Estos lugares se consolidan como espacios de aprendizaje, inclusión y divulgación cultural en toda su red de centros, con la Biblioteca Central como eje vertebrador

La UNED ha celebrado el Día del Libro 2025 con la inauguración, en el vestíbulo de la Biblioteca Central, de la exposición Entre páginas, realizada en colaboración con la ONG AIDA. El acto, presidido por Javier Sanz Gozalo, vicerrector primero de la universidad, ha incluido la entrega del Premio del Concurso de Microrrelatos y un recital musical inspirado en la obra Mrs. Dalloway de Virginia Woolf, interpretado por el Grupo de Innovación Docente INME-3L.

 

El acto ha contado con la participación de la vicerrectora de Internacionalización, Laura Alba-Juez; el decano de la Facultad de Filología, Rubén Chacón Beltrán; la directora de la Biblioteca, Isabel Calzas González; y el presidente de la ONG AIDA, Javier Gila Lorenzo. Elodia Hernández, responsable de Actividades Culturales de la Biblioteca y presentadora del acto, ha destacado que «la exposición Entre páginas ha sido realizada con materiales encontrados en libros donados a AIDA”. Alba-Juez ha sido la encargada de entregar el accésit del Concurso de Microrrelatos a Luz Montero Espuela, por su obra Triada. Por su parte, Sanz Gozalo ha hecho entrega del Premio al ganador del certamen, Ambrosio Sánchez de Ribera Pecci, por la obra titulada La saca.

 

La Biblioteca Central: un centro vivo de aprendizaje y cultura

Actos como este resaltan que la Biblioteca Central de la UNED no es solo un lugar para el estudio, sino un verdadero motor cultural. «En lo que respecta a las actividades culturales, su importancia en el panorama cultural madrileño es modesta, porque su vocación es nacional», señala Elodia Hernández, responsable de su programación cultural. Sin embargo, su repercusión es notable dentro de la comunidad universitaria: cada exposición se complementa con actividades paralelas y versiones digitales que se ofrecen a los centros asociados.

 

La planificación de cada Día del Libro comienza con meses de antelación. «Siempre programamos varias actividades: exposición, concurso y campaña de libros solidarios son fijas; y a ellas podemos añadir conferencias, mesas redondas o conciertos», explica Hernández. La exposición de este año se complementa, además, con una campaña de recogida de libros en colaboración con AIDA, una ONG dedicada al desarrollo sostenible mediante el fomento de la lectura.

 

Una red conectada y cohesionada

Desde la Biblioteca Central se coordina una extensa red de bibliotecas distribuidas en los centros asociados de la UNED por todo el territorio nacional. “Compartimos un mismo sistema de gestión bibliotecaria que permite acceder a una información global, algo esencial ahora que los recursos electrónicos tienen tanto peso”, explica Isabel Calzas, directora de la Biblioteca Central. “Además, contamos con un jefe de servicio específico para la cooperación con bibliotecas de centros asociados, reuniones bianuales, formación continua y una app que permite a los usuarios conectarse con la biblioteca de su centro, estén donde estén”.

 

Jesús de Andrés, vicerrector de Centros Asociados de la UNED, destaca el papel de las bibliotecas de los centros UNED -hay una por cada centro y, en algunos casos, algunas más modestas en las Aulas-: “Las bibliotecas son parte esencial de nuestros Centros Asociados. Son la pieza, junto a las tutorías y las actividades culturales y de Extensión Universitaria, que les hacen ser Universidad”. Uno de los objetivos del Vicerrectorado es precisamente potenciar el papel de estas bibliotecas: “Desde hace tres años hemos puesto en marcha un programa que incluye la celebración de jornadas de buenas prácticas realizadas en nuestras bibliotecas, distintos cursos de formación sobre el mundo de las bibliotecas o la celebración de un curso de verano específico sobre bibliotecas”, explica De Andrés.

 

Para Calzas, las bibliotecas de la UNED se enfrentan hoy a un reto fascinante: “Se han transformado, adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad. Son mucho más que almacenes de libros. Se reimaginan como espacios de socialización, acogida e inspiración. Son centros vivos de aprendizaje, cultura y comunidad”.

 

Uno de los mejores ejemplos de este modelo de biblioteca integradora y cultural lo encontramos en UNED Teruel, cuyo centro ha sido galardonado en varias ocasiones por su labor bibliotecaria. “Desde su fundación, la biblioteca ha sido un pilar fundamental del centro”, explica su directora, Raquel Arribas. “Une su carácter universitario al de biblioteca pública, abierta a cualquier ciudadano”.

 

Ana Ubé, bibliotecaria de UNED Teruel y Premio BÚHO 2009, destaca la labor social de su equipo: “Además del préstamo de libros y los cursos de formación en búsqueda de información, realizamos exposiciones, encuentros con autores, jornadas de puertas abiertas, concursos y colaboraciones con centros educativos. Nuestro Club de Lectura, que comenzó en 2007, es un referente cultural en la provincia”.

 

Este año, la biblioteca de Teruel celebra el Día del Libro con una exposición bibliográfica dedicada a Jane Austen y Antonio Machado. “Son dos autores cuyo legado sigue iluminando a generaciones de lectores”, apuntan desde el centro. “Porque leer es un viaje, una forma de entender el mundo y una celebración del conocimiento. Y no hay mejor ocasión que el Día del Libro para honrar a quienes han hecho de la literatura un arte inmortal”.

 

La conexión con la Biblioteca Central también es clave. “Mantenemos una estrecha colaboración, especialmente con el préstamo interbibliotecario y el trabajo en un catálogo único. Las reuniones bianuales y el apoyo constante que recibimos nos permiten ofrecer un servicio profesional, actualizado y perfectamente adaptado a las necesidades de nuestros usuarios”.

 

Bibliotecas que miran al futuro

El valor de las bibliotecas de la UNED va más allá del libro como objeto. Como señala Isabel Calzas, “las bibliotecas actuales deben reinventarse constantemente. En los últimos años nos enfrentamos a desafíos como la irrupción de la inteligencia artificial, las fake news o el cambio de hábitos tras la pandemia. Todo ello nos obliga a replantear nuestro presente y nuestro futuro”. Pero, sin duda, siguen siendo lugares imprescindibles: accesibles, transformadores y profundamente humanos.

 

“Este papel es especialmente importante en un mundo cada vez más digital y conectado, donde el concepto de tercer lugar, un espacio neutral e inclusivo donde las personas pueden reunirse, interactuar y aprender fuera de sus hogares y lugares de trabajo y en el que las interacciones cara a cara son cada vez más valiosas, cobra especial relevancia”, concluye Calzas.