan ellos, que no suelen hablar
de sí mismos, es que es el aire que se respira en Dadaab. 

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