Según un informe de la ONU unos 735 millones de personas pasan hambre en la actualidad, frente a los 613 millones de 2019
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Roma/Nueva York/Ginebra, 12 de julio de 2023 – Más de 122 millones de personas más se enfrentan al hambre en el mundo desde 2019 debido a la pandemia y a los repetidos impactos climáticos y conflictos, incluida la guerra en Ucrania, según el último informe del Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI, por sus siglas en inglés) publicado hoy conjuntamente por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas.
Si las tendencias se mantienen como hasta ahora, no se alcanzará el Objetivo de Desarrollo Sostenible de acabar con el hambre para 2030, advierten la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Un toque de atención en la lucha contra el hambre
La edición 2023 del informe revela que entre 691 y 783 millones de personas pasaron hambre en 2022, una media de 735 millones. Esto constituye un aumento de 122 millones de personas en comparación con 2019, antes de la pandemia de COVID-19.
Aunque las cifras mundiales del hambre se estancaron entre 2021 y 2022, muchos lugares del mundo se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves. Si bien se observó un avance en la reducción del hambre en Asia y América Latina, en 2022 siguió aumentando en Asia Occidental, el Caribe y en todas las subregiones de África. África sigue siendo la región más afectada, con una de cada cinco personas que padecen hambre en el continente, más del doble de la media mundial.
“Hay rayos de esperanza, algunas regiones están en vías de alcanzar algunas metas de nutrición para 2030. Pero, en general, necesitamos un esfuerzo mundial intenso e inmediato para rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos aumentar la resiliencia frente a las crisis y las perturbaciones que provocan la inseguridad alimentaria, desde los conflictos hasta el clima, ha afirmado el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, a través de un mensaje de vídeo durante la presentación del informe en la sede de la ONU en Nueva York.
Los responsables de las cinco agencias de la ONU, el director general de la FAO, QU Dongyu; el presidente del FIDA, Álvaro Lario; la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell; la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain; y el director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, escriben en el prólogo del informe: «Sin duda, alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero para 2030 supone un reto de enormes proporciones. De hecho, se prevé que casi 600 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030. Los principales impulsores de la inseguridad alimentaria y la desnutrición son nuestra «nueva normalidad», y no tenemos otra opción que redoblar nuestros esfuerzos para transformar los sistemas agroalimentarios y aprovecharlos para alcanzar las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (ODS 2) «.
Más allá del hambre
La situación de la seguridad alimentaria y la nutrición siguió siendo sombría en 2022. Según el informe, aproximadamente el 29,6% de la población mundial (el equivalente a 2.400 millones de personas) no tenía acceso constante a los alimentos, medido por la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. Entre ellos, unos 900 millones de individuos se enfrentaban a una inseguridad alimentaria grave.
Mientras tanto, la capacidad de las personas para acceder a dietas saludables se ha deteriorado en todo el mundo: más de 3.100 millones de personas en el mundo -o el 42%- no podían permitirse una dieta saludable en 2021. Esto representa un aumento global de 134 millones de personas en comparación con 2019.
Millones de niños menores de cinco años siguen padeciendo malnutrición: en 2022, 148 millones de niños menores de cinco años (22,3%) sufrían retraso en el crecimiento, 45 millones (6,8%) padecían desnutrición aguda y 37 millones (5,6%) tenían sobrepeso.
Se han observado avances en la lactancia materna exclusiva, con un 48% de los lactantes menores de 6 meses que se benefician de esta práctica, cerca del objetivo de 2025. Sin embargo, serán necesarios esfuerzos más coordinadas para alcanzar los objetivos de malnutrición de 2030.
Nuevas pruebas: la urbanización impulsa cambios en los sistemas agroalimentarios
El informe también considera el aumento de la urbanización como una «megatendencia» que afecta a cómo y qué come la gente. Dado que se prevé que casi siete de cada diez personas vivan en ciudades de aquí a 2050, los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición deben tratar de comprender estas tendencias de urbanización y tenerlas en cuenta en la elaboración de sus políticas.
En concreto, el simple concepto de división rural y urbana ya no es suficiente para comprender las formas en que la urbanización está configurando los sistemas agroalimentarios. Se necesita una perspectiva más compleja del continuo rural-urbano que considere tanto el grado de conectividad que tienen las personas como los tipos de conexiones que existen entre las zonas urbanas y rurales.
Por primera vez, se documenta sistemáticamente esta evolución en once países. El informe ilustra que las compras de alimentos son significativas no sólo entre los hogares urbanos, sino también en todo el continuo rural-urbano, incluidos los que residen lejos de los centros urbanos. Las nuevas conclusiones también muestran cómo el consumo de alimentos altamente procesados también está aumentando en las zonas periurbanas y rurales de algunos países.
Por desgracia, persisten las desigualdades espaciales. La inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en zonas rurales, y la moderada o grave afectaba al 33% de los adultos que vivían en zonas rurales y al 26% en zonas urbanas.
La malnutrición infantil también presenta especificidades urbanas y rurales: la prevalencia del retraso del crecimiento infantil es mayor en las zonas rurales (35,8%) que en las urbanas (22,4%), la desnutrición aguda es mayor en las zonas rurales (10,5%) que en las urbanas (7,7%), y que el sobrepeso es ligeramente más frecuente en las zonas urbanas (5,4%) que en las rurales (3,5%).
El informe recomienda que, para promover eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones políticas, las acciones y las inversiones se guíen por una comprensión global de la compleja y cambiante relación entre el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios.
Declaraciones
QU Dongyu, director general de la FAO: «La recuperación de la pandemia mundial ha sido desigual, y la guerra en Ucrania ha afectado a los alimentos nutritivos y las dietas sanas. Esta es la ‘nueva normalidad’, en la que el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica alejan aún más de la seguridad a quienes se encuentran en los márgenes. No podemos adoptar un enfoque de ‘todo sigue igual’”.
Álvaro Lario, presidente de FIDA: «Un mundo sin hambre es posible. Lo que nos falta son las inversiones y la voluntad política para aplicar soluciones a escala. Podemos erradicar el hambre si lo convertimos en una prioridad mundial. Las inversiones en los pequeños agricultores y en su adaptación al cambio climático, el acceso a insumos y tecnologías, y el acceso a financiación para crear pequeñas agroempresas pueden marcar la diferencia. Los pequeños productores son parte de la solución. Si se les apoya adecuadamente, pueden producir más alimentos, diversificar la producción y abastecer los mercados urbanos y rurales, alimentando las zonas rurales y las ciudades con alimentos nutritivos y cultivados localmente».
Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF: «La malnutrición es una grave amenaza para la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de los niños. La magnitud de la crisis nutricional exige una respuesta más contundente centrada en los niños, que incluya dar prioridad al acceso a dietas nutritivas y asequibles y a servicios esenciales de nutrición, proteger a los niños y adolescentes de los alimentos ultraprocesados y pobres en nutrientes, y reforzar las cadenas de suministro de alimentos y nutrición, incluidos los alimentos enriquecidos y terapéuticos para niños».
Cindy McCain, directora ejecutiva del PMA: «El hambre aumenta mientras los recursos que necesitamos urgentemente para proteger a los más vulnerables se agotan peligrosamente. Como trabajadores humanitarios, nos enfrentamos al mayor reto que jamás hayamos visto. Necesitamos que la comunidad mundial actúe con rapidez, inteligencia y compasión para cambiar el rumbo y revertir la tendencia del hambre. En el PMA estamos comprometidos a trabajar con todos nuestros socios -tanto los antiguos como los nuevos- para crear un mundo en el que nadie se pregunte cuándo llegará su próxima comida».
Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS: «La desnutrición aguda infantil sigue siendo inaceptablemente alta y no se ha avanzado en la reducción del sobrepeso infantil. Necesitamos políticas públicas, inversiones y acciones específicas para crear entornos alimentarios más sanos para todos.»‘
Notas para editores: el informe SOFI
El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el mundo es un informe anual elaborado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde 1999, supervisa y analiza el progreso mundial hacia la erradicación del hambre, la consecución de la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición. También ofrece un análisis en profundidad de los principales retos para alcanzar estos objetivos en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El informe está dirigido a un público amplio, que incluye responsables políticos, organizaciones internacionales, instituciones académicas y el público en general.
El tema de este año está en consonancia con la «Nueva Agenda Urbana» de la Asamblea General de las Naciones Unidas y complementará y orientará los debates del Foro Político de Alto Nivel de 2023, en particular sobre ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), y especialmente durante la serie de sesiones ministeriales de tres días de duración del Foro, que se celebrará del 17 al 19 de julio de 2023, y en el período previo a la Cumbre sobre los ODS de septiembre.
Glosario de términos:
Inseguridad alimentaria aguda: inseguridad alimentaria detectada en una zona específica en un momento determinado y de una gravedad tal que pone en peligro la vida o los medios de subsistencia, o ambos, independientemente de las causas, el contexto o la duración. Tiene relevancia para proporcionar orientación estratégica a las acciones que se centran en objetivos a corto plazo para prevenir, mitigar o disminuir la inseguridad alimentaria aguda grave. Este indicador se utiliza en el Informe mundial sobre crisis alimentarias (FSIN y Red mundial contra las crisis alimentarias. 2023).
Hambre: sensación incómoda o dolorosa causada por la insuficiencia de energía procedente de la dieta. En este informe, el término hambre es sinónimo de subnutrición crónica y se mide por la prevalencia de la subnutrición (PoU).
Malnutrición: estado fisiológico anormal causado por una ingesta inadecuada, desequilibrada o excesiva de macronutrientes y/o micronutrientes. La malnutrición incluye tanto la desnutrición (retraso del crecimiento y desnutrición aguda infantil, y carencias de vitaminas y minerales), como el sobrepeso y la obesidad.
Inseguridad alimentaria moderada: nivel de gravedad de la inseguridad alimentaria en el que las personas se enfrentan a incertidumbres sobre su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a reducir, en ocasiones a lo largo del año, la calidad y/o la cantidad de alimentos que consumen debido a la falta de dinero u otros recursos. Se refiere a la falta de acceso constante a los alimentos, lo que disminuye la calidad de la dieta y altera los patrones alimentarios normales. Se mide con la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria y contribuye a seguir el progreso hacia la Meta 2.1 de los ODS (Indicador 2.1.2).
Inseguridad alimentaria grave: nivel de gravedad de la inseguridad alimentaria en el que, en algún momento del año, las personas se han quedado sin alimentos, han pasado hambre y, en el caso más extremo, han estado sin comer durante un día o más. Se mide con la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria y contribuye a seguir el progreso hacia la Meta 2.1 de los ODS (Indicador 2.1.2).
Subalimentación: condición en la que el consumo habitual de alimentos de un individuo es insuficiente para proporcionar la cantidad de energía alimentaria necesaria para mantener una vida normal, activa y saludable. La prevalencia de la subalimentación se utiliza para medir el hambre y el progreso hacia la Meta 2.1 de los ODS (Indicador 2.1.1).
Para contribuir al trabajo de UNICEF en desnutrición: https://www.unicef.es/hazte-socio-hambruna
Acerca de UNICEF
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