Siria: niñas refugiadas y matrimonio concertado
Manal*, su madre Majida y su hermana de nueve años, Malak, llegaron en diciembre al campamento de Za’atari. Su padre y su hermano lo hicieron algo después. En muy poco tiempo, Manal estaba comprometida con un hombre de 22 años.
Como a muchas niñas sirias, refugiadas en los países vecinos, “mi padre me dijo que tenía que casarme”, explica Manal, “en Siria era costumbre que las niñas se casaran jóvenes”.
HUYENDO DE SIRIA
La familia de Manal huyó de Siria a
Jordania ante la creciente escalada de violencia. La madre
de Manal, Majida, explica cómo dejó de llevar a sus hijos a la
escuela de Daraa después de que una bomba en el patio del colegio
acabara con la vida de 11 sus compañeros.
Adaptarse a la vida en el campamento, con 120.000 personas,
supuso un cambio importante, tras dejar su casa de cuatro
dormitorios en Daraa, su ciudad natal.
Poco después de la llegada al campamento, Thabet, tenía todo
preparado para que su hija contrajera matrimonio, amparado en la
idea de que el matrimonio ofrece protección y alivia las presiones
económicas de la familia.
«El matrimonio también asegurará el futuro de mi hija si algo
malo me pasa”, afirma Thabet, «algunas personas quieren que sus
hijas se casen por el coste de vida, sobre todo si la familia es
grande», continúa.
Sin embargo, Manal se opuso.
UNICEF APOYA LA DECISIÓN DE MANAL DE SEGUIR EN LA
ESCUELA
Manal asiste a una escuela apoyada por UNICEF y
a un centro juvenil dirigido por UNICEF y la ONG International
Medical Corps, donde los jóvenes encuentran ayuda psicosocial a su
situación y aprenden habilidades para hacer frente a las heridas
derivadas del conflicto y del traslado.
Manal, habló de su situación y de su compromiso forzoso con el
personal del centro juvenil y descubrió que podía barajar otras
opciones: casarse no era la única alternativa.
«Ellos me motivaron a tomar esta decisión», asegura Manal. «Yo
era tímida antes, pero después de estar aquí he cambiado.»
Con el apoyo del personal del centro y el de su propia madre
-casada a los 15 años-, Manal habló con su padre y
le mostró su oposición: quería continuar en la
escuela en lugar de casarse.
«He visto a otras chicas que se casan y se convierten en madres
muy temprano. Quiero tomar la decisión poco a poco», asegura Manal.
«El conocimiento es importante. Estamos en una situación de guerra,
por lo que necesitamos información, por eso decidí continuar mis
estudios», argumenta.
Manal está terminando su primer semestre del grado 10, con el
apoyo de su padre, que entendió su deseo.
El objetivo de Manal es convertirse en
médico o en maestra.
MATRIMONIO INFANTIL: Una práctica
perjudicial
Incluso antes de que estallara el conflicto en Siria y el éxodo
masivo de la población, no era raro que las niñas menores de 18
años contrajeran matrimonio.
Entre los motivos de la alta tasa de matrimonios de menores de
18 en el campo de Za’atari, analizados por UNICEF,
se encontraron la reducción de la presión económica sobre las
familias, garantizar la protección de las niñas, y la posibilidad
de un mejor acceso a los países vecinos.
Michele Servadei, representante de UNICEF en Jordania, asegura
que “el matrimonio infantil es una práctica muy peligrosa y
perjudicial”. «Las niñas que se casan con menos de
18 años tienen un mayor riesgo de complicaciones de
salud asociadas con el embarazo precoz, así comode experimentar la violencia doméstica y el
abandono escolar.
UNICEF, en estrecha colaboración con las familias, los líderes
religiosos y las comunidades, apoya además al Ministerio de
Educación de Jordania para asegurarse de que los niños sirios estén
inscritos y asistiendo a la escuela, y ofrece espacios seguros en
los campamentos y las comunidades de acogida para la práctica de
actividades reguladas y la formación profesional.
Manal explica que su padre apoya su decisión de permanecer en la
escuela, pero todavía se menciona la posibilidad de que pueda
casarse pronto.
«Algunas personas dicen que tengo que casarme, otros dicen que soy
valiente”, explica. «A veces cuando estoy sola me siento asustada y
me pregunto si mi decisión es correcta. Pero sé que estoy en el
camino adecuado».* Algunos nombres en esta historia han sido cambiados